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Estrategia secreta de EEUU para destruir a la Revolución Cubana

Parece que los gobiernos de los EE.UU. tienen adicción por las antigüedades, aunque estas los conduzcan, con frecuencia a errores catastróficos, como es el caso del derecho ciudadano, reconocido en su vetusta Constitución, para portar armas.

Así también sucede con la obsesión imperial de apropiarse de Cuba, desde el mismo surgimiento de la Unión, hasta que interfirieron en la guerra de liberación contra España. Allí sabotean por primera vez nuestra independencia, estableciendo una República falsa. Durante casi seis décadas hicieron de todo, incluyendo la muerte de miles de patriotas, para borrar nuestras ansias de libertad. Pero no lo lograron. El primero de enero de 1959 se cumplieron los sueños libertarios.

Con la visita del Comandante en Jefe a los EEUU, en mayo de 1959, el gobierno yanqui corroboró la «peligrosidad» del líder rebelde y el 6 abril de 1960, Lester DeWitt Mallory, Vice Secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos, recomendó, en un memorando secreto del Departamento de Estado, incitar al desengaño y al desaliento en Cuba.

En él se reconocía que: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales (…) hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba (…) una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Si el lector examinara el documento completo, desclasificado en la década de los 80 del siglo pasado, se percataría con facilidad de que, fieles a la tradición, el actual gobierno de los EE.UU., tal y como lo hizo #Trump, cumple al pie de la letra los veteranos preceptos de 1960.

¡Ah! Usted llegó a pensar que era algo novedoso y creativo lo que está pasando hoy. De eso nada. Es la misma política obsoleta que criticó Obama cuando intentó destruir la Revolución Cubana por otros medios, con la idea del «abrazo mortal».

La diferencia es que ahora, tras el fallecimiento del Comandante en Jefe y el traspaso de poderes de los líderes históricos a los dirigentes actuales, unido a la profunda e intensa crisis generada por la pandemia, atizada por más de 243 medidas adicionales de presión, chantaje y bloqueo, creyeron que había llegado el momento.

Una vez más fracasan, porque siempre la prepotencia imperial los enferma y nunca tienen en cuentan la capacidad de resistencia del pueblo, los valores educados por la Revolución Cubana y sus líderes, la inteligencia, conocimientos acumulados, la creatividad del cubano, la fidelidad a sus líderes, que el compañero Diaz-Canel se ha ganado rápidamente, la unidad inquebrantable y la gloriosa historia vivida, la cual jamás será traicionada.

No tengan la menor duda ¡VENCEREMOS!

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