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Un poco más sobre El Toque…

Si queremos entender el fenómeno de la inflación inducida por El Toque, de manera que podamos atravesar la crisis de forma consciente, estamos obligados a saber que puede tener efectos mixtos en el país, a corto y largo plazo y que la acción de la susodicha publicación no representa —bajo ningún concepto— el ingenuo actuar de un grupo de jóvenes inquietos con la realidad, tratando de lanzar salvavidas en las aguas turbulentas que rodean la Isla caribeña, donde se mueven peligrosos depredadores.

En el plano macroeconómico suceden cosas interesantes, por un lado, la inflación inducida puede ofrecer la sensación de que se reduce el valor real de la deuda del país, y que puede ser beneficioso para el prestatario (quien recibe el préstamo). Esto se debe a que el prestatario puede pagar la deuda con una moneda que vale menos que cuando inició cualquier proceso financiero-mercantil.

Por otro lado, la inflación también puede aumentar el costo del servicio de la deuda, ya que el prestatario tendrá que pagar más intereses. Esto se debe a que la inflación erosiona el poder adquisitivo de los ingresos del prestatario, lo que dificulta el pago de los intereses.

Pudiéramos pensar que es beneficioso en el corto tiempo, pero a largo plazo es brutalmente insostenible.

La inflación puede hacer que sea más difícil para el prestatario obtener nuevos préstamos, ya que los prestamistas o comercializadores pueden ser reacios a prestar dinero a un país con alta inflación.

El impacto de la inflación inducida sobre la deuda de un país dependerá de una serie de factores, incluida la tasa de inflación, el nivel de deuda y la capacidad del prestatario para generar ingresos.

En el caso de Cuba, la inflación inducida podría reducir el valor real de su deuda externa, lo que pudiera aparentar un beneficio para el país. Sin embargo, también podría aumentar el costo del servicio de la deuda, ya que Cuba tendría que pagar más intereses sobre su deuda. Además, la inflación podría dificultar que Cuba obtenga nuevos préstamos.

Los efectos positivos de la inflación inducida en economías en crisis y sancionadas como la cubana son limitados. La inflación puede estimular brevemente la producción al reducir el valor real de los salarios y hasta pudiera reducir el desempleo, haciendo que el trabajo sea más barato para las empresas y el dinero se convierta en una necesidad cada vez más imperiosa para el trabajador. Sin embargo, este efecto es de corta duración, ya que la inflación erosiona el poder adquisitivo de los consumidores, lo que reduce la demanda agregada y, en última instancia, frena el crecimiento económico. Además, la alta inflación puede distorsionar los precios, dificultar la planificación empresarial y desalentar la inversión.

De algo debemos estar seguros, algún que otro pillo se ha aprovechado de la situación y puede haber hecho mucho dinero con el simple acto de vender y comprar divisas, especialmente dólares, es que semanalmente obtienen una ganancia sustancial con la subida de 5 pesos (observando a el Toque).

Si la suma que se compra de una semana es de 100mil dólares, con la venta la semana siguiente se obtiene una ganancia creciente y si la colocas en el torrente inversionista y de la venta de divisa o remesas en el exterior, entonces estaría creando un negocio cíclico con efectos alucinantes para el implicado, pero improductivo y empobrecedor para la macro y microeconomía.

Seguimos reflexionando… seguimos profundizando y nos damos cuenta que estamos en presencia de una operación de desgaste sin precedentes, diseñada tal vez como el punto culminante de un bloqueo de 65 años. Ojo, mucho ojo, porque para recuperar la economía necesitaríamos abrirles las arcas a las grandes potencias para préstamos, que endeudarían las generaciones venideras.

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