¿Por qué migran los cubanos?
Mirta y Luis conversaban en un portal aquella tarde. Hacía calor, como casi siempre, pero del Norte empezaban a llegar los primeros resquicios de un viento frío, inusual en esa época del año.
─Oye, hace rato que no veo a Rolando. ¿Tú sabes dónde se habrá metido? ─preguntó el viejo cartero, mientras sorbía su refresco.
Mirta se abanicó antes de responder. Echó para adelante en el sillón, con aire de confidencia.
─Niño, la hija le puso el parole. Se fue la semana pasada.
Luis se encogió de hombros y fijó la vista en el horizonte. Vueltas que da la vida, pensó.
Migración desde la Historia
Casi todos conocemos a alguien que vive fuera de Cuba. El vecino, el primo, el amigo… ¿Por qué sucede esto?, cabría preguntarse. Y no existe una sola respuesta.
Investigaciones revelan las principales causas de la migración internacional de cubanos asociadas a motivos económicos y de reunificación familiar. La Mayor de las Antillas se consolidó como país emisor de migrantes alrededor de 1930, cuando faltaban más de dos décadas para el triunfo revolucionario. Incluso antes de la llegada de este hito histórico, las proyecciones dictaban que la tendencia seguiría un patrón ascendente, privilegiando a Estados Unidos como principal destino.
Por lo tanto, resulta erróneo achacar las causas de una supuesta “ola migratoria” al Estado revolucionario. Muy por el contrario, con el triunfo de las fuerzas rebeldes inició el ciclo de regreso de quienes debieron refugiarse en el exterior, bajo peligro inminente a su vida. Recordemos la tradición de torturas y asesinatos de la dictadura de Fulgencio Batista.
Sí, esa era una dictadura real. Aquellos sí eran exiliados, expuestos a morir a manos de los esbirros del entonces presidente. Cientos de crímenes acontecieron bajo la mirada cómplice del gobierno de Estados Unidos. Entre la fuerza política y la potencia injerencista se establecía entonces un maridaje de sangre.
Entonces triunfó la Revolución, y todo cambió.
Vale la pena rememorar la historia cuando intentan tergiversarla. Esos falsos disidentes que hoy llegan a Estados Unidos “huyendo”, o el mal llamado “exilio histórico”, nunca supieron del miedo de encontrar a un hermano muerto a manos de un gobierno despótico. Tampoco les fueron cercenados dedos y ojos por defender sus ideas.
Se trata de un negocio, ni más ni menos. En la nómina figuran los congresistas anticubanos de siempre y mercenarios de turno, que usan la disidencia Made in USA como visa. Y esto poco tiene que ver con la vida cotidiana de las familias cubanas, pero si influye de manera directa en el enfoque del fenómeno.
Politización del fenómeno migratorio
¿Por qué, entonces, seguimos viendo la migración con una mirada eminentemente política? En primer lugar, por el factor de antagonismo existente entre Cuba y su principal nación receptora de migrantes: Estados Unidos.
Subsisten mediaciones de orden geográfico, histórico y cultural que potencian la consolidación de la potencia imperialista como mayor destino de los cubanos ─aunque, ojo, cabe destacar que hay nacionales de la Mayor de las Antillas en más de 100 países alrededor del mundo. En un lugar central de esta cuestión encontramos las políticas de beneficio a la migración desde la ínsula caribeña, como la vetusta Ley de Ajuste Cubano. A los mecanismos de estímulo se une el recrudecimiento sin precedentes del bloqueo contra Cuba, que tantas carencias causa a nuestro pueblo.
Resulta casi imposible, cuanto menos complicado, el establecimiento de relaciones migratorias funcionales en estas condiciones. El gobierno cubano insiste en garantizar los flujos “ordenados, regulares y seguros”. Sin embargo, múltiples aspectos juegan en contra. EE.UU. hecha más sal en la herida, y pone muy poco de su parte. No les interesa llega a una solución definitiva para el asunto, más cuando lo emplea como punta de lanza contra nuestro país.
El traslado de un lugar a otro es intrínseco del ser humano. Si no, ¿cómo ocurrió el poblamiento de las diversas regiones del planeta? Pero insisten en enfocar a cada persona radicada fuera de Cuba como “enemigo” del proceso revolucionario. En la práctica, un número elevado de estas insisten en mantener nexos estables con su país de origen y contribuir al desarrollo. No pocos integran movimientos de solidaridad hacia la Isla.
¿Quiénes intentan enfrentar al Estado cubano con su comunidad en el exterior? Los mismos que buscan cualquier herramienta para continuar asfixiando al pueblo de la Isla.
Cada vez somos más quienes apostamos por quedarnos, a crear y construir. Acá también un futuro, aunque se empeñen en decir otra cosa. Creemos en el socialismo. En el esfuerzo de todos está edificar un porvenir más luminoso, donde las mentiras e intenciones de nuestros enemigos no puedan destruir el crecimiento cotidiano.
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