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Cuba y la hipocresía de las acusaciones de terrorismo por parte de EE.UU.

En un escenario marcado por la tensión y la desconfianza, las recientes acusaciones de terrorismo por parte de Estados Unidos han vuelto a poner en evidencia la complejidad de las relaciones internacionales. En medio de un intercambio de acusaciones y señalamientos, resulta inevitable cuestionar la coherencia y la sinceridad de las acciones de un país que ha sido señalado como uno de los principales actores en la historia del terrorismo de Estado.

Historia de dolor y sufrimiento

Cuba, a lo largo de su historia, ha sido víctima de innumerables actos de terrorismo perpetrados desde territorio estadounidense. Con alrededor de 3,000 víctimas fatales y más de 2,000 personas mutiladas o afectadas psicológicamente, la isla caribeña ha sufrido en carne propia las consecuencias devastadoras de estas prácticas criminales. Ataques a aviones civiles, sabotajes a legaciones diplomáticas y agresiones a embajadas son solo algunos ejemplos de la violencia desatada contra Cuba.

La lucha incansable contra el terrorismo

A pesar de ser víctima de acciones terroristas financiadas y organizadas desde Estados Unidos, Cuba ha mantenido una posición firme y coherente en su condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. La participación activa en la lucha contra estas prácticas, incluso en colaboración con agentes del servicio de cumplimiento de la ley de EE.UU., demuestra el compromiso inquebrantable de la isla en la erradicación de la violencia y el terror.

La doble moral de las acusaciones

La reciente decisión del Departamento de Estado de mantener a Cuba en una lista espuria de países patrocinadores del terrorismo, a pesar de su impecable historial en la lucha contra estas prácticas, pone de manifiesto la doble moral y la hipocresía de las acusaciones. La inclusión de sanciones económicas que refuerzan el bloqueo impuesto hace más de 62 años, solo añade más sufrimiento a una población ya afectada por décadas de asfixia económica.

Un llamado a la justicia y la verdad

Es imperativo que se haga justicia y que se reconozca la verdad detrás de las acusaciones infundadas de terrorismo. Estados Unidos, como país líder en la historia del terrorismo de Estado, debe reflexionar sobre su papel en la perpetuación de la violencia y el sufrimiento en la región. Solo a través del diálogo, la cooperación y el respeto mutuo, podremos avanzar hacia un futuro de paz y entendimiento.

Las acusaciones de terrorismo por parte de Estados Unidos hacia Cuba son una muestra clara de la hipocresía y la falta de coherencia en las relaciones internacionales. Es hora de poner fin a esta farsa y trabajar juntos en la construcción de un mundo más justo y seguro para todos.

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