fbpx
ESPECIALES

El peligro de la cubanidad castrada (III)

No se puede subestimar que la cultura de la dependencia se mantiene viva, es alimentada desde un sustrato ideológico que circula en plataformas anticubanas, no ha podido ser abolida, merece atención pues cobra vigor en los momentos de crisis.

La expresión del anexionismo sobrevive en un entorno de una periferia afín, por estos días se trata de manifestar mediante las más variadas plataformas, con discurso directo o falsa informalidad, aparentes inofensivos memes, bromas con enfoques tergiversados, manipulación de textos recurrentes y antológicos, y crítica a todo cuanto enfrenta nuestro pueblo; hablan supuestamente a nombre de Cuba, sin embargo jamás podrán sentir la verdadera cubanía, de raíces profundas, fraguada en el fermento de la resistencia como identidad y sentimiento de nación, la que sustenta creación heroica en el espíritu de la Patria.

Ese sentimiento nacional, de Patria, arraigado en la vida cotidiana hace que la cultura de la dependencia quede reducida a expresiones aisladas, individuales, frente al consenso mayoritario de la cubanía como fundamento de la resiliencia del proyecto de nación que defendemos con todos y para el bien de todos.

Continúo pensando en el domingo, recurro de nuevo a Fernando Ortiz, en obra citada, cito:

¿Será verdad que Cuba es una isla de corcho? ¿Acaso lo que en nosotros perdura de los antepasados desnudos nos capacita para sortear los oleajes, saltos, remolinos, escollos, recodos, rápidos y fangales de nuestra historia? El porvenir estará en aprovechar la corriente, pero sin sumergirse en ella.

No puedo ser indiferente a la aparente e inofensiva imagen en redes sociales que supuestamente muestra preferencias en el vestir, como moda, claro que respeto libertad de cada cual, pero mi libertad me permite sacar conclusiones, como profesor universitario.

El aula es un espacio privilegiado para instruir y educar, desde el conocimiento, para enfrentar la subversión y preparar a los jóvenes para interpretar el complejo mundo en el asedio de la presencia cotidiana de una guerra mediática e influencia propagandística, que penetra a través de las redes digitales (sociales), y persigue sembrar en Cuba los fundamentos morales, sicológicos y subjetivos para un cambio de régimen.

Para nadie es un secreto que la Revolución cubana ha sido la obra más trascendente de la cubanía, ello duele a los que odian, por ello es enfermiza obstinación del imperio destruirla, porque logró cambiar para siempre el destino de dependencia de un pequeño país a solo 90 millas de imperio más poderoso conocido en la historia de la humanidad.

El pueblo cubano ha sido el protagonista de una obra colosal, portador de las más altas cualidades humanas, creador de una cultura original y vigorosa, construida a sangre y fuego, en el sacrificio de una batalla desigual contra desafíos y opositores innumerables muy poderosos.

Esas son nuestras armas, en un país de «masa mestiza, hábil y conmovedora», dispuesta a defender el porvenir digno de su pueblo y cultura, contra y los apetitos imperiales, de enemigos externos e internos.

En estos días he reflexionado sobre el amor a Cuba como fuerza telúrica capaz de acompañarnos como pueblo en conservar lo vivido, conociendo que «Patria es humanidad”, conscientes que la Revolución cubana con su existencia aporta al necesario equilibrio del mundo.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba