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De la economía, la política económica, en la transición al Socialismo y otros «aspectos»

La construcción del Socialismo es un proceso de «larga marcha», como dicen los chinos. Es, por definición leninista, un periodo que presupone creación política conscientemente dirigida a conquistar toda la justicia social posible.

En su despliegue hay que forjar, la base material de carácter social, pero también hay que lidiar con los remanentes del pensamiento y la presencia real del liberalismo económico propios de la actuación de la pequeña y mediana burguesía nacional. También tiene un nuevo marco jurídico, un tratamiento inclusivo y participativo social y la hegemonía del poder en el pueblo, expresada el sistema político de la dictadura del proletariado que es un Estado Socialista de Derecho.

Todo lo anterior no es excluyente, todo lo contrario, pues no impide que se manifiesten sus características de clase, el enriquecimiento individual y los rasgos propios de la gestión privada en una u otra actividad económica.

Hoy estamos ya ante la presencia del pensamiento económico liberal. Este penetra por muchos resquicios de la vida económica y social, no solo en la gestión, pues llega a impregnarse a nivel del imaginario popular que ve al sector no privado, con sus «palancas monetario mercantiles», y un «culto desmedido al dinero», cuestión esta que genera modos culturales de comportamiento, donde priman, por sobre las necesidades y demandas sociales, territorial y de país, el individualismo.

Lo descrito ralentiza la educación en valores universales y los propios de la sociedad socialista, que vamos, no sin grandes asimetrías y brechas, construyendo en Cuba, sobre todo en el terreno de las conquistas sociales: educación, salud, ciencia, deporte, cultura, y atención a proyectos de desarrollo económico enfocado a la preminencia de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción y los servicios.

El Che no se equivocó al profundizar en el estudio de la teoría revolucionario de la transformación de la sociedad humana hacia una nueva Formación Económica y Social que deje como cosa del pasado la explotación de una clase, cuya forma más bochornosa se expresa en la dictadura de los multimillonarios y en el orden económico internacional injusto y depredador de la riqueza de otros pueblos y países. Supo definirnos que esas «armas melladas», no porque no fueran necesarios y aportaran una parte del PIB, sino porque el grueso del esfuerzo estaría en la propiedad social.

Cuba no está en Asia, está bloqueada y agredida por la superpotencia imperialista hegemónica mundial, y no es ni China ni Vietnam. Por eso las comparaciones y el traslado acrítico de la experiencia y buenas prácticas a la realidad nuestra no puede traer consigo la falacia de que fue el “impulso del Capitalismo” los que promueven allá el desarrollo chino y vietnamita, y no las bases de la propiedad social, que sí predomina y caracteriza el Sistema económico y político bajo la conducción de sus respectivos partidos comunistas.

Todo esto y mucho más que será objeto de nuestros análisis, apropósito de la Nueva Ley de Empresa que será analizada en diciembre en la Asamblea Nacional del Poder Popular, es preciso debatir y contribuir con varias prevenciones de principios ideopolíticos que no se nos cuelen recetas liberales, que nos traigan crecimiento hoy y negación socialista mañana, en el orden de la conciencia y el comportamiento social.

Dicho de otro modo: Mientras más crecimiento y prosperidad material se nos entronice, como parte de la colonización cultural, la primacía de tener y tener, del atesoramiento de dinero en nuestros hoy «emprendedores» y el «vaciamiento de la conciencia» y de la actuación social responsable y solidaria que hoy caracteriza a la mayoría de ellos.

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