¡Si no hay grillos meterán el pretexto de los chinos!

Al iniciar el breve periodo Trump, aquel —asesorado por quién sabe quién, porque al final nadie compró los tomates— se auxilió de presuntos ataques sónicos al personal diplomático en la Embajada reabierta y de esta forma (tramposa) echar atrás los avances del periodo Obama. Hoy se sabe que si hubo algún ruido extraño solo fue producido por grillos comunes y que el mal nombrado Síndrome de La Habana también afectó a funcionarios norteamericanos y de otros países en disímiles escenarios fuera de Cuba.
El asunto era frenar el llamado “deshielo”.
Hoy todo el mundo sabe que las presiones fluyeron esencialmente del flamante Comité de Inteligencia del Congreso, dirigido por Marcos Rubio (Republicano rente al rabo) y del espeluznante Comité de Relaciones Internacionales del Senado, representado por Bob Menéndez (Demócrata rente al “cabo” y principal opositor de Biden dentro del propio partido) y todo porque son de las figuras mejor financiadas por el lobby cubano. Sin desconocer la plata que recibió el millonario residente en Mar a Lago durante la campaña presidencial y otros activos de la Península que pusieron “los agradecidos” a su disposición.
Se vislumbran algunos eventos importantes y para este grupo de congresistas y senadores es mejor tener asegurado —de antemano— los pretextos. El comic de la base de espionaje China en Cuba les viene como anillo al dedo. De tal modo, el Gran Bob Menéndez ya desató el “dinosaurio de la intriga” y ha puesto el 14 de julio como fecha para que la CIA y otros mecanismos de información respondan ante la Cámara las siguientes preguntas:
“¿Cuál es la naturaleza y la escala de la infraestructura actual de logística, base y recopilación de la República Popular China, incluida la infraestructura de recopilación de inteligencia, dentro de Cuba?
¿Dónde está ubicada la infraestructura?
¿Cuánto tiempo ha tenido la RPC una infraestructura operativa de logística, base y recolección establecida en Cuba?
¿Cuándo planteó el gobierno de los Estados Unidos por primera vez el tema de estas actividades de la RPC en Cuba con el régimen cubano y el gobierno de la RPC?”.
¿Qué empresas están proporcionando o vendiendo equipos para respaldar la expansión?
¿Qué compensación, incentivos o compromisos recibió o proporcionó el régimen cubano a cambio del establecimiento y expansión de la infraestructura logística, base y recolección de la RPC en Cuba?”.
Como si el gobierno de Cuba tuviera de sede una habitación llena de tontos para meterse en tales entuertos políticos y militares, cuando lo que busca —con humildad y buena voluntad— es seguir el camino de las relaciones normales con el vecino del Nortes.
¿A que temen los lobbystas? Pues es simple, a que se les acabe el juego de los manejos políticos antes, durante y posterior a la carrera por la presidencia en 2024, utilizando para ello el asunto de Cuba como moneda de cambio entre los políticos norteamericanos.
Por lo pronto, volverán a pasar la vergüenza de los “grillos sónicos” aunque le valga madre a los desalmados.
Cuba debe ser retirada de la lista de países patrocinadores del terrorismo, no es justa ni legal esa ilegítima designación. Por igual, deben retirar de una buena vez el bloqueo y de las 142 medidas impuestas por Trump, las que aún se mantienen.
Ahí está la ruta a seguir por el gobierno de Biden, es lo lógicamente racional.
No será así de fácil, habrá que batallar en el próximo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, aunque los EE.UU. —con el derecho al veto que le otorga una organización internacional, que sin dudas debe reformarse—, eche por tierra el deseo de todo un pueblo que necesita vivir en paz y en un porciento significativo ha refrendado ante las urnas su voluntad. Y el resto del mundo, como siempre, apoyar.
No caer en nuevas trampas es vital y los tramposos están allí, agazapado detrás del poder que les otorga el dinero de algunos cubanos que ya no son cubanos y esta vez… “si no hay grillos meterán el pretexto de los chinos” o cualquier otro.
Por Javier López