Nos da oxígeno»: Italia recurre a Cuba para reactivar su deteriorado sistema sanitario.
En el quirófano de un hospital de Calabria, Asbel Díaz Fonseca y su equipo se preparan para realizar una operación abdominal a un hombre de unos sesenta años. Deliberan sobre qué técnica médica utilizar -el modelo francés o el estadounidense- antes de decidirse por este último.
Pero su principal tema de conversación antes de la operación es la comida, concretamente qué pizza es mejor: La napolitana o la calabresa. Hay sutiles diferencias entre las dos, dicen, pero con un médico napolitano en la sala, prevalece la diplomacia y llegan a la conclusión de que ambos tipos saben tan bien como la otra.
Puede que esto no suene fuera de lo común en la cháchara italiana, pero Fonseca no es un lugareño. Lleva un año trabajando en el hospital Santa Maria degli Ungheresi de Polistena, una ciudad rodeada de montañas en el sur de Italia. Pero es originario de Cuba.
El cirujano de 38 años de edad es uno de los cientos de trabajadores sanitarios de la isla caribeña traídos para paliar la drástica escasez de médicos en Calabria, una de las regiones más pobres de Europa occidental.
«Los principios fundamentales de nuestra formación son la solidaridad y la humanidad«, afirma Fonseca. «Llevamos nuestros habilidades a países necesitados, sobre todo allí donde el sistema sanitario está sufriendo. Italia tiene buenos médicos y toda la tecnología adecuada, pero le faltan profesionales en muchas especialidades.»
Dos huelgas nacionales en diciembre pusieron de manifiesto los múltiples problemas que afectan al sistema sanitario italiano. Espoleadas por las propuestas del gobierno de reducir las pensiones, las huelgas de 24 horas reavivaron el debate sobre los agotadores turnos de trabajo y los bajos salarios en medio de un éxodo de personal.
La pandemia de coronavirus fue el catalizador para que muchos se marcharan; más de 11.000 trabajadores sanitarios han abandonado el sistema público desde 2021. Los médicos italianos fueron héroes de primera línea cuando el país se convirtió en el primero de Europa en ser invadido por el Covid-19. Sin embargo, las multas impuestas a algunos por incumplir las normas sobre horas extraordinarias durante la pandemia fueron un reflejo de lo rápido que se olvidaron sus esfuerzos.
Los profesionales de la medicina estresados, se jubilan anticipadamente, se pasan al sector privado o buscan mejores oportunidades en el extranjero.
En el sur de Italia, más pobre, el sistema sanitario público había sufrido el abandono años antes de la pandemia, con graves recortes de gastos que llevaron al cierre de docenas de hospitales. La mafia y la corrupción política también han hecho mella en los servicios.
Polistena tiene una población de casi 10.000 habitantes, pero su hospital, uno de los últimos que sobreviven en la zona, atiende a 200.000 personas en pueblos de las provincias vecinas.
Para remediar el problema, el gobierno regional de Calabria recurrió a Cuba, famosa en todo el mundo por enviar brigadas médicas para ayudar a salvar vidas, la mayoría de las veces en tiempos de calamidad humanitaria.
La pandemia pavimentó el camino para las primeras misiones a países europeos que de otro modo serían prósperos, concretamente a Bérgamo, la provincia del norte de Italia que sufrió uno de los brotes más mortíferos de Covid-19, y Andorra. Portugal también ha solicitado recientemente refuerzos cubanos tras sufrir escasez.
Casi 500 trabajadores sanitarios cubanos de todas las especialidades están repartidos por los hospitales de Calabria. Dieciocho están en Polistena.
Al principio, la ayuda cubana fue recibida con escepticismo por el personal sanitario italiano. «No les gustó», afirma Francesca Liotta, directora del hospital Santa Maria degli Ungheresi.
Pero la situación cambió cuando los médicos cubanos aprendieron el idioma y llegaron a conocer a sus colegas, lo que aportó una nueva ola de energía al equipo del hospital.
«Tienen el mismo entusiasmo que yo recuerdo cuando empecé mi carrera», afirma Liotta, que está a punto de jubilarse. «Siempre digo lo mismo: nos están dando oxígeno».
The Guardian visitó Polistena tras un fin de semana feriado en el que el hospital, un edificio que necesita urgentemente una modernización, estaba ocupado lidiando con operaciones de urgencia tras un aumento de los accidentes de tráfico. Los problemas de Internet también provocaban retrasos en el registro de pacientes.
«Es implacable», afirma Liotta. «Arreglas un problema y luego algo más se rompe».
Esta la primera misión de Fonseca en Europa. Cirujano con 10 años de experiencia, ha sido enviado a todo el mundo, incluidos dos años en Mauritania.
Las brigadas en el extranjero generan enormes ingresos para el gobierno comunista de Cuba, lo que las convierte en un salvavidas económico crucial para el país. Las misiones son también una forma de aumentar el poder blando de La Habana. Sin embargo, Fonseca rechaza las críticas que afirman que se explota a los trabajadores sanitarios para llenar las arcas del régimen.
«Eso es totalmente falso», afirma. «No tenemos ninguna obligación de hacer esto. Estamos aquí porque queremos estar aquí. También aprendemos de las experiencias. Es un intercambio bidireccional».
Hasta la fecha, la iniciativa en Calabria ha demostrado ser tan eficaz que se ha prorrogado al menos hasta 2025.
Eduardo Gongora, de 36 años, trabaja en la unidad de urgencias y acaba de firmar un nuevo contrato de un año. «Lo más satisfactorio es trabajar junto a nuestros colegas calabreses. Tienen una calidez similar a la de los cubanos y han sido muy acogedores», afirma.
Los médicos cubanos también han sido bien acogidos por los residentes de Polistena, que aprovechan el tiempo libre para ir al gimnasio, hacer senderismo por las montañas o liberar estrés en el karaoke.
«A algunos nos gusta cantar un poco», dice Saidy Gallegos Pérez, fisiatra (medicina de rehabilitación) que ha optado por pasar un año más en la ciudad.
Roberto Occhiuto, presidente derechista de la región de Calabria, fue criticado cuando planteó por primera vez la idea de pedir refuerzos cubanos. «Pero el experimento ha sido positivo», declaró. «No lo digo yo, sino los médicos italianos que trabajan con los cubanos y los pacientes calabreses.
«Yo sabía que la medicina cubana era una de las mejores del mundo y hoy los mismos que me criticaban claman por más medicina caribeña».
Pero para Liotta, que sigue preocupada por poder llenar el horario de turnos del hospital con un número adecuado de personal, se necesita una cura a más largo plazo.
«No hay suficiente personal en el sistema público», afirma. «Miro a los jóvenes y están bien preparados, pero agotados. Los cubanos han ayudado a reavivar el espíritu de equipo, pero me preocupa lo que pueda pasar.
Tomado de The Guardian. Traducción de Razones de Cuba