Más allá de la Finca de los Monos: Reflexiones
El lamentable suceso en la Finca de los Monos nos recuerda una vez más cómo la manipulación y la desinformación se aprovechan de cualquier acontecimiento para atacar a la Revolución. Si bien es necesario investigar a fondo lo sucedido y hacer responsables a los culpables, es crucial no dejarse arrastrar por la vorágine de noticias falsas que circulan en las redes sociales.
No debemos caer en la trampa, hay que ser rápidos en la respuesta, si no aclaramos nosotros y damos nuestra versión, sin duda alguna el enemigo y sus buitres darán una versión tergiversada del asunto.
Es esencial enfocarnos en las soluciones y en la construcción de una sociedad mejor, sin dejar de lado la importancia de los hechos.
Eran adolescentes los involucrados, y es imperativo abordar esta problemática con seriedad y tomar medidas para prevenir que se repita.
Es deplorable que algunos se alegren por el suceso o que busquen hacer polémica con la información oficial. Las redes sociales no deben nublar nuestra mente, y es importante no dejar que la desinformación influya en nuestro juicio.
Todo lo que se trate de Cuba siempre tendrá una amplia repercusión en redes sociales, tendrá una gran cuenta de manipulación y exageración y tendrá todo el apoyo de los mercaderes de la noticia. Porque para hacer daño y fastidiar siempre hay gente.
He visto gente tan lamentable que se alegró por lo sucedido y se entristece porque no fue mucho mayor. Buitres de mala fe, los que allí estaban podrían ser nuestros hijos o familiares. Ante todo, debe primar la vergüenza y está nada tiene que ver con política y si con la ética.
También he visto muchos hacerle el juego lapidario al enemigo, gente que en vez de ayudar, no lo hace, los que se dicen compañeros andaban con una fosforera tratando de dar candela y echar leña al fuego, o como decimos en buen cubano haciendo leña del árbol caído. Con esos amigos en redes sociales, no hacen falta enemigos.
Debemos aprender de lo sucedido y tomar medidas concretas para evitar que se repita.
La regulación de la música que se difunde y la formación cultural de nuestros jóvenes son elementos cruciales para construir una sociedad más sana y consciente.
Salvar la cultura significa salvar la Patria.