El discurso incompleto del odio
No son pocas las dificultades que tenemos, conocidas por todos, porque vivimos en Cuba. También sabemos reconocer a un oportunista, que entre palabras alentadoras y odio enmascarado pretende manipular los comentarios de cubanos revolucionarios.
Todos disfrutamos de derechos gratuitos, de estudiar y ser profesionales preparados, si así lo deseamos. Porque otro tenga una visión diferente, no tengo que hacerla mía.
Son claras las intenciones de los odiadores. Ven solo aspectos negativos y no ponen un ápice de esfuerzo en trabajar, colaborar con esta, mi Cuba libre, que es tuya también.
Las palabras utilizadas en estos textos tóxicos nos inclinan a pensar que sus autores solo se mueven por un beneficio material, porque cuando las intenciones son de ayudar, existen los mecanismos y lugares para reclamar justicia. Cuando existen los caminos correctos, probados, no hay que utilizar las redes para crear crisis. Pero como todo mercenario, acudir a otro esperando algo a cambio es el modo de actuar. No me convencen los odiadores, sus discursos no son ingenuos. Yo por mi parte seguiré defendiendo mi Revolución y sus conquistas.
Por Indira Méndez