La marcha de la felicidad

Sí. Santa Clara hoy fue feliz. No existe otro calificativo para lo que vivió la ciudad de Marta y el Che este jueves, cuando vistió de colores y juventud el mar de pueblo, que acompañó desde la Plaza hasta el céntrico Parque Vidal a sus 32 candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Al frente de los más de 20 mil santaclareños estuvo el presidente Miguel Díaz-Canel, representante de esta tierra que lo vio nacer al máximo órgano legislativo del país, y otra vez lo vimos inmensamente feliz, como siempre lo hemos visto durante estas siete semanas de intercambios con el pueblo en comunidades, centros de trabajo, escuelas, hospitales e industrias.
Pero este jueves en cierto sentido fue diferente. Esta tarde-noche el mandatario cubano estuvo flanqueado todo el tiempo por un ejército de juventud, esa misma que dicen algunos que no lo sigue, que lo odia, que no confía en su gestión, la que dicen que está “obligada” a estar aquí.
El intenso sol de este marzo y algunas lloviznas de primavera no impidieron que la música de Arnaldo y su Talismán pusiera a bailar hasta a los más conservadores, aun cuando el recorrido desde la Plaza al Parque no es corto y el sudor cubría los rostros de quienes al ritmo de la más auténtica música cubana reafirmaron su compromiso con la Patria.
Más allá de todo fue otro encuentro de coterráneos, marcado por la informalidad y la confianza, por la cercanía entre quienes, desde el respeto y la ética, no han dudado en acercarse y conversar, en plantear preocupaciones, con la certeza de ser siempre escuchados y atendidos.
Y en medio de tantas campañas de odio, de tantas realidades construidas alrededor de nuestro archipiélago, de tantas agresiones, las más recientes contra nuestros peloteros, volvimos a marchar simplemente porque sí, porque el cubano es de pueblo, de música, de tocar, de abrazar, de dar la mano, de encontrarse con sus viejos conocidos en el parque de la ciudad, de reír a pesar de todo lo feo que intenta, sin éxito, opacarnos.