El 20 de octubre se celebraron elecciones democráticas y Evo Morales resultó ganador con el 47,07% de los votos.
La oposición desconoció los resultados.
Se desató la violencia, amotinamiento de fuerzas policiales y consolidación de grupos paramilitares.
Funcionarios y simpatizantes de Evo Morales sufrieron amenazas, ataques a sus viviendas y fueron intimidados para renunciar.
En medio del caos, la OEA emitió un informe en el que afirma que “resulta improbable estadísticamente que Morales haya obtenido el 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta”.
Evo Morales llamó nuevamente a elecciones pero la oposición y las fuerzas armadas rechazaron la salida democrática y exigieron su renuncia.
Así, se consolidó la ruptura del orden institucional. Morales se vio obligado a renunciar antes de la fecha de finalización de su el 22 de enero de 2020.
No es crisis. No es renuncia. Es un auténtico Golpe de Estado con participación civil y militar.