Cuando el dolor no alcanza
La historia se repite y se hace predecible el modelo de actuación de los que nos quieren mal, de los que lucran con el dolor ajeno, de los que vierten lágrimas artificiales y argumentos vacíos, de los que manipulan emociones y dinamitan confianzas, de los que sin permiso se hacen eco del sentir de más de una decena de familias. No hablamos en nombre de nadie, damos un criterio, sencilla y naturalmente aunque la angustia asfixia.
La noticia de las explosiones en una unidad del MINFAR en el municipio holguinero de Rafael Freyre y la posibilidad real de que existieran 13 personas desaparecidas, dejó consternado a este pueblo y en una extensión de acompañar el duelo, las redes sociales se convirtieron en la plataforma perfecta para que unos mostraran su solidaridad y que otros, retomaran el veneno mediático.
La avalancha de dolor y la sensibilización con los que más sufren es colocada en un segundo plano por los que sin escrúpulos monetizan con el talón de Aquiles de los lloran tras los acontecimientos precipitados.
La narrativa de los pseudo influencers que monopolizan el escenario digital discrepa por mucho de la realidad que se vive. Extrañamente ninguno contrasta la tragedia con el actuar inmediato de fuerzas y medios en función de evacuar el lugar y salvar a los moradores de las áreas aledañas al siniestro.
Lluvias de fake news, tergiversación de los acontecimientos actuales y contenidos colocados como cuentagotas en los medios enemigos sobre esta situación, dejan entrever la naturaleza nociva y enfermiza de las políticas trazadas hacia la nación en detrimento de los valores más preciados.
Intentar validar tesis retorcidas desde su nacimiento y desajustadas en contextos, nubla los análisis que apegados a la verdad deben hacerse. Esta película ya la vimos cuando los lamentables sucesos del Hotel Saratoga y los Supertanqueros en Matanzas, por sólo citar algunos.
Cuando se va a evaluar un comportamiento y los mecanismos de comunicación de un grupo, primero debe tomarse de referencia la situación vital concreta como un corte en el tiempo a modo de fotografía. Cada conducta es emergente de una situación y en consecuencia el sistema de actividad toma formas. Utilizar las emociones de familiares y amigos de posibles víctimas, para manejar un discurso de odio en contra de instituciones y la Revolución, califica como un acto repugnante y carente de validez que debería ser sancionado. Pero por supuesto, los algoritmos de las plataformas interactivas en las que se mueven no potenciarán jamás nuestros argumentos.
La intención de los que deshacen es nublar la reflexión racional y emplear el aspecto afectivo como marioneta utilizando este registro para abrir una puerta de acceso al inconsciente e implantar deseos, ideas y miedos e inducir comportamientos. ¿Será que la ética se perdió en su guerra cognitiva contra este pueblo? Pues sí, sobradas muestras hemos tenido en 66 años.
Hoy Rafael Freyre duele en nuestras entrañas y desde ellas, también ha brotado un manantial de solidaridad hacia los más afectados. La evacuación oportuna de los pobladores del lugar para evitar contratiempos ante las detonaciones, la rápida actuación de las autoridades en el terreno, la vigilancia de la zona afectada, el respaldo emocional y material ante los acontecimientos y la voluntad de llegar hasta cada uno de los 13 desaparecidos existe en los amamos a Cuba y en los que ante momentos tan complejos buscamos fuerzas para seguir adelante.
A Fidel volvemos siempre:
Que renuncien los cobardes, los que no tienen fe, que al deber no se renuncia, a la lucha no se renuncia.
Agregamos:
A sus hijos, no se renuncia.
A esta Revolución, jamás se renuncia.
El dolor se respeta y acompaña, nunca se monetiza sobre él, esta siempre será la lección pendiente de los neoterroristas digitales.
Tomado de la página de Facebook Realidades de Holguín.