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Un pueblo revolucionario no se deja manipular por campañas políticas del imperialismo y la contrarrevolución

Lo que los cubanos conocemos y nunca podemos olvidar:

Esta es la Revolución cubana victoriosa desde 1959 hasta siempre, realizada por el pueblo y defendida por la inmensa mayoría de los cubanos al precio que sea necesario.

Por eso nuestra respuesta revolucionaria ante esta nueva arremetida mediática contrarrevolucionaria, inducida por el momento histórico que vivimos y por el impacto negativo del contexto internacional e interno que los cubanos estamos atravesando, desde las 243 medidas de Trump contra nuestro país y los efectos económicos negativos de la pandemia de la Covid-19 que casi nos paralizó el país.

Las agresiones del Imperialismo yanqui y el bloqueo reforzado junto con la pandemia trajeron graves problemas de déficit financiero, contracción económica y carencias que la economía cubana no ha podido aún solucionar.

Ahora aparecen efectos directos y otros colaterales sobre la economía y la sociedad cubana, porque la situación financiera, del comercio, y de toda la Geopolítica Global Hegemónica del Imperialismo se está modificando: tensiones entre potencias, nuevos conflictos bélicos, inflación, y un clima de pre guerra mundial con énfasis en la carrera armamentista y la desconfianza política y diplomáticas al estilo de la Guerra Fría.

Lo nuevo, por su importancia estratégica y el uso eficiente de nuevas tecnologías, de las comunicaciones, la información y el espionaje, son depositarías de nuevas posibilidades para subversión político-ideológica, cuyo método principal está basado en destruir las bases culturales, espirituales, la memoria histórica y simbólica de los pueblos, con mecanismos de guerra psicológica «cognitiva» de 4ta y 5ta generación, así como la aplicación de la inteligencia artificial.

Ahora enfrentamos las agresiones mediáticas para generar más malestar y exhortar desconfianza, desesperanza y pedir manifestaciones, tratar de generar subversión y romper la unidad nacional de los cubanos.

Así estamos hoy los cubanos: por un lado tenemos los impactos acumulativos del bloqueo ilegal y reforzado con la condición de que «Cuba patrocina el terrorismo», una falacia espuria que da pretexto para un «tratamiento de país potencialmente enemigo».

Por eso es necesario partir de la historia y del análisis del contexto actual. De la génesis del diferendo histórico de los EE.UU. contra la Revolución cubana se ha hablado y escrito mucho. Vivimos un clima de economía de guerra y de nación asediada.

Tampoco negamos distorsiones y problemas internos de organización y gestión en el manejo de la crisis económica: inflación, atrasos en pagos a productores, descontrol, indisciplina laboral y tecnológicas, ilegalidades, casos de corrupción, atrasos en la solución de reclamos y planteamientos de la población, entre otras dificultades.

Pero la batalla que libra el pueblo y la dirección de la Revolución contra estos problemas en correspondencia con las políticas aprobadas, y el esfuerzo de miles de abnegados cuadros del Partido, el Estado, el gobierno y las organizaciones.

De todo esto nada dicen los operadores políticos del imperialismo yanqui y los ejemplares de la Contrarrevolución por ellos reclutados.

Con Guerra Mediática: mentiras y llamados al «enfrentamiento entre cubanos», jamás el Imperialismo derrotará a la Revolución Cubana.

No hay ningún «abrazo con la verdad», de aquellos que se han pasado al bando de los infidentes, o le han vendido el alma al Imperialismo, cuando son capaces sólo de parlotear, pinzar hechos, citas y nombres de personalidades políticas para descalificar a la dirección de la Revolución, desconociendo así la historia de dominación imperial de los EE.UU. contra nuestro heroico pueblo.

Sea cual sea la condición que ellos mismos se atribuyen, y el falso papel de supuestos defensores de «otra democracia mejor», que no es otra que la capitalista, los descalifica y descoloca de la vida real y de las luchas heroicas de nuestro pueblo.

Es por eso que insultan, que se repiten a sí mismos, que desprecian la resistencia y el trabajo duro de su propio pueblo, no reconocen sus logros, sacrificios y la lucha colectiva, la solidaridad a otros pueblos, los avances de la ciencia y la innovación.

No podrán nunca reconocer a los que estamos unidos en resistencia creativa, por la soberanía nacional y por mantener principios políticos de justicia social y democracia socialista inclusiva y participativa del pueblo, refrendada en la Constitución, el Código de las Familias, políticas de igualdad de género, racial, de adelanto de la mujer.

Los enemigos de la Revolución cubana se quedaron y se quedarán siempre con las ganas de subvertir el orden y la tranquilidad ciudadana, apostando siempre a que el «pueblo dejará de estar unidos y resistir».

Cuando vemos cómo desde los EE.UU. y desde aquí también se invita a la violencia, disturbios de una parte del pueblo contra la dirección de esta Revolución, de la cual es el pueblo su depositario, da pena ese tipo de actitud traidora y manifestaciones ilegales a las cuales les debemos dar una respuesta enérgica y aplicar las leyes.

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