Mientras la administración estadounidense libra una intensa campaña diplomática para conseguir votos en contra, Cuba presentará este miércoles ante la Asamblea General de la ONU un informe demoledor que documenta la continuidad y el recrudecimiento sin precedentes del bloqueo económico, comercial y financiero que Washington mantiene desde hace más de seis décadas.
Ascienden a 7,556.1 millones de dólares los daños directos a la economía cubana entre marzo de 2024 y febrero de 2025, lo que representa un aumento del 49% respecto al período anterior. Esta cifra, sin embargo, es sólo la base de un exhaustivo recuento del costo humano de una política que La Habana califica de «genocida» y de «máxima presión».
Una arquitectura legal vigente y recrudecida
El informe subraya que el andamiaje legal del bloqueo se mantiene intacto y se aplica con rigor. Leyes como la Helms-Burton y la Torricelli continúan siendo los pilares de una estrategia que, según el texto, busca «asfixiar» la economía para «generar carencias y descontento». Aunque el presidente Joe Biden realizó algunos ajustes limitados en enero de 2025 –como sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo–, su sucesor, Donald Trump, los revirtió en su primer día de mandato.
La reinstauración de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, elaborada por el Departamento de Estado, como refiere el propio informe, ha tenido un efecto cascada:
Aislamiento financiero: Decenas de bancos internacionales han cortado relaciones con la Isla, paralizando transferencias para comprar alimentos, medicamentos y combustible.
Riesgo país elevado: Encarece todas las transacciones y disuade la inversión extranjera.
Golpe al turismo: Ciudadanos de 42 países pierden la exención de visa (ESTA) para entrar a EE.UU. si visitan Cuba, estrangulando una vital fuente de ingresos.
El rostro humano del bloqueo: salud, alimentación y educación
El capítulo más estremecedor del informe detalla el impacto en sectores sociales clave. La salud pública es la más golpeada. El documento enumera 22 ejemplos concretos de cómo el cerco impide el acceso a tecnologías y medicamentos, resultando en:
- 364 medicamentos en falta, el 56% del Cuadro Básico.
- Más de 94,700 pacientes en lista de espera quirúrgica, incluyendo 9,913 niños.
- Imposibilidad de adquirir prótesis aórticas, marcapasos, fármacos oncológicos de última generación y equipos para enfermedades raras.
El sector alimentario enfrenta una crisis «profunda y multifacética». La imposibilidad de contratar navieras y acceder a financiamiento ha interrumpido la llegada de suministros ya pagados, provocando inestabilidad en la Canasta familiar normada y déficits severos en productos básicos como leche, aceite, frijol y carne.
En educación, se reporta una afectación de 89.7 millones de dólares, con limitaciones para producir textos y materiales, y una grave escasez de recursos para la educación especial, como prótesis auditivas y máquinas Braille.
Campaña estadounidense y rechazo universal
La presentación del informe se produce en un contexto donde, según fuentes diplomáticas, Estados Unidos despliega una «agresiva campaña» para presionar a otros estados y obtener el mayor número posible de votos en contra de la resolución que exige el fin del bloqueo, que se votará en los próximos días.
Este esfuerzo de Washington contrasta con el «rechazo casi universal» que la política de bloqueo recibe año tras año. El informe recoge condenas de 187 naciones en la ONU, así como de múltiples gobiernos, parlamentos, expertos en derechos humanos y organizaciones regionales como la Unión Africana, la CELAC y el G77+China.
Mientras los embajadores en Nueva York se preparan para el debate, el informe cubano deja claro que, más allá de las cifras macroeconómicas, la batalla en la ONU es sobre el derecho de un pueblo a vivir sin lo que La Habana define como «el principal obstáculo para su desarrollo y el disfrute de sus derechos humanos más fundamentales».
