Este 9 de mayo se cumplen 80 años de la firma de las actas de capitulación de la Alemania fascista ante el Ejército soviético, luego de la toma de Berlín.
Habían transcurrido cinco años y nueve meses desde que la Alemania hitleriana iniciara la Segunda Guerra mundial, invadiendo a Polonia, el día 1ro de septiembre de 1939 y, 4 años desde la agresión a la URSS, el día 22 de junio de 1941.
En aquella gran victoria, aunque hoy algunos se empeñan en minimizar e, incluso, negar el papel decisivo que le correspondió al país soviético, bien conocemos cuanto tuvo que sufrir y el alto precio que debió pagar ese heroico pueblo. Bastaría con decir que de los 60 millones de personas que se calcula, perecieron en aquella conflagración, 27 millones, el 45%, eran soviéticos.
A lo anterior debe sumarse la devastación causada a su economía, su territorio, su infraestructura y sus recursos naturales.
Cierto es que, fueron muchos los pueblos que sufrieron las atrocidades, la crueldad, el abuso y los crímenes que padecieron los habitantes de cualquier territorio o país por donde pasaron las hordas nazis. Mención aparte merecen sus campos de concentración, donde murieron más de cinco millones 100 000 personas. Aún nos horroriza y provoca escalofrío, las fotos que muestran aquellos despojos de alguien que alguna vez fue un ser humano.
Cuando el 9 de mayo de 1945, se rubricó el acta de rendición incondicional de la Alemania fascista, ante el mando soviético, parecería que el fascismo quedaría sepultado para siempre, pero aún se aprecian hechos y acciones que suelen recordar aquellos tiempos inciertos y por algunos ya olvidados.
Cosas como las que ocurren actualmente en Palestina, por la agresión del Ejército israelí, donde masacran a miles de personas inocentes e indefensas y se les niega el acceso a los alimentos y medicinas, con una impunidad tal, que pareciera una horrible pesadilla, algo inconcebible en pleno Siglo XXI.
Nunca debemos olvidar la desgracia que significó el fascismo, con su secuela de barbarie, muerte y sufrimiento.
Gracias, mil veces, al pueblo soviético que nos libró de aquel holocausto.
¡Gloria al pueblo soviético en el Día de la Victoria!
