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Entre el cansancio y la satisfacción del deber cumplido

Inéditas son las imágenes que se observan en la televisión nacional sobre los devastadores efectos del huracán Ian por la región occidental del país. Casas derrumbadas, arboledas en el suelo, tendido eléctrico, centros del estado… en fin, grandes logros de la Revolución fueron afectados por este efecto de la naturaleza.

Pero cada amanecer llena la sonrisa de los pobladores. Miles de linieros llegan cada día hasta las zonas más intrincadas para rescatar lo que un día llenaba de felicidad a los pobladores.

El pueblo se une a las labores de restauración. Ayudan en el traslado hasta lugares en que los carros especializados no pueden llegar o simplemente comparten un café. Estas son muestras de la familiaridad que caracteriza a un pueblo unido.

Muchos lo han perdido todo, pero las vidas fueron conservadas. Hay algo que sí se ha mantenido: la confianza en que la Revolución llegará hasta donde sea necesario y compartirá lo que tiene para apoyar en la rápida recuperación.

Son muestras de una sociedad con valores arraigados que caracterizan a los cubanos, únicos seres en el mundo que cambian el yo por el nosotros.

El compromiso con el pueblo hace que lleguen desde todas las regiones del país ayuda humanitaria. Cada noche queda menos por hacer.

Esa es mi Cuba. Dentro de un tiempo solo quedarán los recuerdos del desastre. Trabajemos todos juntos por la recuperación. Que el cansancio no nos detenga. La fe en la victoria es el camino.

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