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Las “fábulas” sobre el Código de las Familias

Cuánto “chancleteo” cibernético no se encuentra uno en las redes sociales…A veces pienso que se han convertido en la extensión de la esquina de una cuadra cubana. Allí confluyen el obrero, el profesional serio, el chismoso… De estos últimos precisamente es de quienes quiero hablar, y de su tema más popular por estos días. Me refiero al Código de las Familias, ¿cuál si no?

Como todos conocemos, el documento será sometido a referendo el próximo domingo. Todos somos iguales ante las urnas. La opinión mía tiene el mismo valor que la suya, estimado lector. Sin embargo, no ha ocurrido la votación y ya quieren tildarla de fraude. Esa afirmación carece de lógica. Solo puede ocultar intenciones de tergiversar el acto popular del domingo. No importa lo que pase. Van a gritar a los cuatro vientos que todo fue un montaje.

A los ojos de estos personajes retorcidos, amos de la mentira, no existe mérito en ninguno de las acciones del gobierno revolucionario. El caso del Código de las Familias es un ejemplo suficientemente claro. ¿Quieren una ley más abarcadora e inclusiva que esta? Incluso así, han salido a señalarle supuestas manchas.

Recuerdo hace unos días la publicación de un joven diciendo que les habían orientado en el Colegio Electoral anular uno de cada cinco votos negativos. Enseguida quedó demostrada la falacia de sus palabras. Como él saltan algunos, siempre con la mentira y la manipulación en la punta de los labios. Qué vergüenza. Si van a atacarnos, al menos que sea con la verdad. ¿Por qué no lo hacen? No pueden.

Si en sus manos tuvieran un ataque válido contra la propuesta legal, hace rato lo hubieran hecho público. Se ven obligados a recurrir a influencers y shows banales, al “chisme de esquina” para buscar darse crédito. Han convertido el referendo en una cuestión política, polarizante. Solo los enemigos de la Revolución podían tratar de convertir un llamado a la unidad en causa de encono y rencillas.

Han querido politizar el Código de las Familias. “¿Le quitan la luz en su casa? Entonces vote no. ¿Tiene que hacer cola en la tienda de su localidad? Vote no. ¿El transporte está difícil? Vote no”. Eso es lo que dicen con otras palabras y diferentes rostros. Quieren verter cualquier malestar por la compleja situación que vive el país en la aprobación de este documento legal. Y me pregunto, ¿qué tiene que ver?

Si miramos más de cerca, sí que está relacionado. El Código de las Familias es resultado de un proceso democrático que ha durado meses. Las condiciones del sistema sociopolítico cubano lo han hecho posible. Sin Revolución no habría una herramienta legal como esta, donde el amor prima por encima de los bienes materiales.

Eso no lo quieren entender ellos, pretenden tapar la realidad con un dedo. Después de tanto sabotaje, tanta subversión, la sociedad cubana avanza. Y eso les duele.

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