Por Eduardo

Hace ya más de 10 años, mientras formaba parte del cuarteto fundador del blog “La Joven Cuba” (algo que nadie creería en caso de visitar la web actual de ese blog de donde han desaparecido los más de 40 artículos de opinión e históricos que escribí durante casi tres años), guardé un artículo del periodista cubano radicado en Miami, Lázaro Fariñas, con quien en aquellos tiempos intercambiábamos correspondencia periódicamente. En uno de sus fragmentos el texto expresaba:

“Hay quien lo piensa y además lo quiere. Hay quien lo quiere y además trabaja para que suceda. Hay quien lo niega, pero en realidad lo quiere. Hay quien no lo piensa, no lo quiere y además hace todo lo posible para que no suceda. Es una adivinanza, que también es una verdad que siempre ha existido entre los cubanos de Miami. Estoy hablando de la eventualidad de una invasión del Gobierno de los Estados Unidos a Cuba. ¿Cómo se le puede llamar a alguien que nació en un país y viviendo en otro, pide abiertamente que su país de origen sea invadido por el de su adopción? ¿Y, cómo, al que viviendo en su país, lo desea? ¿Traidor? ¿Apátrida? ¿Miserable?”

“Hay que tener una mente enferma de odio para desear algo como eso. Pero aunque sea difícil de imaginar, existen “muchos que padecen de esa enfermedad. Muchos que dieran lo que no tienen porque las tropas de este país invadieran a Cuba para derrocar al Gobierno revolucionario y poder ellos llegar en la retaguardia sobre un tanque americano a tomar el poder en Cuba y restablecer al antiguo régimen. ¿Qué clase de cubanos son esos que dicen que quieren liberar a Cuba con un gobierno extranjero? ¿Liberar a Cuba? ¿De quién? ¿De los cubanos? Nunca en la historia de Cuba ha sido esta más independiente que en estos momentos. No existe ningún país extranjero que tenga la menor influencia sobre la soberanía de nuestra nación. Se puede estar o no de acuerdo con parte o todo lo que se realiza en Cuba; lo que sí no se puede afirmar es que Cuba no es un país independiente y soberano. Como también es imperdonable desear que venga una potencia extranjera a dictar la forma de gobierno del país o recibir dinero y materiales de esa potencia para trabajar en contra de esa independencia y de esa soberanía.

Muchos han transformado su odio y lo han convertido en odio hacia Cuba. Odian a los artistas, a los deportistas, a los profesionales, odian todo lo bueno y lo malo que haya en Cuba. Estos que se autoproclaman patriotas, en realidad son una partida de odiadores, que en el fondo de su alma desearían que Cuba fuera arrasada desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio. No ven nada bueno en aquella Isla y por lo tanto, y aunque lo nieguen, desean su total destrucción.”

Recordé este texto cuando hace unas horas, antes de un baño reparador respondía a algunos comentarios de un personaje que parece responder a la descripción que el maestro Fariñas hace de los “odiadores”. Ahora comprendo de donde mi amigo Osmany extrajo esta palabra que tanto usa en sus post en las redes sociales. Este señor de marras, que usa el discurso habitual de las emisoras de Miami, cree firmemente que yo tengo miedo a debatir con él. Y sobre todo me acusa de no ser demócrata ni amigo del intercambio.

En los años en que administraba la Web de “La Joven Cuba” aprendí algunos códigos del famoso “debate democrático e inclusivo” de la contrarrevolución cubana. La primera regla es que con los comunistas no se debate, a los comunistas se les aplasta, y si es posible se les elimina físicamente. En eso no han cambiado estos personajes. Según el famoso músico cubano Alexander Abreu, en la campaña orquestada contra él en días recientes recibió seis llamadas amenazándolo de muerte. La respuesta viril del autor de “Me dicen Cuba” ofreciendo su pecho de noble cubano a sus detractores es solo un botón de muestra de la dignidad que se reitera en el alma de un verdadero patriota del verde caimán.

La segunda regla de los ciberdefensores de la “Democracia” y la “Libertad” al servicio del país agresor de la tierra en que nacieron, es que todas las agresiones del imperialismo en contra de la nación cubana son una especie de relato de ciencia ficción que solo existe, porque los odiados comunista tergiversan las nobles pretensiones del país norteño que en la historia ocupó militarmente a Cuba en dos ocasiones.

Según estos economistas de la contrapelusa del cárter e inventores del martillo de enderezar cristales, el bloqueo norteamericano no afecta la economía cubana. Las dificultades económicas de Cuba, según estos descubridores del agua tibia se deben a la ineptitud de los dirigentes del estado cubano. Lo más risible es que a contrapelo de la inteligencia que todo ser humano posee, pretenden situar como ejemplo a seguir al país de la brutalidad policial, del racismo sistémico, donde más de 20 millones de personas no tienen seguro médico y 6 millones de seres humanos viven en las calles y padecen de pobreza extrema, donde el 1% de la población posee el 90% de toda la riqueza, y donde un candidato que obtuvo tres millones de votos menos que su adversaria gana las elecciones.

Otra regla, la tercera, es tratar de desviar la atención de los lectores sobre el post que el bloguero revolucionario hubiese publicado. Este proceder era típico de la claque contrarrevolucionaria que pululaba por “La Joven Cuba”. Todos ellos procedían de un blog llamado “Tomar la palabra”, el cual por cierto todavía existe, y que por lo que se nota publican un post al mes. El último es del 28 de agosto de 2020 y lo firma un viejo conocido mío, Raudelis. Como entonces nadie sabe cuántas visitas ha recibido ese blog, uno de los tantos de la contrarrevolución, porque nunca le han colocado el scrip del contador de visitas.

Pues esos señores, si uno de los redactores publicaba un post pidiendo la libertad de los Cinco Héroes, colaban en la sección de comentarios un chisme de una supuesta manifestación de las Damas de Verde, intento fallido de clonar en la isla a las gloriosas Madres de la Plaza de Mayo (algunas de estas compañeras, que si enfrentaban a una brutal dictadura como la existente en Argentina, fueron asesinadas y desaparecidas).

El trabajo de elaborar un post defendiendo la Revolución Cubana lleva una cuota de sacrificio que implica a veces, como hago ahora, hoy sábado a la hora de la novela brasileña, renunciar a horas de descanso. Si se quiere ser objetivamente verídico hay que acudir a fuentes confiables, cosa que ya casi no va quedando en este mundo, donde cuatro o cinco transnacionales de la noticia al servicio del imperialismo crean las matrices de opinión que se divulgan a los cuatro puntos cardinales.

También hay que cuidar el lenguaje, tratando de escribir un texto que se ajuste a los cánones académicos de nuestra rica lengua materna, el español, pero que a la vez responda al lenguaje popular de la variante cubana del castellano. Siempre he tratado de que un cubano, donde quiera que lea uno de mis post perciba que quien le escribe es un compatriota suyo, y no un extranjero tratando de hacerse pasar por cubano.

Entonces es muy complicado, que después de tanto esfuerzo, un personaje que no pasa trabajo alguno en ser objetivo, porque de manera facilista repite el mismo discurso que todos los contrarrevolucionarios recitan desde que un día accedí a la Web 2.0 hace 12 años, me quiera obligar a aprobar post a post los mismos argumentos día a día, y que aunque yo le responda con mi verdad, los vuelve a situar, de manera tal que el supuesto intercambio se convierte en un diálogo de sordos, y este aprendiz de bloguero, cual Sísifo encaramando la piedra en la cima de la montaña, se desgaste y pierda un tiempo precioso en divulgar las cosas buenas, que son muchas que enorgullecen a mi tierra y a mi gente.

En mi Blog, para evitar que el falso intercambio me distraiga de lo que más me interesa, que es exponer con argumentos convincentes las conquistas del sistema socialista cubano, hago mía las ideas que escribió nuestro Apóstol José Martí en la tercera página del primer número del periódico Patria. Martí razona en un artículo titulado «A nuestra prensa», sobre el papel que le corresponde a esta en la batalla por la independencia y la libertad; algo que es aplicable en estos tiempos de COVID – 19 a los que escribimos en los Blogs de la Revolución y en las redes sociales en defensa de las ideas de la Revolución Cubana. Escribe el Apóstol:

«Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden».

«Una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan para violarlas, de los que hacen de ellas mercancía, y de los que las persiguen como enemigas de sus privilegios y de su autoridad. Pero la prensa es otra cuando se tiene enfrente el enemigo. Entonces, en voz baja se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz de ataque. Eso es Patria en la prensa. Es un soldado. Para el adversario mismo será parco de respuestas, y en vano se le querrá atraer a escaramuzas inútiles, porque cada línea de los periódicos de la libertad es indispensable para fundarla; aun el adversario hallará en nosotros más bálsamo que acero. El arma es para herir, y la palabra para curar las heridas (…)»

¿Tienen alguna duda de que Estados Unidos nos eligió como su enemigo? Pues si no lo saben, les digo que la oscura madeja del bloqueo a Cuba se redactó basada en la “Ley de Comercio con el enemigo” de ese país que el presidente Donald Trump acaba de ratificar hace unos días. En la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos perdieron miles de hombres ante las tropas alemanas y japonesas. Lo mismo ocurrió durante la ingloriosa invasión a Viet Nam. Y sin embargo Estados Unidos no bloquea a esos países, que fueron en algún momento sus enemigos en sangrientas guerras.

En estos más de 60 años, los muertos de esta guerra casi siempre los hemos puesto nosotros. Entonces ¿Por qué no nos dejan en Paz los gobiernos yanquis y sus acólitos? Y no la paz renunciando a la independencia, que es de lo que jamás hablaremos aquí. Como yo siempre digo, este no es un problema de cubanos. Todo lo que se mueve alrededor del despliegue mediático relacionado con Cuba tiene que ver con el diferendo histórico de los Estados Unidos con nuestra isla. Los cubanos que en las redes sociales declaran ellos mismos que reciben dinero del contribuyente norteamericano por atacar a la Revolución Cubana, no defienden los intereses del pueblo y la nación cubana, sino los intereses geopolíticos del gran imperio que se autoproclama gendarme mundial.

Aquí ceso transmisiones por ahora, porque no quiero aburrir a mis lectores. Como dijo un día el gran José Gervasio Artigas, padre fundador de la República Oriental del Uruguay, “Con la verdad no ofendo ni temo”. Los blogueros revolucionarios cubanos no comemos miedo, y no somos tontos para dejarnos enredar por aquellos que nos quieren desviar de nuestro objetivo de divulgar la obra de la Revolución Cubana. O como diría un guajiro nuestro: No somos bobos, ni montamos guanajo en pelo.

Tomado de El Blog de Edu

Dejar respuesta

¡Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí