Restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Un análisis desde la temática migratoria
El 17 de diciembre de 2014 significaba un punto trascendental en la historia de las relaciones de Cuba con su más poderoso vecino del norte. Ese día, los presidentes de ambas naciones anunciaban conjuntamente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre las naciones y el inicio de un proceso de normalización.
Según datos de 2015, en ese año el número de migrantes cubanos con destino a EE.UU. superó en 78 % a las 24 278 personas del año anterior. El aumento inició en los meses posteriores al anuncio conjunto. Alcanzó su punto máximo en el último trimestre de 2015, cuando el flujo alcanzó las 16 444 personas.
La situación puede catalogarse como una nueva crisis migratoria de baja intensidad, que afectó otras fronteras de la región, por su vinculación con la movilidad de tránsito. La cantidad de emigrados supera a la de la crisis de los balseros, en 1994, pero no igualan las del Mariel, en 1980.
El cambio en la situación migratoria estuvo marcado por la posibilidad de pérdida de los privilegios recibidos hasta entonces por los cubanos al arribar a la principal nación receptora de migrantes a escala internacional. El fin último del proceso de normalización de relaciones con la Isla caribeña apuntaba a la necesidad de terminar con las políticas de estímulo a la inmigración cubana, entre ellas, la Ley de Ajuste Cubano y la Política de pies secos/ pies mojados.
Entre las variadas rutas utilizadas por los cubanos para llegar a Estados Unidos destacaron los vuelos desde Ecuador, debido a la política migratoria local, y el traslado a través del corredor centroamericano hasta llegar a la frontera México-EE.UU, por la conocida “ruta del sur”.
Como se explica en el artículo Intersecciones entre la migración irregular, el tráfico y la trata de migrantes, el carácter del traslado puede variar de regular/documentado a irregular/ indocumentado y viceversa. La complejidad de las rutas migratorias contemporáneas impide clasificar la migración solo atendiendo al cumplimiento de la legislación del país receptor, pues el migrante puede haber combinado durante el trayecto la evasión de procedimientos legales o el cumplimiento de las leyes locales, en dependencia de su situación en distintas etapas de la ruta migratoria. Tal fundamentación se aplica a esta crisis migratoria cubana, aunque la migración a través de países de tránsito con el uso de redes de tráfico y trata de personas precede a los sucesos del 17-D.
La situación del flujo de migrantes cubanos se agudiza en noviembre de 2015, cuando Nicaragua cierra sus fronteras a la migración indocumentada. Unos 7 802 quedan varados en Costa Rica y 1000, en Panamá. Por primera vez, una crisis migratoria entre Cuba y Estados Unidos involucraba a otras naciones de la región.
Tras la decisión del gobierno ecuatoriano de exigir visas a los ciudadanos cubanos, desde el 1ro de diciembre de ese año, y las negativas de Belice y Guatemala para funcionar como puentes para la llegada de los cubanos a Estados Unidos, representantes de las naciones de la región acuerdan en reuniones del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) trasladar a los cubanos en la ruta Salvador-México para que crucen la frontera de Estados Unidos, al amparo de la legislación de ese país. El primer vuelo piloto se realizó el 12 de enero de 2016. Dos meses después, la cancillería costarricense asegura que ha concluido con éxito el traslado de los migrantes cubanos varados en su territorio.
En medio de este episodio, 50 cubanos fueron deportados de vuelta a su país de origen por el intento de ingresar a Costa Rica ilegalmente, luego de que el gobierno cancelara la concesión de visas de tránsito. En abril de 2016, Costa Rica cerró sus fronteras por no contar con los recursos para repetir las operaciones acaecidas a principios de año. A mediados del año, se reportó la entrada de miles de cubanos a través de Laredo, por el sector de la Patrulla Fronteriza en Texas, en la frontera con México.
En medio de este contexto, la continuidad del canal migratorio legal se refleja en las visas otorgadas y ejecutadas por los migrantes legales cubanos.
La urgencia que matiza el actual flujo hacia los Estados Unidos responde (…) al temor de que desaparezca el tratamiento de inmigración favorecida que caracteriza la migración desde Cuba hacia los Estados Unidos. Lo que marca la diferencia para que se produzca esta nueva explosión migratoria es la posibilidad real de que queden sin efectos tales beneficios[1].
La tendencia a que la migración cubana deje de ser favorecida por la legislación norteamericana quedó evidenciada el 12 de enero de 2017, cuando Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, derogó la política de pies secos/ pies mojados y el Programa Parole para médicos cubanos. El discurso y accionar del presidente Donald Trump contempló un viraje hacia a ultraderecha y el conservadurismo, acompañados del férreo control migratorio y la aplicación de políticas discriminatorias y xenófobas.
En resumen, el panorama actual indica que la migración cubana perderá su posición privilegiada en el país norteño, aunque conservará su rol en el conflicto político bilateral entre ambas naciones[2].
[1] Aja, A. (2017). La perspectiva migratoria en 2017: ¿cambio de reglas? Dossier La letra de temas (1) 1, 20─25. http://www.temas.cult.cu/catalejo/la-perspectiva-migratoria-en-2017-cambio-de-reglas
[2] Aja, A., Rodríguez, M., Orosa, M. y Albizu-Campos, J. (2017). La migración internacional de cubanos. Escenarios actuales. Novedades de población, 1 (26), 40─57. http://scielo.sld.cu/pdf/rnp/v13n26/rnp040217.pdf