Las recetas del chef July y sus pinches de cocina
Para los “iluminados” resolver los problemas económicos del país es fácil, a fin de cuenta, en un papel, o en la pantalla de un monitor se pueden escribir soluciones, sin tomar en cuenta factores que las harían imposibles de aplicar o la volverían ineficaces.
De esa manera estos teóricos, generales que nunca han dirigido un ejército o una batalla, y a los pocos que lo han hecho, ha sido necesario relevarlos de sus cargos, por sus malos resultados en el desempeño de los mismos, obvian el pérfido empecinamiento imperial de hacer fracasar el proyecto socialista cubano, su bloqueo por demás recrudecido, el impacto negativo de la pandemia en la economía nacional e internacional, sin mencionar la influencia de lo que ocurre en Ucrania en la última, la ausencia de grandes recursos naturales entre ellos hidráulicos que, nos permitirían avanzar más rápido en el cambio de la matriz energética y depender menos de los combustibles fósiles, la falta de liquidez financiera, etc.
Al soslayar cuestiones tan importantes en sus análisis, estos resultan inexplicablemente sesgados. Digo inexplicablemente porque la no valoración de lo que implica la influencia conjunta de esos factores sobre el funcionamiento de la economía nacional, no admite otro calificativo. Semejantes “yerros” hacen pensar que, o cometieron fraude cuando estudiaron sus especialidades o sus fines, no son los que dicen.
En sus propuestas en no pocas ocasiones se hace evidente su orientación al desmontaje progresivo del socialismo.
En este contexto Julio Carranza (July para sus intimos) y Luis Gutiérrez en uno de sus tantos artículos en que, hacen gala de su “exclusiva sapiencia” sobre los temas económicos, pero en los que dejan cosas sin decir que, crean suspicacias sobre las intenciones de las propuestas que realizan para, según ellos, “resolver” los problemas de nuestra economía, expresan, “Claro que la empresa estatal debe ser (…) la columna vertebral y dominante (no única) de la economía…” Aceptan lo que no pueden negar, pues de hacerlo estarían cayendo en una contradicción con su discurso supuestamente a favor de mantener el sistema socialista en Cuba.
“…no hay economía sin política, ni política sin economía”.
Fidel.
Ahora bien, le pregunto a los dos “infalibles” académicos, ¿Cuál es ese actor económico que no mencionan, que debería según su criterio, tener el mismo papel que la empresa estatal socialista?
Paradójicamente ellos que se quejan de que supuestamente el gobierno no lo dice todo, hacen lo que critican.
Los cantinfleos teóricos, los tecnicismos innecesarios y las medias palabras, no dan credibilidad, pero sí mucho descredito.
Resulta llamativo como se han ido incrementando los artículos de los “iluminados” sobre la empresa estatal socialista. En los cuales de una manera directa o indirecta ponen en duda su importancia y papel dentro de la economía y niegan la posibilidad de que sean capaces de funcionar eficientemente.
Quizás deseen empujarnos a una nueva etapa de tendencias negativas, como la ocurrida en la década del 80, cuando en el decir del líder histórico de la Revolución, se disfrazó de capitalistas a los directores de empresas y fábricas. Por cierto, época en que Humberto Pérez era el ministro encargado de la economía, hoy tan critico de todo lo que se ha hecho en ella.
Algunas ideas expresadas por Fidel sobre este tema en su discurso de clausura de la sesión diferida del III congreso del Partido Comunista de Cuba, en el teatro «Karl Marx», el 2 de diciembre de 1986.
“…en el socialismo únicamente se podría disfrazar a un administrador de capitalista; si usted lo quiere hacer capitalista”.
“Creían que disfrazando a un individuo de capitalista iban a lograr la eficiencia en una fábrica; lo que lograron en muchos casos, con esas creencias absurdas, realmente, fue que esos compañeros empezaran a actuar como capitalistas”.
“…es el trabajo político, el trabajo revolucionario, el sentido de la responsabilidad de los cuadros, ¡el sentido de la responsabilidad de los cuadros!, lo que puede hacer posible la eficiencia, y no el disfraz de capitalista”.
Fidel
Finalmente, puede que algunos cuestionen mi atrevimiento de discrepar de lo que dicen tan “ilustres” académicos, sin ser yo un conocedor reconocido del tema, a ellos les digo que, para apreciar objetivamente la realidad y lo que dentro de ella la determinan, máxime si resultan factores evidentes, no hacen falta títulos.