La subversión político-ideológica en el contexto actual

La guerra, desde hace mucho se sabe y se repite en definiciones, es ante todo un fenómeno político y no exclusivamente militar. La Guerra No Convencional son instrumentos políticos y no solamente militares, donde el lugar y papel de las ideas, modelos, formas de pensar y actuar, la cultura en general, pasan a primeros planos, empleando tonos engañosos que pretenden dar la apariencia de fenómenos “benignos”[1].
Es la Guerra No Convencional, la subversión en general y dentro de ella la subversión político- ideológica. Se realiza a través de la guerra psicológica e ideológica, las que de conjunto conforman la guerra cultural. En su base subversiva está el logro de estados de insatisfacción política, económica, social y, sobre su base, escalar nuevos peldaños, incidir en el cambio de formas de pensar, fomentar aspiraciones ajenas y que vean en ellas y las asuman como formas de autorrealización personal. También que las identifiquen con estados de libertad e independencia, alteraciones de valores y de sus jerarquías, reformas o transformaciones en las concepciones ideológicas en la cual se sustenta la estabilidad y el futuro de la nación.
Por su parte, los investigadores Nelson García Iturbe y Osvaldo Sotolongo, en su libro Subversión política e ideológica. Made in USA, refieren que:
La Subversión Político-ideológica (en lo adelante, SPI) es una modalidad en la actividad del enemigo dirigida a actuar sobre la conciencia de las personas, grupos, sectores de la sociedad o la población, con el propósito de inducirlos a adoptar conductas o realizar acciones que apunten en la dirección de revertir el régimen socialista, creando un sentimiento opositor como base social necesaria destinada para socavar desde dentro nuestra sociedad y tomar el poder político con el objetivo de transformar el sistema sociopolítico y económico vigente.
En esta definición se hace evidente, aunque no son los únicos, que el sector de la cultura artística y el de la educación ocupan dicha guerra un lugar preferencial. La SPI transita por aspectos y conceptos imprescindibles para su efectividad, no basta con la propaganda para ejercer influencia sobre la población, sino que resulta necesario para el imperio que esta se enfoque y penetre los sentimientos, las motivaciones, así como la ideología y la mente de los hombres a quienes va dirigida, surgiendo así la guerra psicológica.
Más que una guerra…

La “guerra psicológica es la estrategia así denominada que despliegan los servicios especiales de los Estados Unidos y la OTAN dirigida a desencadenar la contrarrevolución enmascarada en el interior de las naciones consideradas enemigas u hostiles[2].
La “guerra cultural”, segúnGolinger, es: “La batalla de las ideas dentro de los sectores culturales y educativos. Las tácticas incluyen la infiltración y penetración de las universidades, industrias de cine, arte, bellas artes y las artes visuales. Las herramientas para conquistar los cerebros son variadas”.
Es una forma de manifestación de violencia política, promovida por el imperialismo cultural con la finalidad del control de las mentes y la conquista del corazón de individuos, grupos y naciones, que pretende sustituir, destruir, implantar u homogenizar la cultura de un sujeto de identidad por otra, que no siempre se corresponde con la de su portador, sino que este, como tendencia, impone de forma ponderada valores seudo culturales. Abarca todos los niveles de la conciencia y de actividad de una sociedad dada. Moviliza, además, instrumentos y recursos de las esferas de la vida social: políticos, morales, económicos, jurídicos, científicos, intelectuales, estéticos.
En el libro El Arte de la Inteligencia, escrito por el exdirector de la CIA, Allen Dulles, (1953), se enunciaban algunos de los métodos que serían empleados para provocar el derrumbe, por implosión, de la Unión Soviética.
Debemos lograr que los agredidos nos reciban con los brazos abiertos […] Estamos hablando de ciencia, de una ciencia para ganar en un nuevo escenario la mente de los hombres. Antes que los portaaviones y los misiles, llegan los símbolos, los que venderemos como universales, glamorosos, modernos, heraldos de la eterna juventud y la felicidad ilimitada.
La Circular de Entrenamiento 18-01 de los Estados Unidos deja claro:
[…] La ideología servirá como convocatoria para la población a que se unan a la lucha. La ideología y la motivación para una insurgencia deben estar vinculadas. Si se desvinculan una de la otra, la contrainsurgencia estará solo en condiciones de atender reclamos individuales de una parte de sus miembros y romper la unidad de la insurgencia […].
En fin, que en la Guerra No Convencional, la guerra cultural no se circunscribe a una de sus formas, sino que abarca tanto la guerra psicológica, como la ideológica, aunadas en el fin supremo de la subversión política e ideológica.
[1] Barreiro Vázquez, R (2014). Subversión político ideológica y guerra cultural en tiempos de Guerra No Convencional.
[2] Valdés-Dapena Vivanco, J (2010). Guerra mediática contra Cuba.
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