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Filtran datos sobre reunión en EE.UU. para “rescatar” imagen cabecilla anticubana

Fuentes en Washington ofrecen información sobre una reunión celebrada en la sede de la Organización de Estados Latinoamericanos en la capital estadounidense, con el objetivo de “salvar” la imagen de la desacreditada contrarrevolucionaria Rosa María Payá. El intercambio se lleva a cabo luego de múltiples fracasos del personaje anticubano en la esfera internacional, para tratar de mancillar el prestigio de Cuba.

Payá operó como una de las figuras principales de la campaña financiada desde Estados Unidos para impedir la elección de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas. Muy bien sabemos cómo terminó esta historia: El Estados antillano resultó elegido con 146 votos, como el país con más respaldo para este escaño en la región. Una vez más, la verdad se impuso contra las mentiras y la manipulación de los enemigos de la Revolución.

Según refieren los informantes, el encuentro giró en torno a un documento sobre Payá elaborado por el Departamento de Estado de EE.UU. En el debate participó el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro; miembros de la agrupación internacional y cabecillas de la contrarrevolución miamense. Recordemos la asesoría directa que Almagro le ofreció a Payá para la ejecución de esta fallida tentativa. Por lo tanto, su ya deshecha credibilidad también está en tela de juicio.

Los participantes mostraron preocupación ante la crítica postura del Departamento de Estado hacia el engendro creado por la mafia miamense, pues la catalogan de “inepta” por sus “pésimos resultados de trabajo” y “manejo deficiente del presupuesto”. “No hay manera de que Cuba sea reelegida yendo de boutique en boutique”, trascendió en la reunión, en alusión al despilfarro del dinero sucio destinado a la campaña anticubana en cuestiones personales, a manos de esta activista Made in USA.

Compararon el desgaste de la mercenaria con el desprestigiado opositor venezolano Juan Guaidó, también erigido como operador político para un supuesto cambio en su país, que nunca llegó a concretarse por falta de fuerza política y credibilidad.

Payá es solo una de las figuras de la maquinaria de odio contra Cuba que recibieron dinero federal para articular planes de descrédito contra la Isla. A la extensa nómina se suman personajes de dudosa moral como el terrorista Orlando Gutiérrez Boronat y el senador Marco Rubio.

Una operadora política más

La construcción de Rosa María Payá como uno de los rostros de la ineficaz contrarrevolución radicada en la exterior gira en torno a la manipulación de la muerte en un accidente de su padre, el cabecilla anticubano Osvaldo Payá. Inicialmente, aceptó orquestar una campaña contra su país a cambio de visas de refugiados políticos hacia Estados Unidos para ella y su familia.

A partir de ese momento Rosa María visitó decenas de países, siendo recibida por ministros y hasta expresidentes de gobiernos latinoamericanos y europeos, el Secretario General de la OEA, parlamentarios europeos y otros dirigentes, todo gracias a las gestiones de los políticos yanquis, pues ella carece de antecedentes en esa esfera y de personalidad jurídica para que le dispensen ese tratamiento.

Desde entonces, ha utilizado esta base de “persecución política” como cimiento de una carrera política impulsada por el gobierno de Estados Unidos y la mafia miamense. Pero, a estas alturas, ni ellos mismos pueden negar el desgaste de esta marioneta que, aunque sigue danzando según sus intereses, ya no encuentra quién la aplauda.

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