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ESPECIALES

¿Nos conminan los socialreformistas?

¡No me digan! Y dicen que solo el camino del mal llamado «modelo de democracia burguesa representativa» es garantía de construcción de un disenso efectivo, capaz de darnos las claves para la solución de nuestros problemas.

Es el modo de «escondernos» las verdaderas causas, de «invisibilizar al lobo» del cuento de Caperucita Roja, tal como podemos representar al Imperialismo y su sistema de dominación global, enemigo común de nuestros pueblos.

¿Es que acaso los logros sociales, aún en un país de economía pequeña y atrozmente bloqueado y agredido, no son un ejemplo? ¿Acaso todo eso lo hay en el Capitalismo?

Qué buena «noticia», despojada de la estructura de poder en este mundo desigual, dividido en dos grandes mitades y una periferia por resumirse: el polo de los países de enorme monopolio de riquezas acumula del despojo de sus transnacionales y la dictadura de los multimillonarios y en el otro los países dependientes y subdesarrollados del Sur.

¿Qué lugar tendría Cuba? Sobre todo si con «disentir» forzando sus logros sociales, su soberanía, su proyecto educativo y cultural, sus logros científicos, deportivos, que tanto incomodan a los yanquis y causa, junto a la Dictadura del Poder de los Trabajadores en Revolución, su solidaridad y la resistencia histórica que nos sacará, a la postre, de la crisis, destruirá los efectos genocidas del bloqueo y forjar, a golpe de trabajo e inteligencia colectiva, integración y solidaridad, la prosperidad que nos merecemos.

Estas son razones suficientes, tan exactas como la lógica matemática, de que el camino de la división, el fetiche de democracia tipo Trump vs Biden, donde la mentira de la alternancia del poder está en que la burguesía no ha «soltado, ni soltara por sí misma» el poder político en estos últimos quinientos años, son argumentos que nos previene de recetas de esta naturaleza.

Pero tampoco es descabellado pensar en seguir perfeccionando métodos de dirección y participación. Nadie en Cuba afirma que ningún proceso revolucionario está exento de errores y sujeto a la autosuperación y perfeccionamiento constante.

Esta es la actitud renovadora y crítica de cada revolucionario cubano, y una de las enseñas del magisterio político de Fidel Castro.

Por eso quisiera entender que ahí es donde los reformadores pseudo revolucionarios nos recomiendan hacer cambio y mejoras. Y no precisamente para que Cuba fortalezca y blinde su sistema político, para que no realicemos desmontajes que, llevarían «agua al molino del imperialismo y la contrarrevolución».

Esto último lo indica nuestra propia historia Patria. Cada vez que nos hemos desunidos, nos han derrotado o dispersados las fuerzas tenebrosas del egoísmo capitalista, las del imperialismo y la complicidad de la burguesía nacional que en Cuba existía.

En la unidad, con respeto a la diversidad, está la fuerza de nuestro pueblo y la garantía de la perdurabilidad histórica de la Independencia y la Construcción del Socialismo.

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