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Una mirada a la estructura y el comportamiento de la economía cubana actual

Entre los análisis de la economía cubana, a inicios de la Revolución victoriosa se destacan un grupo de rasgos comunes con las economías de los países denominados del Sur.

A su vez, hay particularidades que se fueron gestando a lo largo del crecimiento de producciones tradicionales y un comercio fundamentado, no solo con España, sino con una derivación hacia el sur de los EE.UU. y del área del Caribe, una vez que la naciente República de Cuba pasó a tener una dependencia económica y comercial, cada vez mayor con su vecino del norte, pero aprovechando la ventaja competitiva de la cercanía geográfica.

Solo una profunda Revolución podía transformar las asimetrías y distorsiones de la economía cubana de entonces. No obstante, se conoce el duro enfrentamiento de la nación cubana por ejercer su derecho a la autodeterminación y del bloqueo ilegal impuesto por el Imperialismo Yanqui al pueblo y las agresiones a que hemos estado sometidos hasta la actualidad.

Es por ello que hay problemas económicos estructurales que venimos arrastrando, unos con mayor preeminencia que otros y sin desconocer el daño que nos provocara el llamado Periodo Especial en Tiempos de Paz, en la década de los años 90 e inicios del presente siglo.

Hoy algunos de aquellos «vientos» aún están presentes con manifestaciones que no contribuyen al fortalecimiento de las políticas aprobadas y en particular de la Nueva Política Económica diseñada y mejorada en el VI, VII y VIII Congreso de nuestro Partido.

Tampoco el contexto internacional pospandemia Covid-19 y la crisis global que desatara, no ha sido marco propicio para el avance planificado en los planes económicos hasta el 2030.

Entre las principales distorsiones generales que hemos identificado como problemas, unos de más antigua data y otros más recientes y dónde interviene también la persecución económica, comercial y financiera de los EE.UU. contra nuestro país y el ponernos injustamente en la espuria lista de país patrocinador del terrorismo.

Entre los de carácter interno estamos lidiando con los siguientes:

  • La contracción productiva que la economía cubana sufrió en los años del 2020 al 2023 producto de la Covid-19 y de las 243 medidas del Imperialismo contra Cuba, que trajo consigo bajos niveles de productividad del trabajo, de comercialización de captación de divisas y de uso de las capacidades potenciales y de crecimiento de las mejoras tecnológicas y la inversión extranjera, a pesar de los esfuerzos de la dirección del país y el sector empresarial agrícola e industrial.
  • Aun cuando el balance de resultados en la esfera de los servicios es superior al productivo, hay un decrecimiento, donde el turismo y los servicios en el exterior tienen un peso importante y dónde la recesión financiera se hace sentir.
  • El endeudamiento financiero y las negociaciones para la renegociación de la deuda con los acreedores es otro aspecto a tener presente. Esto le imprime una enorme tensión a la economía y también al suministro de insumos y de productos que necesitamos para darle una respuesta a la factura anual de la «canasta básica» destinada a la distribución firmada.

En este aspecto de las deudas, pesa también aquellas que, producto del bloqueo de los EEUU, son a pagar en un corto plazo y altos intereses.

  • Ya habíamos apuntado que la inversión extranjera había decaído, pese a las facilidades que la unificación monetaria, la nueva tasa de 1×24 y la Nueva Ley de Inversiones.
  • El sector No Estatal crece, pero aún no lo hace en los renglones y la magnitud que necesita el país. Ya no se trata sólo de atrasos en los trámites de licencias, etc. Aquí se trata de buscar la participación real y necesaria, con proyectos concretos, con encadenamiento a planes de desarrollo local y potenciando las inversiones extranjeras y la exportación de producciones y servicios, siempre dentro del marco regulatorio de las leyes y uso de las ventajas de la bancarización.
  • Por último, solo vamos a incluir dos aspectos más: la necesidad de mejorar la utilización de los recursos naturales y humanos. En este sentido tenemos una debilidad estructural muy perjudicial: Se trata de la dependencia energética de combustibles fósiles que importamos. Es por ello que el cambio de la matriz energética del país es cuestión de seguridad nacional.
  • Para lograr transformaciones importantes en varios sectores de la economía hay que incrementar el uso de la ciencia y la innovación son otras prioridades fundamentales que sostienen nuestra heroica resistencia creativa y el ser humano en el centro de la atención de su Revolución.

A esto hay que agregar el potencial humano que debemos continuar fomentando, pese a la movilidad, interna y externa, de una parte de la población en edad laboral, la baja natalidad, el envejecimiento poblacional, el déficit habitacional y constructivo, y la necesidad de resolver los problemas de inflación y los bajos ingresos que no incentiven una mejor actitud ante el trabajo y mejoras en el nivel de vida de nuestro pueblo.

Es por estas necesidades de análisis en distorsiones y de aspectos estructurales de nuestra economía que debemos trabajar duro y cohesionados, para irla erradicando en cada sector, empresa y centro laboral y avanzar hacia la recuperación, el desarrollo y la prosperidad que debemos construir.

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