De nuestros líderes históricos aprendimos que unidad significa una lucha compartida, asumir iguales riesgos, sacrificios, objetivos, conceptos y estrategias. Mientras mayores sean las dificultades, más exigencia, disciplina y unidad se requieren. Este llamado continuará presente, Cuba requiere de sabiduría, inteligencia, dialogo y ética.
El reto actual es ser mejores en la prestación de servicios, hacer lo que nos corresponda, por sencillo que sea, poniendo el corazón. Nuestra tradición de pueblo alegre, pero con mucha dignidad, irredento ante las más cruentas circunstancias, que vive enfrentando un bloqueo genocida, perfeccionándose en diversos órdenes, también queda reflejada en la organización de alternativas para un verano donde la tranquilidad y el esparcimiento lleguen a todas las familias.
Tenemos el beneficio de convivir que en un mismo lugar, cuadra, edificio o ciudadela, diferentes personas con variadas religiones y conceptos individuales. Ante una situación de salud, no se mira a quien se le tiende la mano. A veces estas cosas no se valoran en su justa medida, pero es principio de igualdad, de derechos humanos, no olvidar que la Revolución triunfante del 59 nos dio ese derecho. Ante violaciones de esa legalidad, se continúan perfeccionando procedimientos para enfrentar los hechos.
Vamos con todo. Seguiremos venciendo obstáculos, para ser dignos no de lo que hicimos ayer, sino de lo que hacemos hoy para el mañana.
