La FEPCUBE quiere “robarse” el nombre de Cuba. Historia de una infamia

En días recientes, el gobierno colombiano manifestó en un comunicado oficial su rechazo a la participación de la llamada Federación Cubana Profesional de Béisbol (FEPCUBE) en la Serie Intercontinental de Béisbol Profesional, organizada por Team Rentería USA. Esta agrupación de deportistas emigrados pretende usurpar el legítimo lugar de la Selección Nacional del país antillano, emplear su identidad y símbolos patrios en la competición privada.
Autoridades cubanas y colombianas rechazan por igual esta violación. Se trata, una vez más, de un intento de los trasnochados odiadores de Miami, aferrados en su empeño de utilizar toda herramienta posible para agredir a la Revolución cubana y, por consiguiente, a su pueblo. Para comprender esta cuestión es necesario despejar varias interrogantes, que iremos abordando poco a poco.
Orígenes de la falacia

La FEPCUBE se ha hecho acompañar en todo momento de consignas de corte político, que forman parte de una campaña mediática vinculada a actos violentos y llamados a subvertir el orden interno en Cuba.
El antecedente directo de la desacreditada invención es la Asociación de Beisbolistas Profesionales Cubanos (ACPBP, por sus siglas en inglés), nacida en marzo de 2022 en un restaurante de Miami, centro público de la contrarrevolución y el terrorismo contra Cuba. ¿Su objetivo? Presionar a las Grandes Ligas para permitir la participación de una selección ilegítima en nombre de Cuba en el V Clásico Mundial de Béisbol. Desde entonces viene la aspiración de robar los derechos de los deportistas cubanos residentes en la Isla e ignorar su representación oficial, la Federación Cubana de Béisbol (FCB).

Tales intenciones recibieron la enérgica respuesta de la Mayor de las Antillas. «Rechazamos este nuevo engendro”, declaró el presidente de la FCB y comisionado nacional, Juan Reynaldo Pérez, que pretende «usurpar el rol asignado a la FCB en cuanto a conformar y avalar la participación de equipos de nuestro país en eventos internacionales, incluido el Clásico Mundial, vinculado contractualmente a la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol».
“Sus promotores han creado un show mediático, entre ellos aparecen varios de los que se opusieron al acuerdo logrado entre la FCB y la MLB en 2018, y que luego aplaudieron su inhabilitación por parte de Donald Trump”, amplió Pérez Pardo en aquel momento.
Llegaron, incluso, a reunirse con directivos de la MLB, pero ellos tampoco ejecutaron acción alguna a su favor, pues reconocían el legítimo derecho de las autoridades cubanas en esta cuestión. Desde un Miami lleno de frustración y resentimiento llegaron ataques contra nuestro Team Asere, merecedor del cuarto lugar en el certamen, segundo mejor resultado de la Mayor de las Antillas en un evento de este tipo.
El rabioso grupo se disolvió ante el notorio revés, para resurgir en octubre del año pasado con un nuevo nombre: FEPCUBE. El mismo perro, con diferente collar.
¿Por qué Cuba no participa en el evento?

La Serie Intercontinental de Beisbol Profesional, organizada en la ciudad de Barranquilla a partir del 26 de enero de 2024, por el Team Rentería USA, es un evento de carácter privado e invitacional. Por lo tanto, este convite no cuenta con el reconocimiento de la Confederación Mundial de Béisbol. Las autoridades colombianas revelaron, además, fallos en la obtención de los permisos legales para llevar a cabo el evento, que incumple “los requisitos establecidos en la legislación deportiva colombiana vigente”.
La selección oficial cubana sí fue invitada al certamen, pero rechazó participar, pues los organizadores exigían la firma de un contrato por cinco años que excluye la participación en otros torneos similares, como la Serie del Caribe.
Entonces los mercenarios del otro lado del mar vieron una oportunidad de echar mano a otra de sus “ideotas” de turno: robar el espacio de Cuba y endilgarle a los uniformes el infame letrero de “Patria y Vida”.
La Federación Cubana de Béisbol fue conclusiva al respecto en su declaración oficial. En la misma sintonía, el lado colombiano condenó el uso de los símbolos cubano en tan desvergonzada manera, pues “se interpretaría como una clara infracción a los derechos constitucionales y deportivos de la República de Cuba”. De esta manera reconocían la potestad de la FCB, única entidad competente para asumir un rol decisor en el ámbito beisbolero cubano.
Otra creación de la maquinaria de odio contra Cuba
Como resultado del acercamiento político entre Cuba y la administración de Barack Obama, en diciembre de 2018 la Isla firmó un convenio con la MLB y el sindicato de peloteros para posibilitar la participación deportistas radicados en Cuba en las Grandes Ligas. Su sucesor, Donald Trump, lo inhabilitó como parte de la política de recrudecimiento del bloqueo, con el fin de provocar un cambio de sistema sociopolítico en la nación caribeña. Regulaciones vigentes impiden a peloteros vinculados a la FCB, residentes en la Mayor de las Antillas, desempeñarse a este nivel profesional.
Pierden quienes permanecen en la Isla, y también los viven fuera, obligados a romper vínculos laborales con su Patria para acceder a la liga estadounidense.
Cuba mantiene su intención de propiciar una aproximación respetuoso y ético con la MLB, obstaculizado por la política hostil del gobierno norteño contra el pueblo insular.
Entonces llegan los oportunistas, aupados por el Tío Sam, dispuestos a obtener beneficios políticos y comerciales a expensas de dar la espalda a su propio país.
No debemos olvidar que quienes apuestan hoy por esta infamia son los mismos que protagonizan la cruzada de odio contra la Mayor de las Antillas en todos los ámbitos. Su meta se aleja muchísimo del espíritu inherente al deporte nacional. Pertenecen al credo de la desunión, la violencia y la barbarie.