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ESPECIALES

De extremos y críticas

“Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso a comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles, desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad”.

Esta frase, como muchas otras, se repite tanto que terminan por saturar al público, pierden su importancia y significado, haciéndola hueca, invisible, sin contenido. Que ocurra con esta en particular del ex jefe de la CIA, Allen Dulles, es conveniente a quienes sirve su mensaje.

La lucha ideológica, ya histórica, entre fuerzas antagónicas, especialmente entre el Capitalismo y el Comunismo, deriva, por regla general, en la anulación conceptual del contrario, de sus valores, argumentos y hasta de sus formas de defenderse del ataque.

Comúnmente, las corrientes tendentes al Comunismo, usan el convencimiento, la superación ideológica y cognoscitiva de las sociedades en transformación. Así, las llamadas masas, comprenden lo criminal del capitalismo en cualquiera de sus fases o máscaras.

El Capitalismo, por su parte, usa todos los mecanismos a su disposición, incluso, ser de izquierda: desde el New Deal, de Roosevelt y las políticas Keynesianas, la Fundación Ford como tapadera de la CIA para financiar el Congreso por la Libertad de la Cultura, y el Arte liberal y antisistema; el Plan Marshall y la Alianza para el Progreso, el Estado de Bienestar para competir con las sociedades socialistas de Europa, hasta llegar a los financiamientos de Soros, Rockefeller, o la propia Ford a las luchas raciales, feministas, de género.

El Capitalismo no solo usurpa los espacios de reclamo de la lucha comunista, sino que lo hace tan bien que hacerlo mejor que ellos se convierte en algo inaceptable.

Ser ultra, en algunos momentos de la historia de las revoluciones se convierte en un sinónimo de extremista, chovinista, de persona ajena a cualquier entendimiento y la mejor forma de descalificar un criterio divergente.

Según el RAE, “ultra”, es lo que va más allá. O sea, ser un “ultra” en el socialismo, vendría siendo la quintaesencia del comunista.

Según la Universidad de Oxford, “ultra”, se refiere a quien es de ideología política extremista, especialmente de extrema derecha, y que normalmente actúa con violencia y radicalidad. Y es interesante que la reputada universidad inglesa y su diccionario, no asuman el radicalismo como una corriente socialista, ¿por qué? Porque ya lo es en sí.

No por casualidad, la propaganda capitalista comparaba que el Comunismo y el Fascismo eran análogos, basados en algo llamado por el filósofo y escritor francés Jean-Pierre Faye, Teoría de la Herradura, obviando que esa simplificación de los extremismos políticos, solo va a generalizaciones simplificadas, casi burlescas y más fáciles de desacreditar, y solo favorece a las posturas más centristas, más tolerantes y menos confrontacionales de pensamiento que juegan muy bien con la socialdemocracia y el posmarxismo.

 “Fidel fue hijo de una tradición que es fundamental dentro de la historia del pensamiento revolucionario cubano: la corriente radical, que ha tenido puntos en común y ha establecido una trayectoria singular. Esos radicales se fueron por encima de las respuestas políticas que parecían posibles frente a los conflictos de su tiempo y su circunstancia, y las propuestas que ellos hicieron eran llamados a violentar la reproducción esperable de la vida social. Enumero solamente a hitos dentro de esa pléyade, como son Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras”.

Martínez Heredia, Fernando. Conferencia inaugural en el XXII Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba. 18 de marzo.2017.

Los procesos revolucionarios socialistas son cataclismos; destrozan todo a su paso, transformando todas las realidades, destruyendo todos o casi todos los rezagos de la sociedad capitalista, lo hacen incluso cuando, por necesidades de su continuidad entran en períodos de supuesta calma, de organización, de institucionalización.

En procesos atacados continuamente, el llamado a la cohesión, a la unidad son continuos e indispensables. Mientras más amenazada se ve una revolución, más peligroso es cualquier resquebrajamiento, disenso o crítica. Por ello, las críticas son cuestionadas a su vez, desde la propia esencia de su intención, oportunidad y contexto concretos.

La crítica verdaderamente revolucionaria no es negativa. Peligrosa es la falsa crítica, la que se disfraza como tal y solo redunda en contenidos o formas y no va a la esencia de los problemas y sus causas.

Siempre es más difícil aceptar el cuestionamiento de “ultras”, que regodearse con los aplausos de los amables centristas, de los conciliadores y los revolucionarios no extremistas. Los “ultras” siempre tratarán de “realizar escrupulosamente nuestra fantasía”, al decir de Lenin, y serán fieles al proyecto, aunque tengan que conciliar en ciertas posturas.

Los otros, esos que no se aprecian a sí mismos como radicales, no están interesados en salir de su zona de confort política, por el contrario, harán cualquier cosa con tal de profundizarla, ampliarla, incluso convertirse ellos en ultras y atacar a las posiciones revolucionarias que los amenacen.

 “Subsisten evidentes deficiencias y fallas que debemos señalarlas por su nombre y combatirlas con toda energía. ¡Solo así seremos dignos de llamarnos comunistas!”,

Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Informe al III Congreso del PCC. 1987

Redacción Razones de Cuba

Trabajos periodísticos que revelan la continuidad de las acciones contra Cuba desde los Estados Unidos.

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