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Conciencia anticovid

Cuando la pandemia azotaba con más fuerza a la Mayor de las Antillas, no pocos profesionales pronosticaron que incluso después de controlar la #Covid19 la vida en el planeta nunca sería como antes. De ahí que a esa etapa postcovid se le comenzó a llamar nueva normalidad. En otras palabras, una normalidad con determinadas medidas de control, fundamentalmente relacionadas con la higiene, porque si algo dejó claro el virus desde el primer instante que las principales medidas preventivas imprescindibles eran higiénico–sanitarias, por ejemplo: el lavado frecuente de las manos y/o su desinfección con una solución antibacteriana.

Otra disposición fue el uso obligatorio del nasobuco, que en la nueva normalidad se dejó a decisión personal, pero se alertaba de su uso en los momentos y lugares donde existiera mayor riesgo de transmisión. Hace pocos días se ha establecido nuevamente su uso obligatorio en el transporte público y en los círculos infantiles.

Una sencilla razón nos obligaba a tener esa autoconciencia y responsabilidad: El virus está bajo control, pero vive. Nunca se logró eliminarlo por completo y, por otra parte, el país estaba obligado a abrirse al mundo, la economía toda lo pedía a gritos. Escuchando las alertas y nuevas medidas anunciadas por el Ministro de Salud Pública de Cuba, José Ángel Portal Miranda, ante el nuevo rebrote del virus en la Isla, me venían a la mente los permanentes llamados para fomentar la conciencia anticovid, pues en ello nos va el futuro de la nación.

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