Las matemáticas, la economía y la moral en tiempo de crisis

Estamos viviendo tiempos difíciles: una etapa histórica de crisis estructural y sistémica del orden global económico financiero social, político, cultural y existencial de la humanidad creado por la formación económico social capitalista neoliberal vigente.
Esto significa mucho porque repercute, de un modo u otro, en la vida humana actual.
Esto quiere decir lo siguiente: cada nueva vida que nace, hembra o varón, en uno u otro país del mundo, «respira y abre sus ojitos» en medio de la etapa histórica que le ha tocado vivir.
En esta aguda crisis estructural y sistémica del Imperialismo, la brecha entre pobres y ricos se ensancha, crecen generaciones completas de individuos en aguda pobreza, se incrementan las desigualdades sociales, crecen como la mala hierba los conflictos bélicos, interétnicos, bilaterales entre naciones, regionales y la amenaza de una 3ra Guerra Mundial, se agudizan los problemas globales acumulados durante siglos por el saqueo de las riquezas naturales estratégicas de unos pocos países al resto del mundo, la depredación constante del Medio Ambiente y la amenaza de muerte del planeta Tierra, que los seres humanos cohabitamos.
Para colmo de males hay una cadena de hechos y manifestaciones que nos revelan que solo un cambio revolucionario profundo, realizado conscientemente y dirigido a la transformación radical de las actuales condiciones de vida podrá la humanidad salvarse de su auto holocausto existencial y pasar a una Formación Económico Social nueva: sin explotación de trabajo ajeno, sin apropiación privada de la riqueza creada por todos, una nueva cultura, un manejo racional y responsable del Medio Ambiente, una nueva ética política y social y dónde la dictadura global de los multimillonarios desaparezca de la faz de la Tierra.
Sólo entonces la relación entre las Matemáticas, la Economía y la moral (con los códigos que rigen el comportamiento humano en cada época histórica) no será la actual. Y es en la familia primero, en la escuela, en los centros laborales, los medios de comunicación, en las manifestaciones de la cultura y en todas las formas de la vida social dónde los seres humanos ejercitamos el bienestar personal y común, los valores y la moral.
Hoy crece el correlato proporcional entre el «atesoramiento de riquezas» la falta de ética, solidaridad, responsabilidad y amor al prójimo. A más riquezas, a más especulación, inflación y apropiación privada del trabajo ajeno, crecen los «polos de pobrezas» y las desigualdades entre los seres humanos.
Hoy lo vemos así: crecen directamente proporcional los precios de las «cosas» y también crece, el egoísmo, la «desvergüenza», el afán de lucro (tener más y más dinero y propiedades), la falsa creencia de que: ser rico es la meta que trae la felicidad, y sin embargo no es así, porque esa conducta sólo genera desigualdades y falta de solidaridad entre los seres humanos.