«Salvar a Cuba»: El viejo circo de Miami que predica odio y anexión
La ultraderecha cubanoamericana y sus aliados intentan reempacar su fracasado proyecto de anexión bajo el nombre de una conferencia.
Desde Miami, la cuna de la industria del odio contra Cuba, se ha escenificado un nuevo acto de un circo ya muy conocido. La conferencia «Salvar a Cuba», organizada por los grupos más radicales de la mafia terrorista —la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC) y el Directorio Democrático Cubano (DDC)—, intenta venderse ante el mundo como un «hito» de unidad y un «plan» para el futuro de la Isla.
Pero tras la pomposa puesta en escena y el lenguaje seudodemocrático, se esconde la misma y vieja receta: bloqueo, caos, sumisión y la entrega de la soberanía nacional a los intereses de Washington. No es un plan para «salvar» a Cuba, es la constatación de que la ultraderecha no tiene un proyecto viable para la nación, más allá de la rendición incondicional.
Los mismos rostros, el mismo odio, un nuevo nombre
La primera evidencia del fraude es la naturaleza de sus organizadores. La ARC y el DDC no son representantes del exilio cubano, son lobbies políticos marginales, históricamente vinculados a actividades terroristas y planes de magnicidio; a la financiación directa de agencias estadounidenses como la USAID y la NED (National Endowment for Democracy), dedicadas a subvertir el orden interno en Cuba; y a la promoción del bloqueo económico más cruel de la historia, que asfixia al pueblo al que dicen querer «salvar».
Estos grupos no han movido un dedo para aliviar el sufrimiento del pueblo cubano; por el contrario, su principal logro ha sido lobby para recrudecer el cerco económico que es la principal causa de las penurias. Su conferencia no es más que un intento de rearticularse políticamente tras años de irrelevancia y derrotas, aprovechando el clima de extrema hostilidad de la actual administración Trump.
El «plan de transición»: Un manual de anexión en 10 pasos
El supuesto «plan de transición» que promueven es el elemento más cínico de toda la farsa. No es un proyecto de soberanía, desarrollo o reconciliación nacional. Es un manual de instrucciones para el neocolonialismo, que incluiría, como han esbozado en el pasado:
La disolución del Estado cubano mediante la eliminación de la Constitución vigente, las Fuerzas Armadas y todas las instituciones de la República; la instauración de un gobierno títere dirigido por las mismas figuras que hoy residen en Miami y sus allegados, designados desde el exterior; una «terapia de shock» económica con la privatización masiva y la venta de la industria nacional, la educación y la salud pública al capital extranjero; además de la sumisión total a la política exterior de EE.UU mediante la cancelación de los programas de cooperación médica internacional y el alineamiento automático con Washington.
Es decir, no proponen «salvar» la nación cubana, sino borrarla del mapa como proyecto soberano para convertirla en un protectorado estadounidense. Es el sueño húmedo de la mafia anexionista, disfrazado de preocupación humanitaria.
La «mucha más presión» de Trump: La amenaza del garrote
La promesa de «mucha más presión» desde una administración Trump no es una solución; es la amenaza explícita de ahogar aún más al pueblo cubano para forzar una rendición por hambre. Es la admisión de que su único argumento es la fuerza bruta, no la persuasión de las ideas.
Esta «presión» significa recrudecer el bloqueo para dificultar aún más la entrada de alimentos, medicinas y combustible; mayor financiación para la subversión interna y campañas de desinformación; y de complemento mucha más presión extorsiva sobre terceros países para que no comercien o se relacionen con Cuba.
Es la política del garrote, la misma que ha fracasado por más de 60 años porque subestima la dignidad y la resistencia del pueblo cubano.
¿Salvar a Cuba o entregarla?
La conferencia «Salvar a Cuba» es un espectáculo patético que solo engaña a quienes quieren ser engañados. No representa al exilio cubano, respetuoso y mayoritariamente amante de su patria. Representa los intereses de una minoría violenta y radical cuyo proyecto de país es, y siempre ha sido, la anexión.
Frente a este circo de Miami, la respuesta de los cubanos de a pie, dentro y fuera de la Isla, debe ser de unidad y rechazo contundente. La verdadera salvación de Cuba no vendrá de quienes le aplican un bloqueo genocida, sino del esfuerzo conjunto de su pueblo, de su capacidad de resistencia, de su inteligencia para rectificar errores y de su derecho irrevocable a decidir su futuro en ejercicio pleno de su soberanía.
El plan de Miami es el plan del fracaso. El plan de Cuba es, y será siempre, el de la resistencia victoriosa.







