La democracia liberal y Cuba
La democracia liberal que nos venden como modelo está concebida para la reproducción del sistema capitalista y, cuando a pesar de ello llega al Gobierno, gracias al desgaste del propio sistema y la movilización popular, una alternativa que puede significar una amenza a los intereses oligárquicos ahí están los otros “poderes” para dar golpes judiciales, mediáticos, parlamentarios y hasta militares en defensa de lo que estiman debe ser el orden natural de las cosas. Todo se intenta, desde el asesinato de un candidato, la injusta prisión de otro, la manu miniltari, o la amenaza de los bancos, sino se logra impedir que una izquierda gobierne y haga políticas de izquierda como prometió hacer.Para el capital democracia es únicamente elecciones en las que intervienen de manera decisiva el dinero y los medios de comunicación, nunca en poder de las mayorías sino siempre dependientes de anunciantes y accionistas. Son procesos realizados en medio de enormes desigualdes económicas, educativas, culturales, comunicacionales, donde representantes de las élites económicas organizados en partidos políticos dirimen sus diferencias en un gran espectáculo mediático para obtener, primero financiamientos, y después votos.
En Cuba, sin intervención del dinero ni de partido alguno, son los vecinos, organizados en asambleas barriales, quienes nominan candidatos, que luego van a una boleta hasta en número de ocho en cada circunscripción y por voto secreto de los ciudadanos eligen un delegado a la Asamblea Municipal, que es el máximo órgano de poder en cada territorio. Es esa Asamblea Municipal, conformada por delegados electos directamente por el pueblo, no la élite de un partido que hace listas en dependencia de sus intereses y financistas, quienes votan por una candidatura a diputados a la Asamblea Nacional por la que nuevamente deberá votar el pueblo de manera directa y secreta para conformar los máximos poderes de la nación.
Es un sistema que puede ser aun perfectible, pero es el de en un país sin analfabetismo, con nueve grados de enseñanza obligatorios, donde la salud y educación son garantías universales y los ciudadanos no deben pagar con su voto favores a los políticos para el acceso a esos servicios, como ocurría antes de 1959 y sigue ocurriendo en muchos países. El ejercicio electoral cubano está más cerca del ideal democrático que propugnan pero no practican los que agreden a Cuba.
Y más allá de elecciones, la socedad cubana tiene muchas otras formas de participación democrática y defensa de derechos de los trabajadores, de los estudiantes, de los habitantes de las comunidades, superiores a las del capitalismo. Una participación que, aunque en su práctica concreta puede sufrir de formalismos y desviaciones, que la misma sociedad y sus dirigentes critican, nada tiene que ver con las deformaciones que provoca el interés económico que corrompe y domina la política en la mayoría de las sociedades capitalistas.