Robert (Bob) Menéndez: Un político con más crímenes que Ted Bundy
Las acusaciones de corrupción contra Robert (Bob) Menéndez, senador de los Estados Unidos por Nueva Jersey, parecen sorprender a la prensa norteamericana y medios aliados, sin mencionar a los escandalizados políticos del Establishment. Da la impresión que repentinamente han comenzado a “padecer” de Alzheimer porque lo del senador viene desde hace rato, es que todos son lobos de una misma camada.
Según POLITICO Bob Menéndez ha sido objeto de investigación por corrupción en varias ocasiones por los federales desde que ingresó al Senado hace casi 20 años. En 2005, apenas a un año de haber sido nombrado en su cargo, se vio perseguido por acusaciones de ese tipo afirma el medio. La última ha ocurrido a menos de 10 años de la anterior.
En 2012 el “pulcro” senador fue denunciado junto con el multimillonario dominicano Salomón Melgen de tener sexo con prostitutas menores de edad en República Dominicana. Pasando por encima de la declaración de múltiples testigos que demostraban la participación de ambos en orgias en la mansión de Melgen, con la presencia de menores; de estar confirmados los favores políticos otorgados a este a cambio de lo que eufemísticamente llamaron “regalos”, la denuncia gracias a la corrupción imperante en ese país feneció atrapada en enredos jurídicos muy al estilo USA.
En 2015 finalmente lo acusaron de ese y otros cargos de corrupción que llegaron a sumar 14, entre ellos conspiración para cometer soborno y fraude electrónico.
Fue un proceso, por llamarlo de alguna manera, que se dilató hasta 2017; semejando una telenovela con varias subtramas, plagado de incoherencias e influencias políticas para limpiar la imagen de Bob, donde afloró la podredumbre del sistema judicial del “paraíso de la democracia”.
Todo se diluyó en una serie de cantinfleos jurídicos, de actas fiscales idas a parar a lugares fuera del alcance de la mirada pública, hasta concluir en 2017 con el increíble resultado de cancelado por falta de un veredicto unánime de los miembros del jurado. Nada cosas made in USA.
Con respecto a la preferencia o la tendencia del senador a involucrarse en actividades de cuestionable moral, vale recordar que en la época en que más estrecha era su amistad con el senador Marco Rubio estaban de moda las controversiales “fiestas de espuma”, de la célebre playa de South Beach, a las cuales Rubio reconoce haber asistido y algunos medios sitúan a Bob acompañándolo.
No escribo sobre estos escabrosos pasajes de la vida del senador por amarillismo, algo que rechazo, sino para demostrar toda la inmoralidad que esconde una de las personas, si así se le puede llamar, que más daño ha hecho al pueblo cubano, desde un puesto que solo en un sistema político totalmente corrupto como el de Estados Unidos puede ocupar.
Tal es así que; otro personaje acérrimo enemigo de Cuba y culpable de muchas acciones contra nuestro país, incluyendo ser el autor de una Ley que lleva su nombre Robert Torricelli, también senador por Nueva Jersey quien se jubiló en medio de un escándalo ético, dijo que, durante años tuvo preocupaciones sobre Menéndez. Sin embargo; al igual que otros demócratas, miró hacia otro lado, dispuesto a pasar por alto las sospechas por lealtad personal. Sin comentarios.
Los medios entrelineas acusan de la irrefrenable tendencia de Menéndez a la descomposición moral al lugar de donde proviene, el condado de Hudson, el cual según ellos es un conglomerado urbano de feudos políticos, donde el caciquismo y la corrupción están profundamente arraigados en la cultura política.
Es verdad que, en los inicios de su carrera política, trabajó como ayudante del alcalde de Unión City, William Musto; con el que, asevera el sitio SURCOS DIGITAL, desarrolló una profunda amistad. Tan intensa que muchos decían que Musto era como un padre para él.
Pero cuando el alcalde fue llevado a juicio por corrupción junto con sus ayudantes, Bob sorprendentemente no fue sentado en el banquillo de los acusados, sino que apareció convertido en el testigo estrella en contra de su jefe. ¿Qué le habrán ofrecido los agentes federales para que testificara en contra de su protector y guía?, se pregunta el medio y se responde; lo más probable es que fuera inmunidad.
Sí ese fue el trato, lo que suele hacer el FBI en estos casos con personajes de las características del senador es convertirlo en su informante, eso sería entonces uno de los factores que han influido en la impunidad con la cual ha actuado. Lo cierto es que, ya en esa época era un corrupto.
No niego que el ambiente y los “profesores” influyen, pero esa situación está presente en todo el sistema político de Estados Unidos con fuerte reflejo en su sociedad.
Bob Menéndez es el fruto no de las características negativas de un lugar; sino de la esencia degradante del capitalismo, sus males y deformaciones, naturalmente también de su ausencia total de valores humanos, éticos y morales. Recordemos como intentó hacer ciudadano americano al niño Elián González con el propósito de impedir que se pudiera reunir con su padre.
Tan frecuentes han resultado sus actividades ilícitas que las denuncias, acusaciones y procesos judiciales que estas generan se entremezclan provocando, entre otras cosas, que la prensa se desoriente y atribuya en ocasiones diferentes fechas de inicio al mismo caso y se confunda al enumerar los cargos que se le imputan en cada uno de ellos.
En su último “desliz”, él y su esposa se encuentran acusados, según Associated Press, de aceptar sobornos en efectivo, lingotes de oro y un automóvil de lujo por una serie de actos corruptos para beneficiar al gobierno de Egipto.
Asegura la agencia noticiosa que “una búsqueda en la casa de la pareja reveló 100.000 dólares en lingotes de oro y 480.000 dólares en efectivo escondidos”, agregando que los fiscales anunciaron los cargos contra el senador casi seis años después de que un caso penal anterior en su contra terminó en un punto muerto.
Se pudiera decir que Robert Menéndez y su última esposa son la versión moderna de Bonnie y Clyde por su capacidad de cometer crímenes y escapar de la acción de la justicia; la única diferencia es que ellos no lanzan ráfagas de metralletas, sino de influencias corruptas y reciben a cambio una lluvia dinero y prebendas, no de balas como los mencionados.
Ahora acaba de anunciar que dimite “temporalmente” como Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, algo que también hizo en 2015. Cargo que ha utilizado para influir en presidentes y primeros ministros, así como para ejercer el nepotismo y favorecer a amantes y amigos de diversas maneras¸ de acuerdo con The New York Times que lo define como un político vengativo.
Así ayudó a su hijo, Robert Menendez Jr., a ganar su antiguo escaño en la Cámara de Representantes en 2022, a Kay LiCausi, examante, a conseguir lucrativos contratos de consultoría con grupos demócratas y trabajar para empresas y organizaciones vinculadas a él, por solo mencionar dos casos.
Sus renuncias no han sido un acto de consciencia, sí es que la tiene, sino obligadas por una de las reglas de la Conferencia Demócrata del Senado, según la cual los miembros que ocupan cargos de liderazgo o que presiden paneles deben renunciar si son imputados de un delito, es decir ese acto suyo no significa nada. Además, como en otras ocasiones, sigue negando los cargos de los que se le hace responsable.
Visto todo lo anterior vale preguntarle a medios y políticos norteamericanos y también de otras latitudes, ¿por qué se sorprenden de las conductas corruptas de Bob, si este tiene más crímenes que Ted Bundy?
Algunos ya lo dan por cadáver político, yo prefiero esperar el desenlace de este nuevo culebrón mediático, todo depende de lo que más le convenga a los intereses del Establishment en los momentos actuales. En cualquier caso, la decisión nunca será por consideraciones éticas o normas morales.