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Los odiadores y la corrupción

Ahora resulta que los odiadores ladran eufóricos porque un funcionario del gobierno cubano cometió graves errores y sacan por ello la conclusión que el sistema socialista, es un sistema corrupto y el capitalismo el paladín de la honestidad y la transparencia y el modelo ideal es el que desarrolla el país de las hamburguesas y según sus ladridos allí no hay corrupción.

El argumento banal que esgrimen es que allí los que aspiran a cargos políticos son ricos, por lo que no tienen necesidad de robar; serán hipócritas o padecen de amnesia. Habría que preguntarles: ¿Cómo se hicieron ricos? ¿Trabajando? Ese es el ejemplo de Trump y Biden. Ahora odiadores, ustedes desconocen que EE.UU. es el centro de la corrupción mundial y desde que usted nace le introducen en la cabeza la matriz de que todo vale y que los medios justifican el fin, como si tienen que tirarle una bomba atómica a una ciudad indefensa sin objetivos militares como fue Hiroshima y Nagazaqui o es que esto no es corrupción, así como es público y notorio y escandalizante que los congresistas de ese país reciban dinero, que van a sus bolsillos  de las “cien mil vírgenes” para influir en la política, como es el caso de no llegarse a acuerdo alguno en el Congreso de ese país para limitar la venta de armamentos a la población, de limitar no de eliminar, que sería mucho pedir, dado por la influencia de los millones de dólares de las grandes trasnacionales del armamento de ese país, que tuvo en los dos primeros meses de  este año más de dos mil   muertos en el territorio de EE.UU. por ese flagelo.

Entonces, ¿por qué tanto ladran de los odiadores por un caso aislado que se da en el sistema socialista cubano y, de hecho es enfrentado, y denunciado por la dirección de la Revolución y su pueblo, no permitiendo que conductas de este tipo proliferen y tendrán que responder ejemplarmente ante el pueblo que traicionaron? Díganme, señores odiadores, si es así como se enfrenta en el país de las hamburguesas. Ustedes son odiadores cínicos, mercenarios y corruptos. Ya en la comunicación que hacía el máximo dirigente de la nación cubana poniendo al descubierto el hecho ocurrido con la mayor claridad y transparencia posible, alertaba sabiendo de la pata que cojean los lacayos del imperio, que aprovecharían oportunistamente la ocasión para atacar, denigrar, tergiversar la realidad   de nuestro país, con el objetivo de crear una imagen de desconfianza hacia todos nuestros dirigentes, aprovechando además las condiciones económicas difíciles, de escaseces  que atraviesa nuestro país, producto del bloqueo genocida al que nos somete el imperio, las consecuencias de la crisis mundial, de los efectos de la pandemia y la guerra en Europa por solo citar los más importantes, para incitar al desorden, a la desobediencia ciudadana, a violar el orden institucional y constitucional de la república, para sembrar el caos, con el objetivo de romper la unidad nacional y fragmentarnos para quitarle el poder   democrático al pueblo y someterlo a un régimen dependiente, sin soberanía, al estilo de lo que han hecho con el hermano pueblo Haitiano, con el más reciente golpe de Estado de la CIA, al país que no le perdonan aún que haya hecho la primera revolución independentista del continente.

Sepan señores odiadores que la corrupción que es consustancial al capitalismo no es compatible con el socialismo de Cuba, eso aquí es traición a la Patria, porque estamos en una guerra no convencional que nos hace el imperio más grande de la historia, el cual no obstante se ha estrellado una y mil veces contra la unidad del pueblo cubano entorno a su partido, el mismo que fundó Martí para la independencia de Cuba y que fue refundado por Fidel para lograr la definitiva independencia de Cuba y evitar que caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América, como lo definió el Héroe Nacional.

Aquí, señores odiadores, sí somos trasparentes y se le informa todo al pueblo, en momento, lugar y forma y ustedes lo saben bien, pero no pueden reconocerlo porque su oficio es mentir, tergiversar la verdad, hablar de medias verdades y mentiras, distorsionar, confundir, demostrar odio visceral, o sea cumplir bien como mercenario de la pluma, para que el amo le de buenas migajas.

Deben saber odiadores que nuestro país está enfrascado en una batalla colosal por establecer un mundo mejor, el cual es posible, sin odios ni rencores, un mundo de paz y armonía, de solidaridad, donde la ley primera sea el culto a la dignidad plena del hombre como lo soñó José Martí, el más universal de los cubanos, en un tránsito hacia una sociedad superior y en ese camino no perfecto habrán hombres que cometan graves errores y se dejen influenciar por los cantos de sirena del enemigo, los que quedaran en el camino, pero el pueblo de Cuba tendrá un comportamiento como  Ulises y seguirá navegando por aguas turbulentas en el yate Granma, guiándose por la brújula de su invicto Comandante Fidel, hasta llegar a su destino final.

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