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ESPECIALES

Iniciar un camino en rojo y blanco

Por Yunier Javier Sifonte Díaz, Thalía Fuentes Puebla, Marcelino Vázquez Hernández, Abel Padrón Padilla, Enrique González Díaz (Enro)

— “¡Margarita, correeee!” —grita la vecina con un ímpetu solo comparado con la llegada del arroz a la bodega.

— “A la Yabó que vive por la esquina de Tejas le queda un merendero dice, que ahora mismo se lo devolvieron y te lo deja a dos mil porque es a ti. Lo malo es que es de la princesa Sofía, y me dijiste que la niña lo quiere de Frozen, pero eso no es peo’ que rompa calzoncillos porque es rosadita. De niña, sí”.

Margarita respira. Que importa que el merendero sea de Sofía, de Frozen o de cualquier personaje de Disney, o si es rosa, azul o verde escarlata. Corre en busca del merendero en dos mil —por ser a ella como si no supiera que es la mentira más repetitiva de un vendedor— y respira dos veces, al entregar los dos billetes de mil y cuando tiene en sus manos el dichoso merendero, que, al fin y al cabo, es rosa como la mochila que le compró el papá.

***

En la última semana Nazly se ha probado el uniforme rojo vino más de cien veces. Le pide a su mamá las dos motonetas y los lazos rojos. Se pone las medias blancas a la altura de la rodilla que le regaló la tía de La Lisa, los zapatos negros de charol, de esos que ya no se venden y que tío Alberto sacó debajo de la tierra, y la mochila rosa que le compró su papá desde que comenzaron las vacaciones.

La emoción por empezar la escuela trasciende a Nazly y todos quieren ser parte del proceso. La abuela Juana sacó del fondo del closet un uniforme nuevo que compró cuando la niña tenía tres meses y aunque todos le dijeron que exageraba el tiempo paso en un abrir y cerrar de ojos. La abuela dice que ella y solo ella será quien practique con la niña los trazos que aprenda en el aula. Que le enseñara a rasgar y recortar y que también le pondrá estrellitas rojas cuando termine con éxito la tarea.

El abuelo Omar será el encargado de llevarla hasta la escuela todos los días, traerla a almorzar y regresarla a sus clases en la tarde. Hace una semana cogió tres mil pesos que tenía guardados en la gaveta y compró lazos, cintillos y hebillas de mariposas en los kiosquitos que hay por todo Monte.

La vecina del tercer piso le regaló un pomo casi nuevo para el agua, y el del refresco será el mismo del último año del Círculo. No está segura cuántos libros tiene que forrar este año, pero le dijo a la de los bajos que no se preocupara que ella le forraría los de su hijo que empieza en sexto. “¡No importa cuantos sean muchacha!, a mí me encanta eso”. Y cuando lo dijo la de los bajos suspiró como si le hubiesen quitado una carga de encima.

De domingo para lunes todos en la casa están expectantes. Nazly se lava los dientes y se acuesta temprano, aunque todos saben que poco dormirá, como si al otro día tuviera un viaje importante. Lo tiene; quizás el más importante.

Los abuelos y Margarita hacen bromas sobre lo sociable que es la niña, cuántos amigos hará el primer día y de cómo volverá loca a la maestra con sus miles de preguntas. Aguantan las carcajadas para no despertarla, aunque ella está en su cama con los ojos abiertos y brillantes. Minutos después el sueño gana la batalla. Detrás de la puerta está colgado el uniforme sin el menor pliege, perfectamente planchado.

Suena la alarma y corre al baño. Ha sido el único día en cinco años que no han tenido que despertarla insistentemente. “Ojalá y todos los días a partir de ahora sean así”, grita la abuela desde la cocina. La niña habla y habla sin parar mientras desayuna. Parece un papagayo.

Margarita toma de la mano a su hija. Los abuelos se paran en la puerta para decirle adiós. La besan y le desean suerte sabiendo que una niña alegre como ella no la necesitará. Nazly va brincando hasta la puerta de su nueva escuela. Los lazos casi son tan grandes como su cabeza. Las motonetas van de un lado a otro sincronizadas con los brincos. Suena el timbre. Comienza el curso escolar.

Estudiantes de la secundaria básica José de la Luz y Caballero durante el inicio del curso escolar 2024-2025. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate
Estudiantes de la secundaria básica José de la Luz y Caballero durante el inicio del curso escolar 2024-2025. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Curso escolar 2024-2025: Fiesta de alegría y color desde el corazón de Cuba

El Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara, en Santa Clara, recibió hoy una fiesta de color y alegría. Apenas apuntó el Sol sobre Cuba y la plaza se llenó de pañoletas, distintivos, sueños y emoción, en una actividad que se extendió por cada rincón de la Isla para recibir el nuevo curso escolar.

Con la presencia del Primer Ministro, Manuel Marrerl Cruz, del Viceprimer Ministro, Jorge Luis Perdomo Di Lella, y de Naima Trujillo, Ministra de Educación, Villa Clara recibió una jornada donde festeja la apertura de más 690 centros docentes y la llegada a ellos de más de 97 mil alumnos de todos los niveles de la enseñanza general.

En una bellísima actividad conducida por los propios pioneros y que incluyó tanto referencias a la historia como a la cultura nacional, Naima Trujillo resaltó el nuevo curso como una oportunidad de realizaciones y retos para todos, mientras llamó a aplicar un modelo de desarrollo pedagógico que asuma la educación y la ciencia para formar a ciudadanos íntegros y comprometidos con el proyecto de país.

“No podemos olvidar el ejemplo de Fidel para enfrentar los complejos retos de la actualidad. En tal sentido, tenemos la tarea de asumir la enseñanza de la historia como convicción de continuidad renovadora”, agregó.

De acuerdo a la Ms. C. Asley Curbelo, subdirectora provincial de educación en Villa Clara, entre los objetivos priorizados del nuevo curso aparecen la formación política ideológica, el avance en el tercer perfeccionamiento de la educación en Cuba y el empleo de la ciencia y la tecnología como parte del proceso formativo tanto de los nuevos profesores como de los alumnos.

Entre las fortalezas de Villa Clara para el nuevo curso destaca una cobertura docente de más del 94 por ciento, así como la apertura de casitas infantiles para ayudar a las madres trabajadoras y los resultados del Centro de Entrenamiento para Concursos, una institución que cada año coloca a estudiantes en olimpiadas internacionales de conocimientos.

Asimismo, los presentes resaltaron el valor de la escuela como centro cultural más importante de la comunidad, un llamado que busca romper muros y llevar la pasión, el esfuerzo y la voluntad de cada maestro a cada rincón de un país que los ama y los necesita.

Acto central por el inicio del curso escolar 2024-2025 en Villa Clara. Foto: Ramón Barreras/Vanguardia

Tomado de Cubadebate

Redacción Razones de Cuba

Trabajos periodísticos que revelan la continuidad de las acciones contra Cuba desde los Estados Unidos.

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