«Fidel historia en Revolución»

¿Puede ser o no irreversible un proceso revolucionario?, ¿Qué hacer cuando los líderes que llevaron a cabo la Revolución cubana no estén entre nosotros?
La respuesta está en la conciencia de la militancia, en el Partido, esa es la garantía de la continuidad. No podemos olvidar los inicios de nuestra lucha por la independencia, el 10 de octubre de 1868.
Una dramática enfermedad invade el mundo, el capitalismo dominante promueve la violencia, el hambre, la discriminación, también el odio, la maldad. La peor fiera que pudiera existir en el orden político, social e histórico está a sólo 90 millas de nuestro país. A ello se impone la unidad de los revolucionarios.
Le corresponde a la dirección del Partido, proporcionar seguridad, certeza en el porvenir en una patria socialista; es esencial trabajar en ello con nuestra militancia.
“La Revolución y la historia serán muy exigentes con el Partido, aunque Revolución y Partido sean hoy la misma cosa. Habrán de ser igualmente exigentes con el Estado y la administración”.
En ocasiones hemos sufrido la amarga experiencia con dirigentes que no han sabido defender los intereses del pueblo con dignidad. Esto los revolucionarios no lo podemos permitir.
Fidel nos insta a que la vanguardia política se supere a sí misma. Cuba siempre ha reconocido el espíritu de abnegación en miles de compañeros. Nos corresponde trabajar más para erradicar las deficiencias y debilidades; defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio, con modestia, desinterés, altruismo y heroísmo.
La dimensión del compromiso histórico de nuestra organización política, se manifiesta en la exigencia con los hombres y mujeres que integran sus filas, a los cuadros, pero especialmente con los cuadros del Partido. “El Partido no es una organización de masas; el Partido es una selección, el Partido es una vanguardia.”
La moral, autoridad y el prestigio de los cuadros y militantes, hay que preservarla por encima de todo, siendo necesario, luchar con audacia, inteligencia y realismo. Fidel fue el primero en el combate, ejemplo de sacrificio y de revolucionario comunista. Nos enseñó a no mentir jamás ni violar principios éticos, a ser coherentes con la palabra y los hechos.
“El Partido tiene que nutrirse de los mejores valores, tiene que desarrollar las organizaciones de masas…pero no devenir en una organización de masas… Hay que fortalecer el aparato político. El Partido no administra. Orienta, dirige, impulsa, apoya, garantiza el cumplimiento de los planes de la Dirección de la Revolución en cada lugar”
El gobierno norteamericano, no cesa en agresiones y amenazas a nuestra patria, circunstancias más que suficientes para garantizar calidad y prestigio ante las masas. Las campañas enemigas, el bloqueo económico y las agresiones de todo tipo, así como la injerencia de los enemigos, pretenden que apliquemos un modelo pluripartidista, lo cual Fidel refuta al expresar:
“Pero tenemos un Partido, un solo Partido, como lo tuvo Martí, un Partido, uno solo para hacer la Revolución; y es necesario que en ese Partido quepan todos los patriotas, en ese Partido quepan todos los revolucionarios, que en ese Partido quepan todos los que quieren el progreso de su pueblo, todos los que defienden las ideas de justicia de nuestra Revolución, siempre y cuando, desde luego, aquellos que puedan tener alguna creencia religiosa acepten el programa y compartan todos los principios políticos y económicos de nuestro Partido, de todos los que participen de nuestra concepción socialista”.
Por ello no renunciaremos jamás a la opción martiana del partido único, ampliar los intercambios, vínculos con la población y los trabajadores, perfeccionar nuestra democracia, mejorar el clima de máxima confianza para discrepar con respeto, naturalidad y lo más importante, dar ejemplo dentro de las filas del Partido, para tener convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. “El Partido es hoy el alma de la Revolución Cubana”.
En tiempos como estos, ser acreedores de la condición de comunista, significa estar siempre dispuestos a combatir hasta el final, cumplir cualquier tarea que el Partido nos asigne, no habrá descanso ni cansancio en un militante, si aspira a merecer tan honroso título, como nos ha enseñado Fidel.
“Tenemos que levantar una montaña de acero, contra la cual se estrelle todo; tenemos que desarrollar un partido de acero; tenemos que asegurar la supervivencia de nuestra Revolución contra cualquier desvío, contra cualquier peligro, externo o interno, hoy, mañana y siempre “. De sus enseñanzas seguimos aprendiendo.
Fidel es insustituible, siempre estarán presentes sus ideas que han hecho posible levantar el bastión de dignidad y justicia que nuestro país representa. Sólo el Partido comunista puede ser heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder. Nuestra historia enseña desde las guerras de independencia hasta el presente, que mientras mayores sean las dificultades, más exigencia, disciplina y unidad se requieren. Unidad significa compartir el combate, los riesgos, los sacrificios, objetivos, conceptos y estrategias.
El concepto de Revolución, pronunciado por Fidel en tribuna abierta de la juventud el 1ero de mayo del 2000, en ocasión del “Día Internacional de los Trabajadores”, comenzó desde esos instantes a hacerse eco en el pueblo.
Lo expresado en su voz nos emocionó a todos, llegó a los sentimientos del pueblo, que lo admira, respeta y quiere, porque en él se ejemplifica cada rasgo de ese concepto. Su sabiduría, los aportes a la interpretación de la realidad cubana para la construcción de nuestro socialismo, evidencian que “Fidel es insustituible”, al igual que la Revolución.