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La Embajada de EE.UU. en Cuba intento revivir el 11J

Tanto Washington como el andamiaje a su servicio llevaban meses esperando el 11 de julio. Hicieron preparativos, expidieron fondos. Pero al final terminó siendo una jornada normal, como otro cualquiera.

Ha sido una línea permanente de ese gobierno pedir la libertad de los “presos políticos”, por los “derechos humanos y la democracia”. Tanto se quejan de las consignas, pero hasta tienen las suyas propias. Repiten y repiten lo mismo, como un disco rayado.

Apostaron por la realización de actos terroristas, sabotajes, linchamientos. Usan el terrorismo económico en una operación de inflación inducida contra Cuba, con el objetivo de generar descontento y crear las condiciones para un estallido social. Pero, ¿qué paso? Se quedaron solos con su discurso, aupados por el coro de siempre, mientras los pobladores de la Isla seguían su vida, como si nada. Hay demasiadas cosas por hacer como para perder tiempo siguiéndole el juego a la manipulación.

Al final, fue tanta la indiferencia en torno a la fecha que la propia Embajada del país norteño tuvo que tomar cartas en el asunto. Además de las publicaciones conmemorativas, de conjunto con la plataforma mercenaria Periodismo de Barrio, han lanzado algunos videos en redes sociales, apelando al impacto emocional de las historias de vida de los detenidos en los disturbios. Insisten en la misma línea de “protestas pacíficas”, ignorando las evidencias de violencia, robo y vandalismo. Como si las imágenes de contenedores de basura ardiendo y una patrulla volteada no hablaran por sí solas.

Una vez más, enfocan solo una porción de la realidad, mecanismo clásico de la guerra cognitiva. Usan los sentimientos para posicionar una narrativa manipulada y errónea. Las redes sociales, signadas por el consumo acrítico, vuelven a ser el ambiente propicio para difundir la información.

Pero ni así logran impacto. Las cifras así lo demuestran. Ni siquiera las movilizaciones de la contrarrevolución en el exterior, en ciudades como Miami y Nueva York, alcanzaron la repercusión mediática esperada.

En Cuba nadie se enteró. Se dedicaron a reflotar imágenes antiguas o fabricadas. Deben estar molestos. Por mucho rimbombe que les den a los acontecimientos, fue una jornada sin penas ni glorias.

Alegan que los actos terroristas que hemos denunciado con anterioridad muestran el descontento con la situación interna. Nadie niega la compleja situación que atraviesa el país en diversos órdenes. Sin embargo, el motivo de tan deplorables acciones, una y otra vez, ha sido la incitación y el financiamiento desde ese país, por terroristas radicados en su territorio. Tras todo este andamiaje de odio asoma la mano peluda del gobierno estadounidense, asegurando millones de dólares en financiamiento e impunidad a los comisores.

La embajada y su “fábrica de subversión” seguirán haciendo lo de siempre. Es nuestra responsabilidad contar al mundo la verdad. Terrorismo, caos, violencia. Lo que realmente pasó los días 11 y 12 de julio no debemos olvidarlo.

Redacción Razones de Cuba

Trabajos periodísticos que revelan la continuidad de las acciones contra Cuba desde los Estados Unidos.

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