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Socialismo vs. Capitalismo en tiempos «catástrofes»

La burguesía, desde que se afianza como clase en el poder y cesa su papel revolucionario en la historia de la humanidad, comienza a diseñar un mecanismo diabólico. Sustentado en la libre competencia y el mercado, transforma al obrero en mercancía, en un adicto dependiente del espejismo sobre el buen vivir y la superabundancia. El sistema social que construye y se reinventa una y otra vez, como ave fénix.

Pero es suficiente ponerlo a prueba con un gran reto social para que se tambalee hasta sus cimientos.

Así sucedió con la pandemia de la Covid 19, cuando el sistema de salud pública, diseñado para los sectores privilegiados, prácticamente colapsó. Solo basta recordar que las millonarias cifras pérdidas humanas por causa de la enfermedad están incompletas porque ¿quién le hizo el PCR a los miles de ciudadanos que fallecía a diario en las calles, debajo de los puentes, parques o en sus humildes hogares, sin saber siquiera si murieron de Covid, por no tener seguro médico, ni dinero para pagarlo?

En cambio, desde el primer instante fueron los países socialistas quienes diseñaron las mejores estrategias para enfrentar la pandemia, porque sus sistemas de salud tienen al ser humano y su bienestar como centro de atención. Cuba, el pequeño Estado subdesarrollado y sometido a un genocida bloqueo, es un claro ejemplo, no sólo. Ha alcanzado indicadores de vacunación y aplicación de dosis de refuerzo que la sitúan a la vanguardia mundial.

Pero volvamos al presente ¿Quieren saber las grandes diferencias que existen entre el Socialismo y el Capitalismo en el enfrentamiento a las grandes contingencias y desastres? Analicen la actuación de las autoridades y de la mayoría de los afectados ante un huracán de gran intensidad, como lo fue recientemente Ian, desde la alerta temprana hasta el actual proceso de recuperación.

Claro, lo que le llega al ciudadano común en EE.UU. sobre Cuba, son las imágenes y las noticias intoxicadas de odio, sobre las protestas «pacíficas» escenificadas en algunos lugares del país, estimuladas y convocadas desde afuera, en particular, desde La Florida, el mismo Estado que fue afectado por el mencionado huracán, causando literalmente un desastre total. Las cifras en ese lugar ascienden a más de 70 fallecidos, decenas de desaparecidos, cuantiosos daños materiales y ausencia de servicio eléctrico a 2.5 millones de personas.

El propio presidente Joe Biden, quien al fin visitó Puerto Rico, afectado días antes por otro huracán y que no ha sanado de las heridas de María en 2017, hace 5 años, vaticinó que la recuperación durará meses, quizás años.

En cambio, Cuba, con un mínimo de fallecidos -aunque cada muerte duele- con la participación de todos, con sus dirigentes al frente, junto al pueblo, con los pocos recursos disponibles de sus reservas para enfrentar este tipo de eventos y la ayuda solidaria de países amigos, se recupera, bajo la máxima de que ningún cubano quede desamparado.

Por desgracia, tienen que suceder este tipo de desastres para descubrir el verdadero rostro del Capitalismo, donde el «hombre, es lobo del hombre».

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