Regreso a la política de la confrontación
En 2014 la Administración de Obama tomó medidas inauditas a favor de una normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y respondió así al reclamo unánime de la comunidad internacional, que siempre ha abogado a favor de una solución pacífica al conflicto asimétrico que opone Washington a La Habana desde hace cerca de seis décadas. En marzo de 2016 el presidente demócrata incluso realizó un viaje histórico a Cuba, por primera vez desde la visita de Calvin Coolidge en 1928, sellando así la voluntad oficial de la Casa Blanca de encontrar una salida positiva.
Así, en el espacio de dos años Barack Obama reabrió una embajada en La Habana, suprimió a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo, alivió un poco las sanciones económicas, restableció los vuelos comerciales directos entre ambos países, amplió las categorías (12 en total) de los ciudadanos estadounidenses autorizados a viajar a la isla y dio su acuerdo para algunas inversiones en Cuba. El mundo entero aplaudió el abandono de una política de hostilidad anacrónica que se remonta a la Guerra Fría, cruel ya que afecta a las categorías más vulnerables de la población cubana, e ilegal pues contraviene los principios elementales del derecho internacional público.
¿Cuál ha sido la política de Donald Trump hacia a Cuba desde su llegada al poder en 2017? ¿Qué decisiones ha tomado después de haberse mostrado muy crítico con las medidas adoptadas por su predecesor, las cuales consideró concesiones al “régimen cubano”?
Sin sorpresa, la toma de posesión de Donald Trump ha marcado un viraje de 180° en la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba. Lejos de proseguir con la política de acercamiento iniciada por Obama, al contrario, ha procedido a un recrudecimiento de las sanciones contra la isla atacando las tres principales fuentes de ingresos del país: la cooperación médica internacional, las transferencias de remesas procedentes de la comunidad cubana en Estados Unidos y el turismo.
Además la Administración de Trump ha decidido aplicar el Título III de la ley Helms-Burton, que permite que las empresas extranjeras con intereses en Cuba sean perseguidas ante los tribunales estadounidenses, con el objetivo de privar a La Habana de toda inversión extranjera. La Casa Blanca también ha tomado medidas para privar a Cuba de recursos energéticos sancionando las empresas petroleras y los buques que tienen relaciones comerciales con la nación caribeña, engendrando importantes penurias para la población.
Presiones sobre la cooperación médica cubana
La cooperación médica cubana: un pilar de la política exterior
Desde 1969 y el envío de la primera brigada médica a Chile tras un terremoto, Cuba ha hecho de la solidaridad internacional con los pueblos del Sur un pilar de su política exterior. Desde esa fecha 407.000 profesionales de la salud han trabajado en 164 países de todos los continentes. En 2019 más de 29.000 de ellos se encontraban en 66 naciones. La solidaridad y el beneficio mutuo son los dos principios que rigen esta cooperación. Así, el servicio es gratuito para los países con recursos limitados, particularmente algunos países de África.
En cambio, tiene un costo para las naciones que disponen de los medios de retribuir esta cooperación, como Brasil, por ejemplo. Con el tiempo la cooperación internacional cubana, principalmente médica, se ha convertido en la primera fuente de ingresos de la isla, a la altura de 7.000 millones de dólares.
Además de esta cooperación basada en el envío de personal médico, Cuba ha elaborado desde 1988 el Programa Integral de Salud para los países de América Central y del Caribe, tras el huracán Mitch que destruyó la región, y se extendió luego a los otros continentes. Con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, Cuba lanzó campañas de vacunación en el mundo entero para proteger a las poblaciones más vulnerables. En total, 44 países se han beneficiado de este programa que ha ofrecido una cobertura médica integral a decenas de millones de personas.
También en 1998 Cuba creó la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), cuyo papel es formar a estudiantes de medicina procedentes de los países del Tercer Mundo e incluso de Estados Unidos. Así, en 2019 Cuba formó en sus distintas universidades, en el área de la salud, a más de 35.000 personas de 136 naciones del mundo. Según las Naciones Unidas “la ELAM es la escuela médica más avanzada del mundo”.
Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, destacó el trabajo realizado por la ELAM y elogió la política cubana y su compromiso en la cooperación Sur-Sur:
“No conozco ninguna otra escuela de medicina con una política de admisión que da la prioridad a los candidatos procedentes de las comunidades pobres y que saben, de primera mano, lo que significa vivir sin acceso a una atención médica de base. Por primera vez si usted es pobre, si usted es una mujer o si procede de una población indígena, usted dispone de una ventaja precisa. Es una ética institucional que hace de esta escuela una entidad única”.
En 2004 Cuba lanzó con Venezuela la Operación Milagro, que consiste en operar a personas víctimas de cataratas y otras enfermedades oculares y que no tienen los recursos para operarse. Desde esa fecha más de seis millones de personas procedentes de 34 países han podido recobrar la vista gracias a los médicos cubanos. Ningún otro país en el mundo ha lanzado una operación humanitaria de semejante envergadura con resultados tan tangibles.
En 2014 los médicos cubanos desempeñaron un papel fundamental en la lucha contra la epidemia de ébola en el oeste de África, particularmente en Liberia, Guinea y Sierra Leona. Tras el llamado de la Organización Mundial de la Salud, La Habana mandó a 168 médicos de la Brigada Henry Reeve, creada en 2005 después del huracán Katrina que asoló Estados Unidos, para ayudar a las víctimas de catástrofes naturales. La isla del Caribe mandó tantos médicos como la suma de los enviados por todos los demás países juntos.
Estados Unidos, mediante la voz del Presidente Barack Obama, destacó el compromiso humanitario de Cuba en la lucha contra el ébola:
“Quiero expresar mi gratitud a los médicos cubanos que fueron voluntarios y que se involucraron en misiones muy difíciles para salvar vidas en el oeste de África junto con nosotros y otros países. Apreciamos mucho el trabajo hecho. Nadie puede negar el servicio que miles de médicos cubanos brindaron a los pobres y a las poblaciones sufrientes”.
En 2017 la OMS entregó a Cuba el Premio de Salud Pública, la más alta distinción otorgada por la institución, por su obra contra el ébola. Explicó las razones:
“La experiencia internacional de Cuba en materia de emergencias médicas empezó más de 50 años antes de la creación del contingente Henry Reeve […]. Ello marcó el inicio de la perspectiva internacionalista y de la cooperación sanitaria de Cuba. Desde su creación […] 24 contingentes integrados por 7.000 equipos brindaron voluntariamente su apoyo en 21 países […].
Más recientemente, en 2014, en Contingente Henry Reeve respondió al virus del ébola en África Occidental, donde más de 250 profesionales de la salud obraron con las comunidades afectadas de Sierra Leona, Liberia y Guinea.
El Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-moon y la Directora General de la OMS, la doctora Margaret Chan, pidieron al General Raúl Castro Ruz, Presidente de Cuba, que desplegara a su personal médico para luchar contra la epidemia del ébola. La respuesta positiva de Cuba fue inmediata.
La asistencia internacional brindada por Cuba no disminuye la atención ofrecida por el país a su propia población, que disfruta de un sistema nacional de salud universal y gratuito […] que cuenta con un total de 493.368 agentes de salud y una ratio de 80,2 médicos, 15 dentistas y 79,3 enfermeras por 10.000 habitantes”.
El Contingente Henry Reeve también intervino durante el terremoto en Ecuador en 2016, las inundaciones en Perú en 2017, el huracán María en el Caribe y el terremoto en México en 2017, entre múltiples emergencias en todo el mundo.
Las medidas hostiles de la Administración de Trump
Desde su llegada al poder Donald Trump decidió volver a una política agresiva contra Cuba y apuntó a su principal fuente de ingresos, la cooperación médica internacional. El 20 de julio de 2019 Washington decidió incluir a la isla en la lista de países responsables de tráfico de seres humanos. Según la Casa Blanca, la cooperación médica cubana en el mundo equivale a un tráfico de seres humanos y a “trabajos forzados”.
El 26 de septiembre de 2019 el Departamento de Estado lanzó un llamado público a todos los países pidiéndoles que pusieran término a su cooperación médica con Cuba, acusando a la isla de “tráfico de médicos” y de “esclavitud moderna”.
Estados Unidos no ocultó su verdadero objetivo que es atentar contra la economía del país presionando a las naciones que se benefician de estos servicios:
“Estos programas emplean hasta 50.000 profesionales de la salud en más de 60 países y son una fuente principal de ingresos para el régimen cubano. […] El Gobierno recogió 7.200 millones de dólares en un año”.
Antes Washington ejerció presión sobre varios países de América Latina para poner fin a los acuerdos de cooperación. El primer país en plegarse a estas órdenes fue el Brasil del Presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, quien decidió romper en noviembre de 2018 de modo unilateral el acuerdo tripartito firmado en 2013 por su predecesora Dilma Roussef, Cuba y la Organización Panamericana de la Salud.
En cinco años los 20.000 profesionales de la salud cubanos realizaron más de 112 millones de consultas en más de 3.600 municipios y ofrecieron una cobertura médica permanente a 60 millones de brasileños. Por otra parte, Cuba formó un total de 1.214 médicos brasileños. La decisión tomada por Brasilia bajo influencia de Washington priva a Cuba de importantes ingresos, pero priva sobre todo a decenas de millones de personas de asistencia médica.
En mayo de 2019 Estados Unidos exigió a Ecuador que le proporcionara una lista completa de los acuerdos firmados con Cuba. Unos meses más tarde, en octubre de 2019, el Gobierno de Lenin Moreno decidió poner fin a los acuerdos de cooperación médica con Cuba unos días antes de su fecha de expiración.
Desde el inicio de la colaboración empezada bajo el gobierno de Rafael Correa, 3.565 médicos cubanos trabajaron en el país andino y realizaron 6,7 millones de consultas médicas, ofreciendo una cobertura médica a varias centenas de miles de personas procedentes de las capas populares. Por otra parte, 2.093 ecuatorianos consiguieron sus diplomas de médicos en Cuba.
En Bolivia, tras el golpe de Estado orquestado contra Evo Morales en noviembre de 2019, el régimen golpista ordenó a todos los cooperantes cubanos que abandonaran el país a la mayor brevedad. Cuba denunció un total de 26 incidentes graves contra su personal médico, actos de violencia contra dos de ellos y la detención de 50 colaboradores. Cuba se vio en la obligación de repatriar de urgencia a su personal médico por razones de seguridad.
La brigada médica cubana en Bolivia se componía de un 54% de mujeres sobre un total de 406 médicos y 208 profesionales de la salud. Desde su llegada al territorio boliviano los médicos cubanos realizaron 73 millones de consultas médicas y 1,5 millones de intervenciones quirúrgicas. Por otra parte, 5.184 médicos consiguieron su diploma en las universidades cubanas. El Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo no dejó de felicitar a la junta militar boliviana: “El Gobierno de Bolivia anunció el viernes la expulsión de centenas de funcionarios cubanos de su país. Fue una buena decisión. ¡Bravo Bolivia! Bolivia se suma a Brasil y Ecuador”.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) también ha dedicado un presupuesto de tres millones de dólares para llevar una campaña internacional con los gobiernos de las naciones que han firmado acuerdos con Cuba en el campo de la cooperación médica. El objetivo es “promover en Cuba, en América Latina y en los organismos regionales e internacionales, tales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas [una política destinada] a presionar al régimen cubano para que mejore las condiciones de vida de los doctores y otros trabajadores”.
En octubre de 2019 Washington se negó a conceder visas a la delegación cubana, dirigida por el Ministro de Salud Pública José Ángel Porta, invitada al 57 Consejo Director de la Organización Panamericana de la Salud. Esta decisión, en violación de los convenios internacionales, impidió que Cuba participara en el más importante congreso regional en materia de salud y presentara su punto de vista sobre la cooperación médica.
En diciembre de 2019 la Organización de Estados Americanos, entidad notoriamente bajo influencia de Estados Unidos cuya sede se encuentra en Washington y de la cual Cuba no es miembro desde su expulsión en 1962, organizó un foro titulado “La oscura realidad detrás de las misiones médicas cubanas”, promoviendo así la campaña de desprestigio lanzada por la Casa Blanca. La Habana condenó este nuevo ataque orquestado por la Administración de Trump.
Washington contempla restablecer el Cuban Medical Professional Parole Program (CMPP), en vigor de 2006 a 2017, cuyo objetivo es incitar a los médicos cubanos en servicio en el exterior a desertar ofreciéndoles la posibilidad de ir a ejercer su profesión en Estados Unidos y privar así a Cuba de un precioso capital humano. Según las autoridades estadounidenses, “en virtud del programa CPPP, los médicos y otros profesionales del sector de la salud enviados por el Gobierno de Cuba para trabajar o estudiar en los países del Tercer Mundo podrán pedir asilo en Estados Unidos”. Así, de 2006 a 2017, cerca de 8.000 profesionales cubanos optaron por beneficiarse de este programa –que incluía el pago de los boletos aéreos, los gastos de abogado y la entrega de una visa de viaje– y emigrar a Estados Unidos.
Reacción de La Habana
El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores denunció la política intervencionista y la campaña de desprestigio llevadas a cabo por Estados Unidos. Según La Habana, Washington ejerció presiones sobre Guatemala para el país pusiera término a su cooperación médica con Cuba. “La persecución y búsqueda de información ha incluido intentos de interrogar al personal cubano por ‘diplomáticos’ de Estados Unidos en los propios centros de salud donde este labora en el exterior, incluso en el norte de África y Medio Oriente”, declararon las autoridades de la isla. La diplomacia rechazó todas las acusaciones de la Casa Blanca:
En Cuba se han formado de manera gratuita 35.613 profesionales de la salud de 138 países. En el caso de las naciones con condiciones económicas más desfavorables, Cuba asume prácticamente los gastos de la colaboración. De igual modo y en línea con las concepciones de las Naciones Unidas sobre la cooperación entre países en desarrollo, esta se ofrece en otras naciones sobre la base de la complementariedad y la compensación parcial por los servicios prestados.
Los técnicos y profesionales cubanos que participan en esos programas lo hacen absolutamente de manera libre y voluntaria. Durante el cumplimiento de su misión continúan recibiendo íntegramente su salario en Cuba y disponen, además, de un estipendio en el país de destino, junto a otras prestaciones. Cuando Cuba recibe compensación por la cooperación prestada, esos colaboradores tienen el mérito de brindar un aporte justo y totalmente legítimo para el financiamiento, la sostenibilidad y el desarrollo del sistema de salud masivo y gratuito, accesible a todos los cubanos, así como para los programas de cooperación que se despliegan, sin ningún pago a nuestro país, en muchas partes del mundo.
Una cooperación médica destacada por las instituciones internacionales
Los distintos organismos internacionales destacaron la cooperación internacional de Cuba. “Salvar vidas: eso es lo que hace Cuba aquí y en el mundo”, señalan las Naciones Unidas que agregan que la isla “tiene una larga historia de cooperación” con los países del Tercer Mundo. “Los médicos cubanos son los primeros en llegar y los últimos en retirarse” durante las catástrofes naturales, señaló Ban Ki-moon, entonces Secretario General de la ONU.
Según José Di Fabio, representante de la OMS,
“Cuba es un caso aparte por su capacidad de respuesta rápida, su voluntad política y por la experiencia de los médicos. Lo que Cuba es capaz de hacer es increíble. Hay a la vez la voluntad política [de los dirigentes] y la voluntad humana de la población. Cuando hubo un terremoto en Pakistán, 2.000 médicos llegaron allí en 48 horas. Fueron los primeros en llegar a Pakistán y los últimos en retirarse del país. Estuvieron presentes seis meses. Ocurrió lo mismo en Haití”.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo señala en un informe:
La cooperación ofrecida por Cuba se enmarca en el contexto de la cooperación Sur-Sur. No persigue el lucro, sino que se otorga como expresión de un principio de solidaridad y, en la medida de lo posible, a partir de costos compartidos. Durante años, sin embargo, Cuba ha proporcionado ayuda en calidad de donación a los países más pobres, y ha sido muy flexible con respecto a las formas o estructuras que pueda adoptar la colaboración.
En la casi totalidad de los casos la ayuda cubana fue gratuita, aunque a partir de 1977, con algunos países de altos ingresos, básicamente petroleros, se desarrolló la cooperación de forma compensada.
El elevado desarrollo alcanzado por Cuba en salud, educación y deportes determinó que el mayor peso de la cooperación estuviera concentrado en estos servicios, aunque hubo participación en otras ramas como, por ejemplo, la construcción, la pesca y la agricultura.
Al atacar la principal fuente de ingresos de la isla, la Administración de Trump atenta gravemente contra el bienestar de la población cubana, cuya economía depende ampliamente de la cooperación médica. Del mismo modo, Washington priva a millones de personas en el mundo del único acceso a la salud del cual disponían, poniendo así en peligro sus vidas.