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ESPECIALES

¿Quién es el verdadero culpable?

La responsabilidad histórica de lo que está ocurriendo en la frontera sur de EE.UU. es de los sucesivos gobiernos de ese país.

Es el resultado de la aberrante y repudiable política de dominación y saqueo impuesta por el imperialismo yanqui sobre los pueblos de América Latina, cuya consecuencia ha sido el hundimiento en la miseria y la desesperación de millones de personas en nuestro continente.

Acorde con la visión distorsionada, ofensiva y prepotente de vernos como a inferiores nos han tratado e impuesto sus designios neocoloniales. Una muestra de ese pensamiento es la Doctrina Monroe que pregonaba América para los americanos, en realidad una especie de que nadie toque nada yo solo puedo tocar, esto es mío.

Su historial de invasiones y conspiraciones para derrocar gobiernos de izquierda que no han sido a fines a sus intereses o de su agrado para instaurar otros de derecha, incluyendo sangrientas dictaduras, les ha facilitado el dominio y saqueo de los recursos naturales de los países donde han reinado cuyas políticas han hecho más ricos a los ricos y traído más pobreza a los pobres.

En esa conducta han tenido influencia el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entidades controladas por EE.UU., que exigen la implementación de medidas de recortes de gastos públicos y otras de fuerte impacto negativo sobre las capas más vulnerables de la sociedad como premisa para otorgarles grandes préstamos a ese tipo de gobiernos. Un ejemplo reciente es el de Javier Milei en Argentina.  

Y como si esas vilezas no les bastaran, recurren a la aplicación de bloqueos genocidas y medidas coercitivas sobre los países que deciden elegir un sistema diferente al Capitalismo para su desarrollo económico-social y que no se inclinan ante su poderío, tales son los casos de Venezuela y Cuba.

Hoy la compleja situación económica que enfrenta nuestro país impacta negativamente en los niveles de vida del pueblo, provocándole carencias y necesidades que lo obligan a realizar ingentes sacrificios, es fiel reflejo del resultado de esa cruel y obsoleta política.

En su libro La CIA por dentro. Diario de un espía, el oficial de esa agencia ya fallecido, Philip Agee, expone en detalles como EE.UU. interviene en los problemas internos de los países e influye para utilizarlos en favor de sus intereses.

Agee al aludir a las diferentes actividades que desarrolla la CIA menciona como una de ellas, lo cito:

“Las operaciones de acción consisten en el control, la guía y. el apoyo a individuos y organizaciones que estén empeñados en la batalla contra el comunismo en cualquier lugar del mundo. Se incluyen uniones laborales, organizaciones de juventud y de estudiantes, medios de información pública, sociedades de profesionales, organizaciones de hombres de negocios, políticos y partidos políticos, y gobiernos”.

Sin comentarios.

En fin, todo lo que hemos venido mencionando ha creado las condiciones para que grandes flujos de emigrantes en busca de mejoras económicas, la mayoría desesperados por la pobreza que padecen, arriben a la frontera sur del país que se vende como el “paraíso” de las oportunidades y la libertad.

Pero al llegar a ella se encuentran con muros, alambradas de púas y militares que les impiden el paso; a la vez que los que tuvieron la “suerte” de lograr entrar, pero no pudieron legalizar su estatus migratorio, se ven deportados como criminales peligrosos o encarcelados en una prisión de nefasto historial, como la que tiene el norte revuelto y brutal que nos desprecia en el territorio ilegalmente ocupado de la Base Naval de Guantánamo.

No son nuestros emigrantes latinoamericanos responsables de la pobreza y las carencias que los impulsan a abandonar sus países de origen, el verdadero culpable es quien hoy pretende crearles una imagen de vándalos que van a importunar la tranquilidad de sus ciudades, él que se hizo rico a costa de sumirlos en la miseria y les negó con su avaricia la posibilidad de tener un proyecto de vida decoroso en la tierra donde nacieron.

¡Esa es la verdad!

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