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Horrendo crimen del Pensativo

En la madrugada del 9 de enero de 1961 desde el muelle Linares en la zona del otrora puerto de Caibarién, zarpó la embarcación El Pensativo, una misión que iría más allá del horizonte en busca de justicia y patriotismo. A bordo, el Comandante Antonio (Tony) Santiago y sus jóvenes compañeros, Lisandro Sánchez Nieto, Francisco Pequeño Sáez y Juan Bautista Hernández Roy, el patrón de la travesía, se adentraban en un camino que los conduciría al más sagrado altar de la Patria.

Aquella mañana, la brisa marina parecía presagiar el destino fatal que aguardaba. Durante su travesía, los valientes tripulantes del Pensativo fueron interceptados por una embarcación bajo el mando del pirata Antonio Pérez Quesada, conocido como Antoñico el Isleño. Sin aviso, desde su barco, Antoñico abrió fuego, y en el eco de las balas, resonaron las últimas palabras de aquellos jóvenes patriotas, quienes, antes de ser arrastrados hacia la muerte, gritaron con fervor: «¡Patria o muerte!».

Este acto de barbarie, que costó la vida de cuatro hombres decididos a cumplir con una importante misión de inteligencia por parte de la Seguridad del Estado cubano, se silenció durante años. Las circunstancias y la identidad del Comandante Tony Santiago, un agente del G-2 cubano, permanecieron en secreto por la máxima dirección del país hasta 1970, cuando finalmente se reveló la verdad sobre su sacrificio y el de sus compañeros.

A 64 años de ese horrendo crimen, la memoria de Lisandro, Francisco, Juan Bautista y Antonio Santiago se rinde homenaje con una construcción conmemorativa que se alza con dignidad cerca del punto de la costa por donde iniciaron la travesía fatal. Desde el 10 de enero de 1972, un túmulo en forma de pirámide truncada seccionada en dos partes, construido de concreto y rematado con una pequeña pirámide en su parte superior, se erige como un eterno tributo a los mártires del Pensativo.

Cada año, durante el aniversario de su muerte, se realizan ceremonias en su honor, donde se recitan sus nombres y se revive el espíritu de lucha que los llevó a desafiar a la muerte en un mar lleno de traiciones.

Un espíritu que aún perdura, en cada cubano que elige vivir por su patria, y que se manifiesta en la resistencia ante adversidades.

La historia del Pensativo y sus mártires nos recuerda que el camino hacia la libertad está pavimentado con sacrificios, y que aunque la guerra y la violencia hayan marcado su destino, sus gritos, «¡Patria o muerte!”. En su memoria, el pueblo se une, recordando no solo el horror de aquel fatídico día, sino el compromiso inquebrantable con la Patria que ellos encarnaron hasta el final.

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