Conversando con mi vecino y ripostando a un «desalmado» ideológicamente: Acerca de la recepción popular de los códigos de la información
Hoy he vivido una experiencia emocional alarmante y, a la vez, una enseñanza, al estar conversando con uno de mis vecinos, llega y lo saluda un conocido, se detiene unos instantes y escucha algo que sobre la situación actual del sistema electronenergético nacional y los déficits alarmantes de combustible producto del cruel bloqueo reforzado de los EEUU y las vías que buscamos para trascender está crisis y los molestos apagones
Y entra en la conversación el intruso. Dice todo un discurso con matrices de contenido que repiten nuestros enemigos hasta el cansancio, con frases tales como «ya a nadie le interesa aquí lo que el pueblo está pasando», «más y más hoteles para que, como el que yo trabajo este vacío», «el estado ahora es parásito y vive de comprarle a las Mipymes que el mismo creó”, «el que no recibe dólares o lo «lucha aquí» jamás mejorará», etc. Pero le puse freno.
Mi vecino intentó primero explicarle, “Es inútil el diálogo con quién `vive aquí pero su mente y su actitud´ ya están fuera de aquí y así se expresan”.
Yo le hice una pregunta concluyente para «diagnóstico»: Chico, dime una cosa ¿toda esas ideas y datos que has dicho cómo puedo encontrarlas, pues no me pierdo la información que dan nuestros canales de información y nada que ver con lo que tú dices.
El intruso responde así: Eso pasa si te ponen a ver y escuchar las mentiras que nos dicen aquí. Nada de lo que te dicen y repiten te va a tener informado. Menos mal que la libertad de Internet permite saberlo todo por la información de afuera y estar bien informados.
Me quedé «frío» al escucharlo «pleno de absoluta convicción» al propalar semejante matriz de opinión, y eso que lo corté cuando decía: y así piensa ya «mucha, pero mucha gente».
Este estilo de recepción acrítica y consumo cotidiano de mensaje inducidos, de mentiras y de ataques mediáticos descalificadores de nuestros esfuerzos por vencer el bloqueo, hacer mejor las cosas y buscarles salida a los problemas sin sacrificar la soberanía nacional y con resistencia creativa, es bombardeado por las redes y hay un consumo banal de todo eso.
Es necesario el impulso comunicacional por vía directa en barrios y comunidades por todos nuestros activistas de los factores, los delegados de circunscripción y los cuadros de dirección en centros laborales, instituciones, en el esclarecida constante y la transmisión de las medidas y los esfuerzos que hacemos para salir airosos de esta crisis económica con grave afectación energética. Hay que mantener las alertas de carácter comunicacional sobre las falsas noticias o las interpretaciones mentirosas sobre nuestra realidad cotidiana. Y no dejar pasar en el diálogo entre revolucionarios que estos «desalmados Ideológicos» o «confundidos» aquí se queden sin la verdad de nuestros argumentos.