fbpx
ESPECIALES

Una guerra permanente y silenciosa contra cada persona, que debemos enfrentar y vencer (Segunda parte)

Después de unas horas en cambio de actividad, he recibido el impacto de un apagón eléctrico, pero de mucho menor tiempo, bien temprano, con luz trabajo en casa, leo, ficho contenido, estudio, escribo. En este contexto, como había prometido continúo mi reflexión.

Un estudiante me preguntó si me había olvidado en el domingo, de un hecho de significado universal. Le respondí que no me faltó la presencia de Martí. Hoy la apelación a su imagen y palabra desbordan la capacidad cotidiana de empuñar la esencia martiana para retar realidades.

Ahora mientras releo un texto referencial, pienso en su vida de servicio a la Patria. Con toda autoridad el Apóstol nos reclama desde la aparente distancia temporal, con la cercanía de sus palabras, vigencia contemporánea.

¿Cómo y que hacer por Cuba?

En su medular Lectura del 24 de enero de 1880 en el Steck Hall neoyorquino, comenzó diciendo:

“El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente”.

El Héroe Nacional, en 1889, durante su batalla por aunar voluntades por una guerra justa, confirmaba una afirmación que ha estado vigente en todas las etapas de lucha del pueblo cubano por su libertad e independencia:

«Los cubanos hemos peleado como hombres y algunas veces como gigantes para ser libres”.

Después de su recorrido fundando conciencia, en el convite para la iniciada guerra necesaria, en la carta del 25 de marzo de 1895 a Federico Henríquez y Carvajal, nos convoca, nos exige, lo que fue norma de vida:

“Ahora hay que dar respeto y sentido humano y amable, al sacrificio”.

En lo particular me sucede como a Julio Antonio Mella, cuando en 1926 escribiera una profunda declaración en sus Glosas al pensamiento de José Martí, expresaba que ante él sentía “la misma emoción, el mismo temor, que se siente ante las cosas sobrenaturales”.

Cómo ayer, hoy es imprescindible recurrir a los humildes que hacen, y por los que se hace historia cada día, defendiendo el proyecto de nación escogido por la mayoría buena:

“No se da un paso en Cuba sin encontrar una virtud (…) En mi tierra hay todas las virtudes que se necesitan para hacerla por fin respetada y dichosa (…) porque la mayor parte de los cubanos somos buenos.”

Enfrentar y vencer el inmenso desafío que demanda el poderoso vecino que nos odia y desprecia, solo es posible si no olvidamos, la necesidad de unirnos los buenos cubanos, al respecto nos dice, Martí:

«(…) la Patria tiene hoy una gran necesidad, y es desertor el que no acuda hoy mismo a ella…De mi natural inquietud, nada le diré: sepa sólo que mi energía para obrar es tanta como mi prudencia para decidir. Ni me aloco, ni pierdo minuto. Es la revolución lo que tenemos que salvar…La revolución nos salvará. La revolución puede ser. La revolución crece».

La Revolución es y será la condición, la causa, el proyecto de vida, el futuro por horizonte, sobre ella cae la metralla imperial, como forma de guerra híbrida, guerra cognitiva, que utiliza la información como combustible, pero va mucho más allá de la mera información, está omnipresente en las actividades de la vida cotidiana.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba