Mientras nuestro pueblo hace enormes esfuerzos para recuperarse de los daños ocasionados por el huracán Ian, los laboratorios tóxicos de la Florida incrementan el discurso de odio, llaman a la violencia en las calles e intentan artificialmente crear una percepción de caos en las redes digitales.
El pueblo tiene derecho a expresarse y nuestras autoridades han demostrado la voluntad para escucharlos y atender sus legítimos reclamos. Pero ese malestar, esa incomodidad no pueden llevar a realizar acciones de indisciplina social como por ejemplo cerrar una calle, una avenida, una carretera, esto, lejos de ayudar, lo que hace es generar más problemas.
Se trata de una acción ilegal, impide el transito de los ciudadanos, la movilidad de las ambulancias, las pipas de combustible y los equipos para la recogida de escombros y otros servicios, por lo cual es constitutiva del delito por su impacto en el orden público y, además, por el empleo en algunos casos de menores de edad.
Pero que sean la solidaridad y la unidad, como siempre han caracterizado a los cubanos, las palabras centrales, las palabras de orden de estas horas tensas. Que aflore lo mejor de nuestra idiosincrasia, de nuestra identidad, de nuestra condición de cubanos.
