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Guerra no convencional: la amenaza silenciosa

Imagine un conflicto sin fronteras visibles, sin soldados uniformados y sin bombas que estallen en el cielo. Una guerra que se libra en las pantallas de los teléfonos, en el flujo de la información y en la estabilidad económica de un país. Esta es la esencia de la guerra no convencional, una estrategia de dominación que ha reemplazado en gran medida a los conflictos armados tradicionales.

Comprender sus mecanismos es fundamental para defender la soberanía en el siglo XXI, especialmente para Cuba, blanco histórico de estas tácticas por parte del gobierno de Estados Unidos.

¿Qué es la guerra no convencional? Un enemigo sin rostro

Según expertos en seguridad nacional y geopolítica, la guerra no convencional es una estrategia integral y prolongada destinada a subvertir el orden interno de un Estado soberano sin recurrir a una invasión militar directa.

A diferencia de la guerra convencional, en la guerra no convencional no se utilizan armas bélicas como son los fusiles y las bombas, ni implica el enfrentamiento directo de dos ejércitos militares en un campo de batalla. Su objetivo principal no es destruir la capacidad defensiva del enemigo, sino socavar su gobierno desde dentro, erosionando el apoyo popular, desestabilizando la economía y creando un clima de caos e ingobernabilidad.

Se trata de una guerra de desgaste que opera en el terreno de las ideas, las percepciones y la psiquis social. Utiliza tácticas que van más allá de lo militar, combinando herramientas económicas, mediáticas, psicológicas y cibernéticas. El fin último es provocar un «cambio de régimen» presentado como una consecuencia «espontánea» de la presión interna, encubriendo así la mano externa que orquesta la agresión.

Guerra no convencional vs. Guerra Convencional

La diferencia entre la guerra convencional y la guerra no convencional es abismal. La guerra convencional es clara: tiene bandos declarados, uniformes, campos de batalla y armas reconocibles. Está regulada, al menos en teoría, por leyes internacionales como los Convenios de Ginebra.

La guerra no convencional, por el contrario, es ambigua y difusa. No hay una declaración formal de guerra. Los «soldados» pueden ser blogueros, influencers en redes sociales o funcionarios de ONG financiados por potencias extranjeras. El campo de batalla no es una trinchera, sino el paisaje digital, la esfera económica y la psiquis colectiva de la ciudadanía. Su objetivo no es una victoria militar en el terreno, sino crear las condiciones para un «cambio de régimen» fomentando el descontento interno, la división y el caos.

La guerra convencional es visible y se rige por ciertas normas. La guerra no convencional, en cambio, es sigilosa y no reconoce reglas. Foto: Por la autora.

¿Cuáles son los tipos de guerra no convencional?

Existen varias formas de guerra no convencional, sin embargo, los expertos consideran que hay cuatro frentes principales:

  1. La guerra económica: Es el frente más evidente. Se materializa en bloqueos, sanciones financieras y obstáculos al comercio internacional. Su propósito es generar escasez, dificultar la vida cotidiana de los ciudadanos y fomentar el descontento para que sea dirigido contra su propio gobierno. El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba es el ejemplo paradigmático de este tipo de guerra.
  2. La guerra cognitiva: Este frente busca ganar la batalla de las narrativas. A través de medios de comunicación y plataformas digitales financiadas desde el exterior, se despliega una constante lluvia de información manipulada, noticias falsas (fake news) y campañas de desprestigio. El objetivo es sembrar la desesperanza, promover el individualismo sobre la solidaridad colectiva y crear una realidad alternativa donde el país aparezca como un «Estado fallido».
  3. La guerra cibernética: Un campo de batalla moderno y crítico. Incluye ataques a infraestructuras vitales (como el sistema eléctrico o de salud), hackeo de cuentas oficiales y la utilización masiva de «bots» y «trolls» en redes sociales para amplificar mensajes desestabilizadores, crear tendencias artificiales y atacar a figuras políticas e instituciones.
  4. La promoción de la subversión interna: Esta táctica consiste en identificar, financiar, asesorar y dar cobertura mediática a grupos internos que, de manera consciente o no, sirven a los intereses del agresor externo. Se presenta como «apoyo a la sociedad civil» o «defensa de los derechos humanos», pero su objetivo real es construir una fuerza política interna que funcione como caballo de Troya.

¿Por qué es más peligrosa una guerra no convencional?

La guerra no convencional representa una amenaza mayor que un conflicto abierto por varias razones profundas. Su naturaleza encubierta dificulta la atribución de responsabilidades, permitiendo al agresor negar su participación. Además, al no existir un «estado de guerra» declarado, la población puede no percibir la gravedad de la amenaza, lo que retrasa la respuesta defensiva.

Es una guerra de bajo costo para el agresor y de alto costo para el país víctima. Mientras un misil cuesta millones de dólares, una campaña en redes sociales es barata pero puede causar un daño social inmenso. Finalmente, es una guerra de desgaste generacional, diseñada para agotar la resistencia de un pueblo a lo largo de los años, minando su moral y su confianza en el futuro.

Cuba: blanco histórico de la guerra no convencional

Para los cubanos, el concepto de guerra no convencional no es teoría; es una realidad vivida durante décadas. Tras el fracaso de la invasión militar por Playa Girón en 1961, la estrategia de Estados Unidos contra la Revolución Cubana viró hacia una guerra no convencional multifacética y permanente.

El bloqueo es el pilar de la guerra económica. Las transmisiones de Radio y TV Martí son ejemplos clásicos de guerra mediática. En el siglo XXI, estas tácticas se han sofisticado. La creación de la llamada «Internet para los cubanos» o el destape de proyectos como ZunZuneo (una red social clandestina creada por USAID para generar inestabilidad) son pruebas documentales de la guerra no convencional en el ámbito digital. La asignación de fondos millonarios del gobierno estadounidense para «promover la democracia» en la isla no es más que el financiamiento oficial de la subversión interna.

Próximamente estaremos profundizando en como cada una las principales estrategias de guerra no convencional han sido utilizadas contra Cuba desde los primeros años de la Revolución.

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