La tormenta perfecta: la crisis socioeconómica en EE.UU. que Trump podría agravar

Estados Unidos, una vez considerada la principal potencia económica y militar del mundo, se encuentra en medio de una crisis multidimensional que amenaza con desestabilizar su tejido social y económico. A medida que el país enfrenta un creciente descontento social, la figura de Donald Trump emerge como un catalizador que podría intensificar estos problemas.
Pobreza, indigencia y desigualdad
A pesar de ser la primera economía del mundo en términos nominales, EE.UU. presenta niveles de pobreza alarmantes. Según el U.S. Census Bureau (2023), 38 millones de personas, es decir, el 11,5% de la población, viven por debajo de la línea de pobreza. La situación es aún más preocupante en el caso de los niños, con una pobreza infantil que afecta al 12,5% de los menores.
La deslocalización de fábricas, impulsada por el libre comercio desde la década de 1990, ha contribuido a esta crisis. Desde la implementación del TLCAN en 1994, se han cerrado más de 90,000 fábricas, lo que ha cambiado el panorama electoral y social del país. En las elecciones de 2016 y 2024, Trump capitalizó este descontento al arrebatar a los demócratas estados clave del «Cinturón del Óxido».
La desigualdad de ingresos se ha disparado, con el 1% más rico acumulando el 32,3% de la riqueza nacional, mientras que el 50% más pobre solo posee un 2,6% (Reserva Federal, 2023). Esta situación se ha visto agravada por la pandemia de COVID-19, que ha dejado a millones sin empleo y dependientes de ayudas estatales temporales.
Crisis habitacional
La crisis de las hipotecas subprime de 2008 puso de relieve el problema del acceso a la vivienda. En 2023, 653,000 personas se encontraban sin hogar, un aumento del 12% respecto al año anterior. Las ciudades como Los Ángeles y Nueva York enfrentan cifras récord de indigencia, exacerbadas por el alto costo de la vivienda y el estancamiento del salario mínimo. El precio medio de una vivienda alcanzó los 420,800 dólares en 2024, un aumento del 47% desde 2019.
Violencia y criminalidad
EE.UU. continúa siendo el país con más armas per cápita y una de las tasas de homicidio más altas entre las naciones desarrolladas. En 2023, se registraron más de 48,000 muertes por armas de fuego. La violencia armada, incluyendo más de 650 tiroteos masivos, es una constante que afecta la vida cotidiana de muchos estadounidenses.
Crisis de salud pública y epidemia de opioides
El sistema de salud en EE.UU. es el más caro del mundo, pero sigue siendo inaccesible para amplios sectores de la población. 30 millones de personas carecen de seguro médico, y el 66,5% de las bancarrotas personales se deben a deudas médicas. La esperanza de vida ha caído a 77,5 años en 2023, y la crisis de opioides ha llevado a más de 107,000 muertes por sobredosis.
Endeudamiento estudiantil
La educación superior se ha convertido en una trampa financiera, con la deuda estudiantil superando los 1,7 billones de dólares. Más de 45 millones de estadounidenses enfrentan pagos que se extienden por décadas, lo que retrasa la compra de viviendas y el ahorro para la jubilación.
Crisis migratoria e ilegalidad
La inmigración ha sido un tema central en el discurso político de Trump. Se estima que entre 11 y 12 millones de inmigrantes indocumentados residen en EE.UU. El discurso xenófobo y racista ha fomentado la división social, dificultando la unidad entre los trabajadores.
Frustración social y descontento actual
Trump ha sabido capitalizar el descontento social, logrando mejorar sus índices de aprobación entre los hispanos a pesar de su retórica antiinmigrante. La creciente desigualdad y el alto costo de la vida han pesado más que otros factores en las decisiones electorales.
Estados Unidos se encuentra en una encrucijada crítica. La combinación de pobreza, violencia, adicciones y un sistema de salud colapsado refleja un modelo que beneficia a una minoría. Sin reformas estructurales profundas, las tensiones sociales probablemente se intensificarán, y las políticas de ajuste de Trump solo servirán para agravar la crisis. En un entorno marcado por la polarización, el futuro del «sueño americano» parece más incierto que nunca.