Un acercamiento a la movilidad de los trabajadores cubanos –en revolución- hacia las fuentes de empleo

Para nadie en Cuba es un secreto hoy que, dentro de los múltiples y complejos problemas que necesitan de toda nuestra atención, al calor de los acuerdos del VII Congreso del PCC y de los ratificados Objetivos de la Primera Conferencia Nacional del partido, se encuentra el comportamiento de la dinámica del empleo a lo largo y ancho de nuestro país.
En su histórico alegato de autodefensa: La Historia me Absolverá, nuestro Comandante en Jefe se refería a la precaria situación del empleo en la Cuba de entonces. Al triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959 el pueblo avizoró un cauce para nuevas oportunidades de trabajo digno, con garantías absolutas de remuneración estable y decorosa, exenta de explotación y, por el contrario, plena de justicia social y de oportunidades para la superación individual y el desarrollo de todas las capacidades de quienes lo desearan.
Fue así que, en la primera década de la revolución cubana, se produjo el primer reacomodo de la fuerza laboral, en cuyo marco tuvo lugar el éxodo de importantes cifras de trabajadores agrícolas y de otros sectores, hacia nuevas fuentes de empleo creadas por los planes de desarrollo de la naciente Revolución Socialista.
La Revolución Cultural iniciada con el paso de los cuarteles a escuelas, la educación general gratuita, el masivo plan de becas y la exitosa Campaña de alfabetización; junto al desarrollo de la Cultura y el Deporte como derechos del pueblo, condicionaron la formación de la primera oleada de intelectuales, fruto de la política de la revolución cubana.
Esto acrecentó el flujo de jóvenes del campo hacia la ciudad y el incesante reacomodo de la fuerza laboral que ahora veía surgir planes económicos y ramas enteramente nuevas en la producción y los servicios. A lo cual se añade la premonición temprana del líder de la revolución de que nuestra patria sería un país de hombres de ciencia.
Al inicio del periodo especial en 1991, ante el impacto de la severa crisis económica provocada por el derrumbe del Campo socialista y la desintegración de la URSS, se produce un caótico proceso de “reacomodo” interno de la fuerza laboral en nuestro país. Ahora este, segundo éxodo interno tenía lugar hacia la economía emergente, derivada de las medidas tomadas para paliar la crisis y preservar las conquistas sociales y económicas fundamentales alcanzadas en años anteriores, al tiempo que trazábamos una nueva estrategia de desarrollo amparada en el aprovechamiento de la riqueza fundamental creada por la revolución: el capital humano.
Los impactos de periodo especial fueron muchos en el orden económico y en la conciencia y el comportamiento de los cubanos. Nuestro pueblo fue capaz de soportar enormes sacrificios y carencias en aras de preservar nuestra revolución; así como las crecientes agresiones y el reforzamiento del bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos.
Aprendimos a compartir lo poco que teníamos y comenzamos el difícil camino de la recuperación y el desarrollo sobre la base de una economía de los servicios y potenciando la integración con los pueblos hermanos de la región y los vínculos comerciales con muchos países amigos.
No obstante, el drenaje de profesionales y demás trabajadores hacia las nuevas oportunidades de trabajo que se gestaron en Cuba, desde los años 90 hacia acá, nos ocasionaron no pocos déficits de fuerza calificada en esferas sensibles de la economía.
Al mismo tiempo, la búsqueda de alternativas de empleo y de preservar el trabajo como un derecho inalienable de cada cubano, nos condujeron al reforzamiento de plantillas infladas y baja productividad del trabajo; todo ello agravado por la falta de materias primas, financiamiento y mercados para producciones importantes.
Se produjo entonces una creciente estratificación laboral cuyos frutos generaron una dinámica social más compleja.
Ahora, el proceso de implementación de los Lineamientos del VIII Congreso del PCC nos conduce al perfeccionamiento profundo de nuestro modelo económico, para fortalecer y desarrollar la economía y garantizar la perdurabilidad histórica de nuestro socialismo.
En consecuencia, se realiza el reordenamiento de la fuerza laboral, la búsqueda de nuevos y mejores indicadores de eficiencia económica, de aprovechamiento y control de los recursos materiales y laborales y el desarrollo de nuestras exportaciones, entre otros muchos objetivos.
El despliegue del trabajo por cuenta propia y las cooperativas no agropecuarias vienen también a enriquecer el mosaico de nuevas oportunidades de desarrollo de las fuerzas productivas en nuestro país.
Debíamos haberlo potenciado así desde mucho antes. Llegó para perdurar y desarrollarse como forma económica que contribuirá activamente al desarrollo del país. La dirección de nuestra revolución trabaja también en el ordenamiento jurídico y la contemplación en él de todas las actuales y futuras medidas que iremos tomando, para bien de la economía y de nuestro pueblo.
Es cierto que ahora se está produciendo un nuevo éxodo laboral hacia el trabajo por cuenta propia. En un artículo publicado en una sección de Granma, el compañero A de la Barca Portilla nos alertaba, hace ya unos años, sobre su incidencia en los profesionales.
No podemos dejar de tener en cuenta este nuevo movimiento laboral y sus consecuencias. El mismo no sólo abarca a los profesionales, y tampoco nos remite sólo a uno o varios sectores de nuestra economía; es un fenómeno sumamente abarcador.
El Censo Nacional de septiembre del 2012 nos dio un adecuado diagnóstico de toda la estructura socio-clasista y de la economía y el estado real del estándar de vida de nuestro pueblo; hoy ya necesitamos el nuevo censo y poder trabajar con los resultados que este nos proporcione.
Al mismo tiempo, nos debe ayudar a trazar pautas para las medidas que debemos tomar en el marco de este quinquenio y en los años venideros. Es bueno alertar sobre este nuevo despliegue o «éxodo laboral interno» pues no vamos a referirnos aquí al que se direcciona hacia el exterior y sobre todo, cuando éste nos está afectando en empresas y centros de trabajos de alta prioridad estratégica, tanto productivas como de servicios, de los cuales no escapan ni los de educación y la salud.
De no tratarlo a tiempo, a la espera de que tengamos los niveles de recuperación óptima, de la economía, este mal nos puede ocasionar un costoso daño pues retardará nuestro avance.
Es previsible que la pujante política inversionista que, gradualmente irá acometiendo nuestro país, junto a la puesta en práctica de la Ley de Inversión Extranjera, necesiten la formación acelerada de técnicos medios y profesionales para, de este modo, paliar que tenga lugar una nueva espiral incontrolada de éxodo laboral.
También debemos tener confianza de que para cambiar todo lo que deba ser cambiado, en aras de perfeccionar y fortalecer nuestro socialismo; necesitamos tener conocimientos sobre la profunda y compleja crisis económico-financiera que atraviesa el mundo y sentido del momento histórico, para comprender que existen prioridades económicas que van primero pues nadie podía contemplar que en el 2020 se desataría la Pandemia Mundial de la Covid-19. Esta ha traído, junto a los daños humanos, enormes gastos y una aguda crisis económica global, de la cual aún todos los países, en particular los más pequeños y pobres del plante, sus nefastas consecuencias.
Tampoco los cubanos teníamos idea, pese a la naturaleza hegemónica del imperialismo y del acoso constante y el recrudecimiento del bloqueo de los EEUU contra Cuba, que, desde el 2017 hacia acá, se pudieran aplicar 243 medidas agresivas contra nuestro pueblo, reforzando a niveles insospechados el Bloqueo y aplicando el artículo 3 de la ley Hemls Burton e incluyéndonos en la lista de países ¨patrocinadores del terrorismo¨, precisamente a Cuba: uno de los países más solidarios del mundo, algo que ha quedado corroborado durante la Pandemia de la Covid-19.
Hoy nada ha cambiado, el gobierno actual de los EEUU, con J. Biden como Presidente de ese país, mantiene la política de su predecesor respecto a Cuba, alienta planes subversivos contra la Revolución Cubana Victoriosa y está trazando una política de reforzamiento de su dominación geopolítica regional, para América Latina, en particular contra Venezuela, Nicaragua y Cuba.
En tal contexto agresivo y desigual, con límites de extensión que se tornan, cada vez más expansivos, Cuba está trabajando por el control de la Covid-19, posee tres vacunas propias, resultados de la labor de los científicos cubanos, ha desarrollado otros dos candidatos vacunales, un proceso masivo de vacunación gratuita, con tres dosis y ahora una cuarta de refuerzo, más de una decena de nuevos medicamentos de última generación, etc.
Nos corresponde ahora la recuperación económica gradual del país, impulsar la aplicación de todas las políticas aprobadas en el 8vo Congreso del Partido, continuar perfeccionando y blindando jurídicamente el país, en correspondencia con nuestra Constitución y nuestro Estado Socialista de Derecho, continuar implementando Nueva Estrategia Económica y Social, corregir y perfeccionar la Tarea Ordenamiento Monetaria y Cambiaria, más los efectos negativos que trae consigo la actual inflación que la distorsiona.
La pirámide salarial se continuará potenciando, para bien de los que más aportan en nuestra sociedad; en ella los profesionales, los innovadores, científicos, etc irán paulatinamente alcanzando el nivel de vida que le es inherente a la elevada cuota de trabajo – con altos conocimientos y responsabilidad-, que brindan a la sociedad.
Se harán los cambios necesarios –hasta donde nos lo permita la fortaleza económica del país; reiteramos que tiene que ser un proceso gradual y con el cambio de mentalidad que necesitamos; la labor político-ideológica y la atención a los trabajadores en cada centro laboral; al tiempo que podamos restablecer el papel rector del principio de distribución socialista: De cada cual según sus necesidades, a cada cual según su trabajo -, para así lograr que los trabajadores y profesionales del sector estatal de la economía no se sientan estimulados a considerar las diferencias de ingresos personales como la causa fundamental de su éxodo fuera del país o hacia el trabajo por cuenta propia, cooperativas no agropecuarias, empresas mixtas, las nuevas inversiones que asumiremos con capital extranjero, etc que, necesariamente ocurrirá, pero de forma ordenada y atendiendo a las prioridades de desarrollo de cada territorio del país.
Más aún cuando esos cambios laborales, de un sector a otro, implican movilidad y reasentamientos poblacional. No albergo la menor duda de que lo lograremos.
Y ahora este intenso proceso de «reacomodo de la fuerza laboral», tiende a intensificarse con la crisis económica Pospandemia y también con el crecimiento del Sector No Estatal de la Economía Cubana, donde el trabajo por cuenta propia, las cooperativas no agropecuarias y también las Mipymes han surgido en un momemto de inflación, producto de la contracción en la producción, por escacez de productos, de materias primas y de combustible.
Todo lo anterior se revierte en una gran movilidad interna que lleva estudio y medidas para paliar sus efectos nocivos sobretodo en sectores priorizados del país. este es un desafío que, en la restructuración Macroeconómica y en las mediadas para solucionar distorisiones que aquejan a nuestra economía ya se estan comenzando a poner en práctica y será un proceso que abarcará todo el año 2024 y parte del que viene pues su implementación y resultados es un proceso complejo y tienen un caracter integral. Y en esa dirección se trabaja actualemte.