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Una vuelta más a la tuerca

Desde que el convicto Donald Trump asumió la presidencia del régimen de Estados Unidos, el nombrado secretario de Estado, Marco Rubio, no ha hecho otra cosa que seguir apretando el cuello del pueblo cubano, con la añeja y fracasada esperanza de ver las calles de la Isla desbordadas por las protestas populares contra el sistema socialista, viejo sueño que en 67 años no han logrado.

El desconocimiento sobre la historia de Cuba de este norteamericano descendiente de abuelos y padres cubanos, no le permite entender la naturaleza genética de su pueblo, ese que luchó por lograr su independencia y soberanía, hasta descalzo y casi desnudo, contra el preparado y bien armado ejército español, incluso resistió con ejemplar valentía la criminal reconcentración impuesta por el representante de España, Valeriano Weyler, algo similar a los campos de exterminio que años más tarde impuso Adolfo Hitler en Polonia y la URSS.

Por esa ignorancia no cesa de aplicar medidas que incrementan la guerra económica, comercial y financiera, sin evaluar sus múltiples fracasos en los últimos 67 años y los miles de millones de dólares malgastados.

La más reciente medida para seguir apretando la soga en el cuello de cubanas y cubanos, es la suspensión del envío de remesas desde Estados Unidos a Cuba, porque tratan por todos los medios que Cuba tenga acceso a las divisas que le permiten adquirir petróleo, alimentos, medicinas, transporte y sus piezas de repuesto, lo que resulta en el incremento de las penurias que sufre a diario el pueblo.

En febrero de este año 2025, la compañía Western Union suspendió sus transferencias hacia la Isla por las nuevas sanciones aplicadas por Trump y ahora lo hace Cubamax, agencia que tiene su sede principal en Hialeah, Miami, una de las más utilizadas por los cubanos radicados en Estados Unidos para enviar a sus familiares remesas, paquetes y otros servicios.

Estas crueles decisiones las pretenden justificar Marco con la falsa campaña de que el dinero va al ejército y no al pueblo, como si en Cuba y en otros países la ignorancia impida conocer la verdad, incluso plasmada en miles de documentos oficiales de Estados Unidos que lo exponen sin el menor sonrojo, como es el memorando del subsecretario de Estado Lester Mallory, del 6 de abril de 1960, unido a la conocida Operación Mangosta de 1962, que buscaba una rebelión del pueblo a partir de la guerra económica impuesta por ellos.

Es precisamente esa idea fija la que lleva a los yanquis a la aplicación de tantas sanciones, especialmente contra toda entrada de dinero como es el turismo, los servicios médicos cubanos y sus principales exportaciones, afectados notablemente por volver a incluir a Cuba en la lista que confecciona el Departamento de Estado, de supuestos países que patrocinan el terrorismo.

¿Quién es realmente el que patrocina el terrorismo internacional?

Sin la menor duda, Estados Unidos, país que reconoce los planes de asesinato a líderes extranjeros que no son de su agrado, expuesto en el Congreso en 1975, después que se vieran obligados a investigar esos planes ejecutados por la CIA, entre muchos actos probatorios de su naturaleza criminal, como las acciones de guerra biológica desarrollada en sus laboratorios para enfermar a miles de inocentes en el mundo.

El cinismo yanqui desborda la verdadera crueldad de su actuación, expuesta en un editorial publicado hace unos meses por la prensa de Miami, donde Marco Rubio expuso con total desvergüenza:

“La administración Trump está aumentando la presión sobre el régimen comunista que oprime a la nación insular de Cuba” […] “El régimen cubano ha apoyado durante mucho tiempo actos de terrorismo internacional” […] “Apoyamos los derechos humanos y las libertades fundamentales del pueblo cubano… Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso con el pueblo cubano”.

Al parecer este señor no ha leído un solo documento elaborado por gobiernos de los Estados Unidos, donde se exponen los planes terroristas que ellos ejecutan contra Cuba y otros países. Si su compromiso con los cubanos es incrementar sus necesidades y enfermedades, debe saber que le espera un rechazo completo del pueblo a sus medidas al estilo de Weyler.

¿Por qué no tiene el valor de decir que buscan la rebelión del pueblo contra el gobierno para justificar una intervención del ejército yanqui, como dicen sus propios documentos?

Un memorando confeccionado el 18 de julio de 1962, por el vice Director de la Oficina de Asuntos del Caribe y México, dirigido al entonces secretario Asistente de Estado para los asuntos latinoamericanos, referente a las futuras acciones de Estados Unidos hacia Cuba, exponen claramente sus verdaderos propósitos, que en nada han cambiado después de 63 años.

En el párrafo 6 de dicho documento se expone:

“La constante presión sobre el régimen cubano pudiera producir una desafección popular suficientemente amplia, una resistencia activa e intrigas a niveles gubernamentales altos, para provocar un cambio en el gobierno, o posiblemente crear una situación de virtual guerra civil, bajo circunstancias en las cuales pudiera mostrarse políticamente factibles para EE.UU. intervenir con fuerzas”.

Esa es la verdad que soslaya Marco Rubio, la ambición histórica del régimen yanqui de apoderarse de la Isla de Cuba.

Otro memorando fechado el 17 de agosto de 1962, dirigido al presidente J.F. Kennedy, por su representante Militar en la Operación Mangosta, le explica los logros alcanzados en la Fase 1 de la misma y afirma entre otros elementos:

El Grupo Especial Ampliado, del Consejo Nacional de Seguridad, ha revisado los resultados logrados en la Fase I (desde marzo hasta agosto de 1962) del Programa Mangosta.  El operativo prioritario en este período fue la adquisición de inteligencia dura, vinculada a la situación interna en Cuba, acompañada de acciones políticas económicas y encubiertas calculadas, para inspirar una revuelta en el área objetivo.

[…] “Las agencias responsables han trabajado vigorosamente para lograr estos objetivos, generando el más grande esfuerzo de inteligencia dirigida contra cualquier país del bloque soviético y atacando al país objetivo (Cuba) ampliamente en los frentes político, económico y psicológico. […] No obstante, a partir de lo que sabemos, percibimos que no existen probabilidades de un derrocamiento del gobierno por medios internos y sin la directa utilización de fuerzas militares de EE.UU.

Esta es la verdad sin enmascaramientos de la supuesta “ayuda” al pueblo cubano, como pretende edulcorar el incapaz que ahora está en el Departamento de Estado, personaje que requiere de Enviados Especiales, para asumir asuntos que históricamente acometen los verdaderos Secretarios de Estado del imperio. 

Sería recomendable que dedicara varias horas en la Biblioteca Kennedy y leyera algunos documentos de la Operación Mangosta, guardados en los archivos de la Seguridad Nacional, para que no haga tantos ridículos en su desempeño.

Muy claro fue José Martí cuando escribió:

“Nada hay más justo que dejar en punto de verdad las cosas de la historia”.

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