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Se repite la historia

A pesar de los fracasos anteriormente sufridos por Estados Unidos en sus intentos por derrocar al gobierno bolivariano de Venezuela, continúan haciendo lo mismo, porque su prepotencia imperial les impide respetar el derecho de cada país a trazar su propio camino. Lo mismo les sucedió con Cuba hace más de 60 años y como burros siguen sin aprender las lecciones de la historia.

El fallido golpe de Estado preparado contra Hugo Chávez Frías con su secuestro incluido, gestado desde el cuartel general de la CIA en Langley y los locales de la embajada yanqui en Caracas, y años más tarde el ridículo que hicieron con la farsa de Juan Guaidó, auto proclamado presidente de Venezuela, aceptado por la Unión Europea bajo las órdenes emitidas desde Washington, no les ha hecho cambiar de línea de trabajo, pues para Estados Unidos es inadmisible que existan países que se nieguen a arrodillarse a sus pies, como lastimosamente hacen muchos en América Latina e incluso en Europa.

Al no poder derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, a pesar de las campañas mediáticas para dañar su imagen, junto a una fuerte guerra económica para estrangular la economía y culparlo de la crisis interna; unido a los sabotajes y la construcción de una oposición interna, no han tenido otra opción que echarle mano a Edmundo González Urrutia, viejo colaborador, dócil y fácil de manipular, para oponerlo al gobierno chavista; aunque la verdadera ficha de los yanquis es María Corina Machado, quien tiene un amplio aval de colaboración con el Departamento de Estado y la CIA.

Es conocido que, para postularlo en las pasadas elecciones de julio del 2024, la maquinaria propagandística estadounidense gastó millones de dólares para movilizar a una parte de la población venezolana en contra de Maduro, incluso con apoyo de algunos países latinoamericanos y europeos, organizaciones al servicio de la CIA como la USAID y la NED, encargadas de repartir a manos llenas el dinero asignado.

En ese plan maestro contemplaron el no reconocimiento de la victoria de Maduro en las elecciones y diseñaron el esquema de las actas electorales, situación que no se le exige a ningún otro país pero que les sirvió de justificación para las acusaciones esgrimidas, a fin de apoyar a Edmundo González y darle argumento a los gobiernos latinoamericanos, que dicen no reconocer al gobierno de Maduro.

Los yanquis y sus aliados no dicen sola palabra del fiasco que se llevaron cuando reconocieron al farsante de Juan Guaidó y empujaron hasta el Parlamento Europeo a confeccionar una resolución en su apoyo, siendo recibido en el Capitolio con fuertes aplausos; ocuparon los edificios de las embajadas de Venezuela, le permitieron que se apropiara de empresas venezolanas en el exterior e incluso el dinero depositado en bancos extranjeros, robo a mano armada que llenaron los bolsillos de ese títere, que poco duró sin lograr apoyo popular, ni derrocar al gobierno constitucional.   

De los actos terroristas cometidos por la oposición encabezada por María Corina, ni una sola palabra de condena, al contrario, denominan a los ejecutores detenidos como “presos politicos”, algo a lo que están acostumbrados como hacen contra Cuba.

La falta de nuevas ideas del gobierno de Estados Unidos es evidente y lo que ahora repiten contra Venezuela con sus presiones a los gobiernos de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, para que no reconozcan al gobierno de Maduro, ya lo hicieron contra Cuba en 1962 cuando lograron expulsarla de la OEA, con la ilusión de cercarla y evitar un apoyo continental, a lo que igualmente obligaron a algunos aliados de la OTAN, sin poder doblegar a los cubanos y menos derrocar la Revolución.

Años más tarde, con la desclasificación de la conocida Operación Mangosta, el más amplio y abarcador plan subversivo estructurado contra Cuba, se pudo conocer cómo esa tarea de expulsarla de la OEA fue diseñada por el gobierno yanqui, quien exige libertad de pensamiento y democracia a otros, mientras ellos ejecutan actos violatorios de todos los derechos humanos y las libertades.  

Leer esa Operación es como si se estuviera viviendo lo que ahora aplican contra Venezuela, es una copia casi idéntica de lo diseñado contra la Revolución cubana hace 62 años.

En Mangosta se afirma sin el menor respeto a la democracia:

“La Operación está dirigida a provocar una rebelión del pueblo cubano. Esta sublevación derrocará al régimen comunista e instaurará un nuevo gobierno con el cual Estados Unidos pueda vivir en paz”.

“El Departamento de Estado ha diseñado un esquema liberal. La CIA está elaborando una firme plataforma con esos puntos de vista para que los cubanos que operarán en Cuba, estén dispuestos a arriesgar sus vidas y sobre lo cual se puede generar un apoyo popular”.

“El Departamento de Estado está concentrando sus esfuerzos en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, la cual comenzará el 22 de enero 1962, donde se espera obtener un amplio respaldo del hemisferio occidental, para las resoluciones de la OEA que condenen a Cuba y la aíslen del resto del hemisferioName=n1070; HotwordStyle=BookDefault; . Se está considerando una resolución solidaria, mediante la cual OEA ofrezca alivio directo al angustiado pueblo cubano (similar a la de EE.UU. para Rusia, de 1919-20), como un medio para lograr la simpatía del pueblo cubano, sin tener que reconocer al gobierno comunista”.

“La reunión de la OEA será apoyada por demostraciones públicas en América Latina, generadas por la CIA y las campañas psicológicas asistidas por la Agencia de Información de Estados Unidos. La mayor tarea para nuestra hábil diplomacia es alentar a los líderes latinoamericanos a desarrollar operaciones independientes similares a este Proyecto, buscando una rebelión interna del pueblo cubano contra el régimen comunista”.

“…La CIA prepara operaciones clandestinas necesarias contra Cuba y marcha hacia su perfeccionamiento. Después de este estudio, la CIA ha concluido que su papel real será la de crear la ilusión de un movimiento popular que gana apoyo exterior y ayudar a establecer un clima que permitirá actos provocativos en apoyo a un cambio hacia una acción abierta…”

“…La CIA incluirá la cobertura de inteligencia a través de terceros países, particularmente aquellos que mantienen relaciones diplomáticas con Cuba”.

“La CIA completará los planes para las acciones encubiertas y de engaño, para ayudar a dividir el régimen comunista en Cuba. Son colaboradores en esto los departamentos de Defensa, de Estado y el FBI”.

El mismo plan después de 62 años, pero ahora aplicado contra el pueblo venezolano, programa subversivo que también cuenta con personajillos que pasarán a la historia, igual de los que se plegaron a los yanquis para expulsar a Cuba de la OEA, con la fallida pretensión de cercarla diplomáticamente, algo que jamás pudieron alcanzar.

El terrorismo como arma predilecta de los yanquis, también está presente en estos días en Venezuela, pero el gobierno ha descubierto y detenido a mercenarios de varios países, que por dinero se prestan para cometer actos a fin de sembrar el miedo y causar la muerte de cientos de personas inocentes, como es la provocación que, con respaldo de Estados Unidos, planifica María Corina para el día antes de la toma de posesión del presidente Maduro, con la pretensión de convertirla en un enfrentamiento sangriento en las calles de Caracas.

El plan elaborado por Washington persigue apoyar con todo al nuevo títere y por eso fue recibido por el presidente Joe Biden, e incluso con Michael Waltz, asesor de Seguridad del próximo presidente Donald Trump. Además, los yanquis le financian a Edmundo la gira internacional que realiza para recabar apoyo de los presidentes Javier Milei de Argentina; Luis Lacalle Pou de Uruguay; Santiago Peña, presidente de Paraguay y los presidentes de Panamá y República Dominicana, como parte del show propagandístico con guión elaborado por el Departamento de Estado yanqui, prueba de la dependencia total a Estados Unidos del flamante títere.

No se equivocó José Martí cuando aseguró:

“Ancha tumba construye con sus propias manos las maldades”

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