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Disturbios (Parte 2)

¿Qué ha pasado con Cuba durante los últimos años?

Las fuerzas que se contraponen al socialismo cubano han intentado de todo para que el pueblo se enfrente, apostando porque ocurra el ansiado estallido social de grandes proporciones, para ello han recrudecido el bloqueo económico, comercial y financiero con medidas que impactan el nivel de vida e índice de desarrollo humano. A la par, han desatado una campaña mediática sin precedentes.

Las evidencias se manifiestan en la línea Trump-Biden, instigada por el poder norteamericano.

Han intentado que el pueblo cubano se lance a las calles —sin importar el costo—, utilizando el martilleo constante de los medíos de comunicación subversivos, esgrimiendo múltiples razones, las mismas que han funcionado en otros países… sin embargo en la Isla hay algo que desconocen y de ahí derivan los más grandes errores de cálculos imperialistas: los cubanos a pesar de las presiones externas y la situación económica interna poseen una profunda cultura política.

De tal modo las protestas por temas referentes a presuntas violaciones de los derechos humanos no prosperan. Consideremos que “las manifestaciones pudieran surgir como respuesta a violaciones de los derechos, represión política, censura o falta de libertades civiles. Los manifestantes podrían demandar cambios en el sistema político y mejoras en los derechos y las libertades fundamentales”. Sencillamente no procede. Los cubanos hace mucho que son humanos con derechos.

Las ocurrencias de protestas económicas constituyen hoy el pilar esencial que insuflan para lograr lanzar al pueblo a las calles. Dice la matriz enemiga: “En caso de agravarse la situación económica en Cuba, podrían producirse protestas por la escasez de alimentos, medicinas, altos precios o la falta de oportunidades laborales. Los manifestantes podrían exigir políticas económicas más efectivas, mayor transparencia o reformas para abordar la desigualdad económica”.

Los cubanos, han desarrollado a lo largo de 65 años una profunda cultura de resistencia y conocen las principales causas de sus males.

Lo han intentado también con la generación de demandas de cambio político, para ello han inventado movimientos como el Proyecto Varela (presuntas bases ideológica para el cambio), Archipiélago (base de instigación atemperada a la modernidad), 27N (base de instigación para intelectuales); MSI (base de instigación para segmentos marginales) UNPACU (presunta base popular tradicional) y otros engendros y organizaciones contrarrevolucionarias.

Dice la matriz: “Las protestas podrían estar impulsadas por un deseo de cambio en el liderazgo político o en el sistema de gobierno. Los manifestantes podrían buscar elecciones libres y justas, una mayor apertura política o una reforma del sistema político existente”. En este caso la unidad del pueblo en torno a la Revolución constituye el antídoto infalible que el enemigo no ha llegado a fracturar.

Las manifestaciones sectoriales también podrían generar protestas específicas en sectores como “la educación, la salud o el transporte, en respuesta a políticas gubernamentales que afecten a dichos sectores. Estas protestas podrían tener demandas puntuales y estar impulsadas por los trabajadores o usuarios afectados”. Recordemos cuantas veces los medios alternativos enemigos han intentado azuzar a los transportistas, por ejemplo. Sencillamente no prospera.

Es importante entender que estas son algunas directrices que estimulan la subversión, de hecho, lo hacen constantemente a través del universo de la cultura.

Como principio, la naturaleza y el color de un estallido social puede evolucionar a medida que se desarrolla y se producen interacciones entre los manifestantes, el gobierno y otros actores.

Ahora bien ¿qué factores pudieran ser contraproducentes para la estabilidad en el país al calor de la agudización de la crisis global, con impacto significativo en la Isla?

Mientras el enemigo mantenga presiones económicas sobre las siguientes matrices subversivas, existe la posibilidad de estallido social:

1. La desigualdad económica y sociales, las brechas que se pueden abrir entre “los nuevos ricos y los nuevos pobres” —matriz altamente socorrida desde que el país aprobó la creación de las PIMES y MIPYMES—, la generalización de la crisis puede generar frustración y descontento entre la población.

2. “La corrupción y el mal gobierno, la falta de transparencia y de acompañamiento, la corrupción y la falta de responsabilidad política pueden minar la confianza de la gente en sus líderes y en las instituciones, lo que puede llevar a manifestaciones y protestas”. Así lo van moldeando.

3. “La represión política y los posibles actos de ´violación de derechos humanos´, en este caso la sensación que puedan sentir algunos sectores de opresión política, censura, restricción de la libertad de expresión y otras violaciones de los derechos pueden generar un ambiente de malestar y protesta a escala sectorial”.

4. “La crisis económica y la posibilidad de altos niveles de desempleo, en este caso, las dificultades económicas y la falta de oportunidades laborales exitosas pueden crear tensiones sociales significativas, especialmente cuando las personas luchan por satisfacer sus necesidades básicas y la inflación coarta las intenciones”.

5. Otros factores pudieran sumarse al complejo entramado de vectores, de tal modo, a la percepción que se pudiera tener de las insatisfacciones con la gestión del gobierno y la economía (escasez de alimentos, medicinas, altos precios, limitaciones en el acceso a Internet, la electricidad y sus beneficios, las presuntas restricciones a las libertades civiles, la migración y el deseo de cambio político).

El análisis de estos elementos por sí solo no denotan una realidad posible en perspectiva. La conjugación de ellos y el golpe sistemático, dirigido al desgaste psicológico, combinado con la guerra cognitiva (a por nuestras mentes), sí constituyen en caldo de cultivo de magnitudes considerables. El análisis constante de diversas fuentes de información pueda ofrecer una imagen completa y equilibrada de la situación.

Por su parte, el imperialismo no descansará en su empeño, ha invertido mucho esfuerzos y recursos por subvertir la realidad política de Cuba.

Corresponde evaluar y atemperar constantemente, escuchar con atención al pueblo. El pueblo heroico que ha decidido su destino con una singular Revolución de colores: en Rojo y Negro, desde el 26 de julio de 1953.

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